El comienzo del fin de una Ruta de la muerte
Avanza la construcción de las autovías para las RP11 y RP56
En nuestro país mueren por año alrededor de 7500 personas en accidentes viales. Se sabe que el 95% de esos accidentes son causados por errores humanos; entre ellos, los choques frontales por sobrepasos en rutas de una sola calzada que, aún hoy, son mayoría en el país. Dos de las más críticas de estas rutas son la RP11 y la RP56 en los tramos Gral. Conesa-Gral. Lavalle la primera (para luego seguir al Partido de la Costa), y Gral. Conesa-Gral. Madariaga, la segunda, para conectar con los balnearios de Pinamar, Cariló y Villa Gesell. Huelga decir que en las vacaciones de verano y en no pocos fines de semana largos, ambos trayectos son abarrotados por automotores de todo tipo y porte, lo que conlleva a muchos errores y accidentes. Durante mucho tiempo se reclamó desde distintos sectores (incluida esta columna) la largamente prometida y nunca concretada construcción de una segunda mano para transformar estas peligrosas rutas en autovías, que obviamente eliminan el choque frontal. Por fin, el gobierno de la provincia de Buenos Aires, después de Semana Santa, dio comienzo a las obras de la construcción de la doble mano desde Conesa hasta San Clemente del Tuyú (58 km de la RP11) y desde la primera localidad hasta Gral. Madariaga (62,2 km). Son los primeros tramos de un total de 158 km a un costo de 4800 millones de pesos. En la RP11 ya se trabaja sin pausa desde San Clemente hasta Gral. Lavalle. Las obras estarían finalizadas en 2020. Más allá de consideraciones políticas, cabe felicitar a las autoridades provinciales y municipales por empezar esta obra tan indispensable como eternamente postergada, que reducirá un 80% los accidentes fatales en una carretera que hasta hoy es una verdadera Ruta de la muerte.