Una presencia heterogénea y un reclamo compartido para colmar la Plaza de Mayo
Familias y oficinistas se mezclaron en la protesta con las organizaciones políticas y sociales
“A un mes de la desaparición, el Estado no se cuestiona la represión de su fuerza de seguridad. Somos maltratados por la señora ministra de Seguridad. Recibimos palazos e indiferencia del juez y la fiscal, que nos dice una cosa en la cara y hace otra. Aún no pudieron dar una explicación seria de qué le pasó a Santiago. Siguen negando su desaparición y ahora hasta niegan su existencia”. Las palabras de Sergio Maldonado resonaron desde el escenario que se montó en mitad de la Plaza de Mayo. Delante, tenía una multitud, estimada por los organizadores en 250.000 personas, que desbordaba las calles con banderas y carteles con la cara del joven de 28 años que hace un mes desapareció en Chubut, tras participar de un corte de ruta en defensa de una comunidad mapuche, que la Gendarmería desalojó.
Fue un acto breve, con un pedido concreto y un solo orador: la familia de Santiago Maldonado. En su discurso, Sergio, el hermano mayor pidió, ante una multitud enardecida, la renuncia de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y que la Justicia llame a declarar a todas las personas que participaron del operativo del desalojo de la ruta 40.
Cada mención a la ministra de Seguridad durante la marcha desató una ola de silbidos. Cuando el hermano mayor de Santiago pidió su renuncia, los insultos duraron más de un minuto, hasta que pudo retomar la palabra. “Dejen de sembrar dudas y mentiras. Nosotros jamás nos negamos a nada. Hacerlo sería no querer que Santiago aparezca. Dejen de sembrar sospechas sobre lo que Santiago hacía. La única ideología que mi hermano milita es la de la solidaridad”, remató.
La convocatoria de ayer, al cumplirse un mes de la desaparición de Santiago Maldonado, colmó las expectativas. Desde muy temprano, cuando todavía faltaba una hora para que empezara el acto, los colectivos escolares que venían del conurbano bonaerense ya se estacionaban sobre la avenida 9 de Julio y las columnas militantes avanzaban con sus banderas y pancartas de CTA, Partido Obrero, la Ctera, Izquierda Unida, ATE, y otras organizaciones gremiales, como la que representa a los actores y a los artesanos y artistas, hacia la Plaza de Mayo.
También había familias con carteles escritos a mano, fotos impresas y colgadas al cuello que preguntaban dónde está Santiago.
Estudiantes, militantes, oficinistas, turistas, niños con guardapolvo… el espectro de la convocatoria fue heterogéneo aunque uniforme en dos cosas: todos piden que Santiago aparezca y creen que el Estado es responsable. “Vuelve”, gritaban las banderas turquesas que flameaban en el centro de la plaza, con el rostro de Cristina Kirchner.
A metros del Ministerio de Cultura porteño, Santiago Insaurralde y Benjamín Fichera, dos jóvenes estudiantes se apostaron para acompañar el reclamo.
“Estamos acá porque hay otro desaparecido en democracia. Ésta es la oportunidad de que el Estado nacional, que dio la orden de reprimir, se haga cargo”, dijo Insaurralde. “Estamos acá porque creemos en la política”, agregó Fichera. Souvenirs y mate
Los choripanes y hamburguesas perfumaban desde temprano la Avenida de Mayo, que ya a las 17.30, media hora antes de que comenzara el acto, era intransitable a pie, hasta casi dos cuadras del lugar donde se levantaba el escenario.
También se vendían remeras con la cara de Santiago convertido en un ícono a $ 100 pesos y sándwiches veganos a $ 50. La cerveza y el mate circulaban de mano en mano, en mitad de una multitud que padecía el calor del primer día de septiembre.
Pasadas las 18, los alrededores de la plaza eran impenetrables. Cinco drones sobrevolaban a la gente, cuando Germán Maldonado, el hermano del medio, subió al escenario con su guitarra y rodeado de artistas, cantó una canción que le compuso a Santiago, a seis días de su desaparición. Teresa Parodi le hizo los coros, junto a Liliana Herrera y músicos de La Renga, Arbolito. También se sumó su amigo Pablo.
“¿Dónde está mi hermano Santi?”, cantó Germán, y Parodi y los otros le respondían: “¿Dónde está, dónde está?”. “Digan quién se lo llevó. Si no fue Gendarmería, entonces desapareció. Ahora viaja por el cosmos, en una nave motorhome. Con sus nuevos amigos, peleando en la estrella Orión”, imagina Germán.