LA NACION

de aquel debut a los 17 años a este trampolín del momento

Antes resistido y cerca de irse, Benítez le dio el pase a Independie­nte y busca consolidar­se

- Jonathan Wiktor

En la vida de Martín Benítez todo es una cuestión de fe. El misionero de 23 años dice que desde que se acercó a Dios cambió su forma de ver el mundo. Corrigió el rumbo errático que en un momento lo había tentado, se aferró a su creencia y a su familia y ordenó sus prioridade­s. De alguna manera acomodó su vida. Su rendimient­o lo avala: después varios desencuent­ros con los hinchas, y tras el triunfo sobre Atlético de Tucumán que le valió a Independie­nte la clasificac­ión para los cuartos de final de la Copa Sudamerica­na, Benítez dio un paso directo hacia la consagraci­ón popular. Este año, después de un primer semestre muy bueno, parece ser el de su consolidac­ión.

Benítez, que en el pasado solía perderse en sus propios altibajos, dio en la tecla incluso pese al estrés por el juicio que afronta su ex compañero Alexis Zárate, acusado de violación, en una reunión en la que también estaba él, en 2014. La primera parte del año fue tan buena que durante el último receso estuvo cerca de irse al fútbol europeo. La Superliga la empezó con pie firme: en la fecha inaugural, ante Huracán, se despachó con dos goles. En la segunda, en el empate ante Olimpo del viernes pasado, una lesión lo hizo salir antes de tiempo. Una distensión en el isquiotibi­al de su pierna derecha lo pudo haber dejado afuera del duelo con Atlético de Tucumán, pero se repuso a la velocidad del viento. Estuvo en duda hasta media hora antes del inicio del partido. “Me tuve fe, sentí que tenía que jugar”, reconoció más tarde. Benítez decidió que no podía perderse semejante partido, incluso con el riesgo de agudizar su lesión. Le dijo a Holan que quería estar desde el inicio. Así fue.

Benítez necesitó pocos minutos para demostrar que estaba en sintonía. Asistió a Leandro Fernández, quien sacó un remate extraordin­ario y anotó el 1-0. Intervino en la jugada que terminó en el penal a Bustos( desperdici­ado por Fernández). Y cerró la faena con el gol de la clasificac­ión con un remate tan preciso como violento. “La mística existe. Los hinchas y los jugadores históricos te la transmiten”, aseguró Benítez, que un par de veces estuvo a punto de irse a clubes de un segundo rango de Europa.

“Fue una noche especial para todos –reconoció–. Pasé muchos momentos complicado­s. Siempre trabajo con humildad para que la gente piense bien de mí”. Benítez, que debutó cuando apenas tenía 17 años de la mano de Ramón Díaz, da indicios de haber encontrado su rumbo. Aferrado a su creencia religiosa, el joven misionero, tras varios tropiezos, ha logrado esquivar el vértigo de la fama.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina