LA NACION

La carrera por las urnas

La diputada encontró en Rodríguez Larreta un inesperado aliado en sus recorridas

- Laura Serra

Carrió, Filmus y Lousteau, detrás del voto porteño; un distrito bonaerense clave: Quilmes.

Un acto de Elisa Carrió bien podría confundirs­e con una puesta teatral de stand up en la calle Corrientes. Después de tantas campañas a cuestas –esta es la décima en su carrera política–, Carrió perdió todo filtro y así se comunica con la gente: sin libretos prediseñad­os ni frases estudiadas, combinando humoradas sobre su vida personal y sablazos contra sus adversario­s.

A veces sus asesores se agarran la cabeza, como con vergüenza ajena. Ni qué hablar de sus socios de Cambiemos, que así como la veneran, le temen.

Encontró en Horacio Rodríguez Larreta, el jefe de gobierno de la ciudad, un buen partenaire en su stand up electoral.

En las sesiones que comparten vía Facebook Live, en las que responden preguntas de los vecinos, Rodríguez Larreta oficia de conductor y ella, de candidata estrella de la Capital. Algunos diálogos son desopilant­es.

-Aquí una vecina de San Telmo pregunta si está previsto sacar los adoquines de las calles –arranca Rodríguez Larreta–.

-Los adoquines son horribles para los tacos de las mujeres… no se puede caminar. Ahora que mi prioridad es conseguir novio, imposible si tengo que caminar entre los adoquines.

Se escuchan las risotadas en el estudio. Larreta sigue: -otro vecino que pide que arreglemos las veredas…

-Las veredas están imposibles, señor jefe de gobierno, en algunas no se puede caminar, están todas rotas… Lo que sí quedó divino, y se lo tengo que decir, es la estación de Retiro… ¡¡Si me pareció estar en Washington!! Mejoró el ambiente, si hasta la gente se viste mejor, se siente tratada como persona.

Pero lo de Carrió no son las veredas, ni el transporte público, ni los problemas municipale­s.

“Vos no te preocupés, Horacio, por lo que algunos dicen que después de estas elecciones me voy (de candidata a jefa de gobierno) en la Ciudad”, le dijo, mirándolo a la cara.

Sucedió en un acto anteayer, en Núñez, con vecinos del barrio. “Estaría bueno”, atinó a responder Rodríguez Larreta. “¡Pero ni loca, si ni sé lo que es una cloaca!”, exclamó.

“Yo, la verdad, detesto el poder. Lo detesto porque amo la libertad. Yo les confieso –dijo, mirando al público que la rodeaba en 360 grados, la única innovación que aceptó del asesor ecuatorian­o Jaime Durán Barba– que me aterraba la idea de ir a olivos (como presidenta). En ese lugar, yo sentada frente a un escritorio, tan lleno de fantasmas; un horror.”

Evidenteme­nte, a Carrió no le seduce lo ejecutivo del poder, pese a haber competido ya tres veces para llegar a la Casa Rosada. Sabe que su lugar es el Congreso. Y que desde allí ella ejerce su propio poder.

“¿Ustedes creen que yo voy a votar cualquier ley?, preguntó, a manera de desafío. El público que la rodeaba le respondió con un sonoro “noooo”.

“Yo no voy a votar cualquier ley que me impongan, aquí rige la República y la división de poderes. Yo voy a votar las leyes consensuad­as. Por suerte en este espacio (Cambiemos) aprendimos a dialogar, venimos todos de espacios diferentes y aprendimos a consensuar. Hoy se hablan las cosas, se discuten, hay acuerdos y si nos los hay, bueno… se definirá en el recinto”, recrea orgullosa la dinámica alcanzada por el oficialism­o en el Congreso.

En sus visitas y recorridas de campaña, Carrió se siente en su salsa cuando despacha sus ya clásicas estocadas contra sus adversario­s políticos. Jueces incluidos.

“La República requiere jueces independie­ntes. Esta corriente que se evidenció en las PASo, una corriente que desborda, que ya derrotó al miedo, es una catarata contra los jueces indiferent­es, pacatos, remolones y corruptos”.

La candidata no ahorra calificati­vos para criticar la excesiva demora de los jueces para decidir sobre los casos de corrupción.

“José López y Lázaro Báez son actores secundario­s, son empleados. Aquí los que tienen que estar detenidos son Julio De Vido, por empezar. Qué me van a hablar de la detención de «el Pata» Medina… cuando lo vea preso a (Hugo) Moyano vamos a hablar”, exclamó.

En esta segunda y última etapa de campaña rumbo a las elecciones del 22 del mes próximo, Carrió busca mostrarse tranquila, sin el exitismo que podría embargar a cualquier candidato que se sabe ganador.

“A mí el éxito me quita adrenalina”, soltó, como añorando aquellos tiempos electorale­s difíciles, como cuando obtuvo el 1,82% en las elecciones presidenci­ales de 2011.

La política siempre da revancha, y de eso puede dar fe Carrió: con poco más del 50% de los votos en las últimas primarias, con la gente arremoliná­ndose alrededor para sacarse una selfie con ella, con la agenda saturada de actos y visitas al interior para proyectar su figura a los candidatos de Cambiemos, la líder de la Coalición vive su mejor momento.

 ?? Cambiemos ?? Carrió logra un gran feeling con la gente en la calle
Cambiemos Carrió logra un gran feeling con la gente en la calle

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