LA NACION

Desde ahora, un mar de incógnitas nos acechan

- Ricardo Aca El autor es un dreamer, estudiante de la Universida­d Baruch

El martes fue mi primer día de vuelta a clases en la Universida­d Baruch, donde estoy cursando el último año. tenía muchas ganas de volver a la escuela, pero era imposible concentrar­me. Estaba completame­nte distraído con el latigazo de noticias sobre la posibilida­d de que Donald trump elimine el DaCa, la política anunciada por el presidente Barack obama en 2012 que permitió que casi 800.000 jóvenes inmigrante­s como yo pudieran salir de las sombras de la sociedad.

Varios procurador­es generales estatales republican­os han amenazado con entablar un juicio si el presidente no revoca el DaCa para el 5 de septiembre.

antes del DaCa, no podía conseguir legalmente un trabajo. no podía tener una identifica­ción estatal. no podía solicitar prácticame­nte ninguna beca. además, viajar era peligroso.

sin embargo, con el DaCa obtuve seguridad social, identifica­ción estatal y permiso para trabajar. Encontré empleo en un restaurant­e, el cual casualment­e estaba ubicado en uno de los hoteles de trump. Me había estado escondiend­o durante siete años, pero se había acabado.

no es que la paranoia de mi vida anterior se hubiera terminado: todos los dreamers sabían que DaCa era una medida que brindaría una tranquilid­ad temporal y que estaba sujeta a renovación. tienen registrada­s las huellas digitales de todos nosotros, así como los antecedent­es penales.

Esta situación de los dreamers es muy incomprend­ida. no somos un grupo que demos por sentado las bendicione­s que tenemos. sabemos cuál es el peso que llevamos sobre los hombros. El discurso sobre los inmigrante­s en este país es indignante. nunca tomé nada de nadie que no me pertenecie­ra y he trabajado arduamente por todo lo que he logrado. he trabajado arduamente para poder estudiar y construirm­e un futuro, y con el DaCa he empezado a recoger los frutos poco a poco. Me inscribí en una universida­d y estoy cerca de obtener mi título en gestión Pública.

Me deprime imaginar que podría no terminarla o que mi título podría ser sólo un papel sin valor sobre un muro porque no podré tener trabajo cuando me titule. Mi familia podría separarse: si me deportaran, me perdería de la infancia de mi sobrina y de un sobrino que está por nacer. Quiero que mi familia y mi comunidad vivan sin este temor: el miedo a ser deportado y a buscar ayuda, aunque estemos enfermos.

En lo personal, no podría volver a las sombras aunque lo intentara. no obstante, la libertad que he obtenido y el futuro por el que he trabajado tanto podrían terminar hechos pedazos si se revocara el DaCa. Lo peor es que probableme­nte me enteraré de mi futuro en un tuit del presidente. tal vez dependa de su estado de ánimo.

sin importar lo que diga, los dreamers están para quedarse.

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