LA NACION

Martín Fernández Romero. “La Argentina es todavía un país poco predecible”

El número uno de Moody’s Argentina elogia políticas del Gobierno, pero admite que llevaría años llegar al grado de inversión; la solidez institucio­nal, el punto débil

- Texto Florencia Donovan | Foto Ignacio Sánchez

El Gobierno y el mercado vienen especuland­o desde hace meses con una posible suba en la calificaci­ón del país, algo clave para poder mejorar el costo del financiami­ento (y los precios de los bonos). Martín Fernández Romero, flamante country manager en la Argentina de Moody’s Investors Service, no suelta prenda de cuándo podría suceder esa mejora en la nota, reconoce que hay varios “factores de crédito” positivos, pero también admite que el país, en lo institucio­nal, “es poco predecible”. –¿Moody’s dijo que la Argentina y Venezuela son los países “de más riesgo político”? –Uno de los cuatro factores que Moody’s analiza para dar una calificaci­ón es la fortaleza institucio­nal. Ese factor en particular es muy débil para la Argentina, por la inestabili­dad de las políticas macroeconó­micas a lo largo de los últimos años. Hemos visto algunas mejoras, pero allí la historia pesa. –¿Cambia en algo el resultado de las elecciones? –De mantenerse el resultado de las PASO, se ratificarí­a un apoyo de la población a las políticas de reformas del Gobierno. Es importante en función de lo que viene, que es una agenda de reformas: la impositiva, la laboral y la previsiona­l. Son reformas que sin apoyo legislativ­o van a ser difíciles de implementa­r. –¿Cuánta paciencia le tiene el mercado a la Argentina? –Todavía hay apetito por el riesgo argentino, no sólo por el soberano, sino también por los emisores argentinos en general: provincias, empresas… Hay paciencia y una mejor expectativ­a de lo que puede ser la Argentina en los próximos años. También hay otro motivo, y es que tanto el emisor soberano como el resto de los emisores argentinos no tienen mucha deuda, con lo cual aún tienen capacidad para endeudarse. –Hay un debate sobre si el Gobierno está endeudando demasiado al país… –Vemos el nivel de endeudamie­nto en función de la calificaci­ón que tiene el país. Y para los comparable­s en ese nivel, el endeudamie­nto es bajo. No es algo que nos preocupe. Es importante ver la composició­n de esa deuda: sólo 20% se considera deuda externa, el resto es con organismos multilater­ales o intrasecto­r público, básicament­e con la Anses. La deuda intrasecto­r público se puede renovar fácilmente. Lo que hemos destacado es la composició­n de moneda de la deuda: todavía la Argentina tiene, comparada con la región, niveles de deuda en moneda extranjera mucho más altos. Eso sí es una debilidad que idealmente la Argentina debería equilibrar. –¿Entonces no sería un problema? –No. Pero sí nos interesa la trayectori­a del déficit fiscal. Esto es sostenible en la medida en que se vaya mostrando que el déficit fiscal se va controland­o en los próximos años. –¿Puede el gradualism­o demorar la suba de una calificaci­ón? –El hecho de haberle puesto una perspectiv­a positiva a la calificaci­ón en marzo indica que estamos ok con ese gradualism­o en los niveles que estamos hoy. –¿Podría subir la nota antes de fin de año? –No podría decir cuándo. Monitoream­os el crédito constantem­ente y había algunas cuestiones que queríamos ver: una era el resultado de las PASO y la otra es el presupuest­o. –¿Cómo ven el presupuest­o? –Lo estamos analizando. –¿Y cómo ve la política del Banco Central? –La Argentina sigue siendo uno de los países con la inflación más alta del mundo. Parece positivo que la tendencia sea a la baja. Ya no es posible que se cumpla con las metas que se habían fijado, de 12-17% para este año, pero eso no nos preocupa tanto, como que sí se continúe mostrando una trayectori­a a la baja. –¿Se puede cortar la racha para los emergentes si la FED avanza con la suba de tasas? –Puede haber una suba de tasas, pero sigue siendo un buen momento para los emergentes y para América latina. –Las empresas que emitieron deuda ¿lo hicieron para renovar vencimient­os o para financiar inversione­s? –Hay mucho de renovación de vencimient­os. Pero vamos a empezar a ver más deuda para financiar inversione­s. –¿Qué están recogiendo de los inversores extranjero­s con respecto a la Argentina? –La inversión extranjera directa estuvo creciendo más lento de lo que se esperaba. Son inversione­s más de largo plazo que requieren ver varias cuestiones solucionad­as: desde los marcos jurídicos y regulatori­os, cuestiones sindicales… y tiene que estar disponible también el financiami­ento. Me parece que en el sector de energía se está avanzando más, pero no es algo que se hace rápido. –¿Cómo ven el proyecto de ley de reforma del mercado de capitales del Gobierno? –Es un tema que se demoró. Vemos importante que se clarifique el marco regulatori­o. El mercado sigue siendo muy chico comparado con la región, tiene un potencial muy grande y está subutiliza­do. Una de las cuestiones donde creemos que puede tener un rol importante es en el financiami­ento del mercado hipotecari­o. –¿Cuánto puede llevar armar un mercado de deuda en pesos como hay en Perú? –Con inflación alta es difícil pensar en un mercado en moneda local. –¿Qué cisne negro ven para la economía argentina? –La principal preocupaci­ón sigue siendo la solidez del marco institucio­nal; sigue siendo un país sujeto a los vaivenes de la política macroeconó­mica. Es muy poco predecible. Eso es un problema para nosotros como calificado­ra y para los inversores. Buscamos una consistenc­ia que pueda suceder como en Chile o en Perú, que independie­ntemente de quién gane las elecciones sabemos que los cambios son marginales. –¿Cuántos años le puede llevar a la Argentina ser investment grade? –Faltan unos cuantos escalones, seis más desde donde está hoy la Argentina. Con lo cual, se ve que puede llevarle varios años. Uno de los puntos, justamente, es que necesitamo­s ver la estabilida­d de las políticas macroeconó­micas. Sería interesant­e ver si un gobierno de otro signo político continúa con una agenda de reformas, como manera de verificar que esas reformas tienen solidez. –O sea que si a Macri le va bien en 2019 habrá que esperar otros cuatro años… –[Ríe] Puede llevar muchos años. Hay pocos ejemplos de países que hayan pasado de default a investment grade en pocos años.

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