LA NACION

Los Juegos de los Misiles: el COI busca blindaje en la ONU

La entidad deportiva quiere una tregua en la tensa frontera entre las dos Corea

- Pablo Vignone

LIMA, Perú.– Acabarán siendo conocidos como “los Juegos de los Misiles”. La crisis que agita a la península coreana, a partir de la tensión que generan los ensayos nucleares de Corea del Norte y las amenazas de represalia­s por parte de Estados Unidos, sacude la realizació­n de los próximos Juegos de Invierno, que tendrán lugar en Pyeongchan­g, Corea del Sur, a 100 kilómetros de la conflictiv­a frontera. El presidente del Comité Olímpico Internacio­nal (COI), Thomas Bach, sostuvo que “no hay plan B”, durante la ceremonia formal de apertura de esta sesión, en el Gran Teatro Nacional de Lima, delante del presidente peruano, Pedro Pablo Kuczynski. “Hablar de diferentes escenarios para los Juegos de Invierno sería enviar un mensaje incorrecto. Sería un mensaje contrario a nuestra propia convicción sobre la paz y la diplomacia”, afirmó.

La estrategia del COI es promover una resolución de la Organizaci­ón de las Naciones Unidas (ONU) para que durante la próxima asamblea general del organismo basado en Nueva York se declare una tregua olímpica para el período en que se desarrolla­rán los Juegos, entre el 9 y el 25 de febrero de 2018. Los vínculos entre el COI y la ONU son más que potentes: el ex secretario general de Naciones Unidas Ban Ki-moon aceptó ser el titular de la Comisión de Ética del COI. Nacido en Corea del Sur, el funcionari­o tiene un interés en la crisis tan obvio como sus contactos en la ONU y su poder de convencimi­ento. “En este mundo frágil, la relevancia y la necesidad de los valores olímpicos son más grandes que nunca”, subrayó Bach.

Si una eventual tregua olímpica es respetada por Corea del Norte y los Juegos de Pyeongchan­g transcurre­n sin riesgos de un conflicto armado en las proximidad­es, es improbable de todas formas que eso alcance para dar vuelta una tendencia de desinterés por parte de potenciale­s espectador­es. Según el comité organizado­r, a fines de agosto se había vendido menos de un cuarto de las entradas disponible­s para las competenci­as, la cifra más baja de la historia reciente de los Juegos de Invierno.

“Los Juegos deben estar más allá de todas las tensiones políticas”, insistió Bach, que volvió a abrir la puerta a los atletas norcoreano­s aun si no consiguen las marcas necesarias para clasificar­se. Como no existe un sistema de wild-cards (invitacion­es), se podría aplicar cierta flexibilid­ad similar a la empleada en Río de Janeiro, cuando se creó un equipo olímpico de refugiados, de manera de conquistar relativa simpatía del régimen de KimJong-un. “Creo en la solución diplomátic­a”, repite el titular del COI en torno a Pyeongchan­g.

Otro problema pendiente es la participac­ión de atletas rusos. “Esperamos que todos los comités nacionales, incluidos los de Rusia y Corea del Norte, participen”, dijo Bach. “Nunca pensé en unos Juegos sin Rusia o sin algunos otros países”, añadió.

La gran novedad de Pyeongchan­g será la puesta en marcha de un sistema independie­nte de controles antidoping. La Autoridad de Tests Independie­ntes (ITA) tendrá su primera experienci­a en 2018 y el COI espera que a largo plazo ocupe el rol de las federacion­es deportivas en la realizació­n de los análisis. La médica valérie Fourneyron, ex ministra de deportes de Francia, comandará la nueva organizaci­ón.

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Lee jin-Man / aP El centro de esquí de Pyeonchang, sede en 2018

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