LA NACION

Goles se buscan

La alarmante falta de eficacia de la selección explica la incómoda posición en las eliminator­ias

- Cristian Grosso

La Argentina no ganó en nueve de las 15 jornadas de las eliminator­ias. No ha obtenido ni el 40% de los puntos como visitante, perdió dos partidos como local para crear un registro inédito y la campaña –a esta altura– es tan gris como la que desembarcó con angustia en Sudáfrica 2010. Los números explican por qué la selección no escapa del quinto lugar, ese puesto bisagra, ese lugar inhóspito, cuando el abismo despliega su encantamie­nto de serpientes. Pero flota otra cifra aplastante que expone la desteñida expedición: apenas Bolivia convirtió menos goles. ¡Sí, hasta Venezuela desde el sótano del continente gritó más veces! La metralla de los atacantes argentinos, ese sello que el mundo admira y envidia, hace tiempo que es una brisa suave e inofensiva.

Acostumbra­do a atropellar las estadístic­as hasta reescribir la historia, el mismísimo Messi queda desalinead­o en un rubro que suele ser su especialid­ad. Es el goleador de la Argentina en las eliminator­ias, sí, pero apenas con cuatro gritos. Dos fueron de penal, uno de tiro libre y otro porque se desvió en un rival. Impensado. Síntoma de una selección que en su viaje por Sudamérica hace dos años que está peleada con el gol. La silueta que bosquejó la nueva era de Sampaoli necesita muchos ajustes aún. Es lógico, pero no habrá tiempo. Entonces Messi sigue siendo la mejor tabla de flotación. Incluso, pese a su desinflada cuota goleadora, él sigue siendo el garante. Participó en siete partidos rumbo a Rusia 2018 y el equipo cosechó 16 de los 23 puntos (76%); ausente en las otras ocho fechas, la recompensa se redujo a siete unidades (29%). No puede haber porcentaje­s más concluyent­es.

Las eliminator­ias retratan el desenfoque. El repaso comienza en la etapa de Gerardo Martino (6 goles), que prácticame­nte se mantuvo con el desembarco de Edgardo Bauza (9 goles). Con un grito de Lucas Biglia la selección ganó en Barranquil­la. Un tanto de Gabriel Mercado le dio la victoria a la Argentina ante Chile, en Santiago. También Mercado abrió el triunfo frente a Bolivia, en Córdoba. Fue Nicolás Otamendi el que rescató un empate contra Venezuela a minutos del papelón. Ramiro Funes Mori hizo el primero en Lima en la igualdad con Perú. Tantos clave, y ningún hombre de área. Apenas 15 goles marcó la Argentina en 15 fechas. ¿Gonzalo Higuaín? Uno. ¿Ángel Di María? Dos. ¿Sergio Agüero? Ninguno. Hace tiempo Ezequiel Lavezzi aportó uno y Lucas Pratto en poco tiempo hizo dos, en los números el más rendidor. Icardi acaba de llegar y Dybala

demora su bautismo en la red.

Venezuela y Perú, los próximos exámenes, demandarán de la selección un golpe de autoridad en la cancha. En el área rival, especialme­nte. Sumar los últimos seis puntos que disputará en el Monumental la dejarán a resguardo porque, además, habrá varios cruces entre rivales directos que jugarán en favor de los cálculos de la Argentina. Con una cosecha de 29 aterrizará en Rusia. De todos modos, ya está advertida de que la incertidum­bre seguirá siendo su sombra: hasta la doble fecha final, 5 y 10 del mes próximo, la selección tendrá que esperar para saber si estará su nombre en el sorteo del 1° de diciembre, en Moscú. Únicamente de la mano de la incapacida­d de Diego Maradona sufrió tanto desde que las eliminator­ias se disputan todos contra todos.

Y si el desembarco en Sudáfrica 2010 se trató de un calvario fue porque sobraron síntomas de inoperanci­a y confusión. Tan pobre resulto ésa campaña –las primeras diez fechas correspond­ieron a Alfio Basile– que la selección apenas totalizó 23 goles y a la 15° fecha llevaba 20…. ¡Ahora son menos, 15, con tres juegos por delante! Alarma.

Al ciclo de Sampaoli le toca asegurar los puntos previsible­s, precisamen­te un déficit de la excursión sudamerica­na. La derrota 2 a 0 con Ecuador en el debut, en Núñez; la caída 1 a 0 con Paraguay, en Córdoba; los empates 2-2 con Venezuela y Perú como visitantes…, cachetazos que atornillar­on a la selección al quinto puesto. Ya es hora de secar la pólvora.

El problema no es nuevo, claro. Las tres finales fatídicas las recorrió la Argentina sin acertar ni una bala de plata. Tres partidos, tres alargues, 360 minutos y cero gol. Ni los Cuatro Fantástico­s de ayer ni el Tridente de ahora. Este devaluado peso goleador en las eliminator­ias no es sólo la consecuenc­ia de individual­idades que naufragan. Las razones son más variadas y de fondo. Sin abastecedo­res ni circuitos ni alianzas, los arcos adversario­s se vuelven miniaturas. A la selección de Messi, Icardi y Dybala, o a la de Higuaín, Agüero y Di María le falta gol. ¿Absurdo? Parece una broma de éstas eliminator­ias que de punta a punta le han borrado la sonrisa a la Argentina.

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Pablo porciuncul­a / afp Dybala, Icardi y Messi, en el calentamie­nto previo al clásico con Uruguay; la Argentina necesita que los delanteros conviertan
 ?? M. campodonic­o / ap ?? Messi y Dybala hablan en medio del partido con Uruguay; pese a su plantel de estrellas, el equipo argentino no sabe cómo hacer goles
M. campodonic­o / ap Messi y Dybala hablan en medio del partido con Uruguay; pese a su plantel de estrellas, el equipo argentino no sabe cómo hacer goles
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