LA NACION

Gils Carbó interviene en la investigac­ión por Maldonado

Envió a funcionari­os para apuntalar la tarea de la fiscal de Esquel; un testigo declaró que vio que gendarmes se llevaban al artesano; malestar del Gobierno por la politizaci­ón

- Iván Ruiz LA NACION

La procurador­a general, Alejandra Gils Carbó, adoptó ayer una serie de medidas que dejaron en claro su voluntad de intervenir en la investigac­ión para esclarecer qué pasó con el artesano Santiago Maldonado.

Para el Ministerio Público se trata de un intento de reactivar una causa que no muestra avances, pero para el Gobierno esconde la intención de la funcionari­a de utilizar políticame­nte esa intervenci­ón.

Mientras, en el hecho más relevante desde que comenzó la investigac­ión, un testigo declaró ayer en sede judicial que vio cuando Maldonado era llevado por efectivos de la Gendarmerí­a a un vehículo durante el operativo de desalojo de militantes mapuches, concretado el 1º de agosto, en la provincia de Chubut.

Después de un mes sin resultados, el Ministerio Público Fiscal (MPF) tomó en los últimos días la iniciativa para reactivar la causa Maldonado tanto desde lo judicial como desde lo político, movimiento­s que generaron ayer nuevos coletazos.

Más recursos para encaminar la investigac­ión en Esquel, un pedido para investigar a un funcionari­o del Ministerio de Seguridad que intervino en el caso Maldonado y, sobre todo, el desembarco de funcionari­os de confianza en territorio mapuche para convencer a los testigos. Esto último se convirtió, hasta ahora, en uno de los indicios más firmes para señalar a la Gendarmerí­a por la desaparici­ón de Maldonado.

“Es un caso de mayor preocupaci­ón para el Ministerio Público”, dijo ayer Alejandra Gils Carbó mientras asistía a una conferenci­a en Rosario. Su primer contacto público con el caso había sido la semana pasada, cuando le sugirió a la fiscal de Esquel, Silvina Ávila, nombrar a cinco colaborado­res de las fiscalías especializ­adas para analizar este tipo de casos para así conseguir nuevas pruebas, confiaron fuentes judiciales a la nacion.

Gils Carbó le recomendó a la fiscal de Esquel nombrar a integrante­s de la Procuradur­ía de Violencia Institucio­nal (Procuvin) y de la Unidad Fiscal Especializ­ada en Ciberdelin­cuencia (Ufeci), dos dependenci­as creadas por la procurador­a. Pero mientras se oficializa la designació­n de estos nuevos cargos –que ocurriría en las próximas horas– algunos funcionari­os ya desembarca­ron en la zona con el aval de la fiscal local.

Cerca de la procurador­a inflaban ayer el pecho al recordar que la tarea fina detrás de la conversión del testigo mapuche Matías Santana estuvo a cargo de Fernando Vallone, fiscal ad hoc de la Procuvin, que trabaja desde hace tres semanas con las comunidade­s de Esquel a pedido de la fiscal Ávila. Primero, el funcionari­o había logrado convencerl­o para que hablara sin revelar su identidad, totalmente encapuchad­o.

Pero ayer Santana se presentó oficialmen­te como testigo: declaró ante el juez que vio “con binoculare­s” cómo Maldonado era detenido por la Gendarmerí­a. Es el primer testimonio en el expediente que dice haberlo visto en la marcha y que, además, dice haberlo reconocido en manos de la Gendarmerí­a. Cerca de la procurador­a no descartan que en las próximas horas se acer-

quen nuevos testigos para aportar más evidencia sobre el accionar de las fuerzas de seguridad.

Desde el Gobierno aumentó el malestar con Gils Carbó al considerar que su intención es utilizar políticame­nte la muerte de Maldonado. “No nos cabe duda de que Gils Carbó es garantía de imparciali­dad”, dijo, irónico, un estrecho colaborado­r de Mauricio Macri, mientras el Presidente se reunía ayer con los ministros Germán Garavano y Patricia Bullrich para analizar la evolución del caso. En la Casa Rosada prevén que la procurador­a buscará “obstaculiz­ar”.

El malestar en el oficialism­o con Gils Carbó aumentó cuando recibieron la nota firmada por Sergio Rodríguez, titular de la Procuradur­ía de Investigac­iones Administra­tivas (PIA) –un funcionari­o con llegada a

la procurador­a–, en la que pedía a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, promover un sumario administra­tivo interno para evaluar el desempeño de los funcionari­os de la cartera “en orden a deslindar las eventuales responsabi­lidades correspond­ientes a agentes estatales por la desaparici­ón de Santiago Maldonado durante el desarrollo del operativo realizado en la ruta 40”. El fiscal Rodríguez agregó, además, que “una vez iniciado el sumario se dé intervenci­ón a la Procuradur­ía a fines de analizar oportuname­nte su presentaci­ón como parte acusadora”.

Desde el Ministerio de Seguridad aseguran que ya abrieron una investigac­ión interna, pero indicaron que “no existe la más mínima sospecha de que algún funcionari­o público haya actuado irregularm­ente” durante el procedimie­nto en Esquel. Y considerar­on que el pedido de Rodríguez sólo abarca a los efectivos de las fuerzas de seguridad.

La preocupaci­ón de Gils Carbó por el desempeño de la fiscal Ávila aumentó en los últimos días, informaron fuentes judiciales. Por eso, le sugirió rodearse de especialis­tas sobre violencia institucio­nal, cercanos al Ministerio Público.

No quieren que vuelva a ocurrir –sostienen– lo mismo que sucedió en otros casos, como la investigac­ión por la muerte de Nisman, cuando los fiscales se encerraban en su entorno.

La procurador­a le sugirió a la fiscal Ávila reformar su estructura interna. Desde el Ministerio Público están convencido­s de que la fiscal y el juez actúan “en tándem”, algo que –sostienen– perjudica el impulso de la causa. Enfocaron, específica­mente, sobre la única secretaria de la fiscal Ávila, que es la pareja del juez Guido Otranto.

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Télam Gils Carbó asistió ayer a una conferenci­a en Rosario

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