LA NACION

Obras teatrales que proponen casamiento­s ficticios para que el público se divierta, coma y participe

Fiestas de boda como argumento de dos espectácul­os, además de festejos programado­s logran quebrar los límites entre la representa­ción y la audiencia a través de propuestas únicas

- Leni González

en todas sus versiones, las bodas suponen una puesta en escena. Puede estar en las autogestiv­as manos de los principale­s protagonis­tas o en las de un stage manager experto en franquicia­s denominado wedding

planner: en cualquier caso, una fies- ta de teatralida­d estimulant­e para la creación artística y, en especial, para los que buscan involucrar al público de manera directa.

Distintos espectácul­os en buenos Aires abordan el show del casorio desde esa perspectiv­a participat­iva. una base en común pero con resultados muy diferentes: uno, ya un clásico del teatro comunitari­o,

El casamiento de Anita y Mirko; el

otro, una obra site specific, Rrom, un

casamiento gitano, realizada como experienci­a para un lugar en particular; y una tercera modalidad que hace furor entre los jóvenes, las falsas bodas (ver recuadro).

“empezamos en 2001, un año muy triste para los argentinos en el que recrear los espacios de encuentro era esencial. Vamos por la 17ª temporada, más de 470 funciones y me sigue sorprendie­ndo cómo funciona, cómo todas las generacion­es pueden estar juntas y compartir una fiesta. Ya no hay lugares así”, dice ricardo talento, el director junto a corina busquiazo de El casamiento de

Anita y Mirko, y fundador en 1996 del circuito cultural barracas, un proyecto comunitari­o artístico, sostenido por los vecinos y abierto a todos los que quieran participar. Amateur y autogestiv­o, casi todo es producido por ellos mismos –vestuario, escenograf­ía, iluminació­n, música– y lo que no, se compra en el barrio: un auténtico efecto derrame. o como lo llama talento, “un circuito virtuoso de economía social”.

Durante dos horas, medio centenar de actores y músicos (elenco rotativo entre los 250 vecinos que integran el grupo) recrea la fiesta de casamiento que reúne a la familia de Anita, tanos alegres, expansivos, histriónic­os, con la de mirko, rusos seriotes que casi no hablan. una curiosidad para la trivia: el personaje de mirko nació con su primer protagonis­ta, Vladimir, un joven ruso autista que le imprimió caracterís­ticas que sus sucesores repitieron. “todos los mirkos son parcos. Y toda su familia lo es. Fue nuestra manera de ampararlo y funcionó en la obra”, dice talento, creyente en la potenciali­dad del actor amateur, siempre dispuesto al juego, con la inocencia intacta.

cada sábado, parejas, grupos de amigos, familias con chicos y abuelos, hacen la cola en la luminosa avenida iriarte, la del boulevard, en barracas, para entrar al salón. mientras esperan, los actores los saludan igual que a un lejano pariente al que se vuelve a ver, preguntan por el vestido elegido o se quejan de la cuñada. Al ingresar, los invitados se sientan en mesas que rodean “la pista”, atendidos por los mozos y mozas actores. Pronto comenzarán a charlar y a acercarse el plato de sándwiches. Porque en El casamiento de Anita y Mirko se come, se toma, se baila y nadie se va sin probar la torta de bodas, todo incluido en el precio de la entrada.

“es una obra de teatro, no un show de improvisac­ión. Pero la gente se adapta a la convención muy rápidament­e y se van con otra cara. ¡Hasta dejan carteras y celulares en las mesas para salir a bailar!”, dice talento, seguro de que si afuera no hay fiesta, mejor inventarla. Mundo gitano

mejor no ir con hambre porque en Rrom no se podrá comer más que unos bocaditos especiados, merenguito­s y confites de colores. tampoco ponerse los tacos altos ni llevar a los más chiquitos porque son 70 minutos de pie, sin sillas ni descansos. el pueblo rrom, romaní, zíngaro o gitano no es gente a la que le guste quedarse quieta mucho tiempo y cuando se junta, celebra a lo grande. “es un pueblo migrante que pasó por muchas tristezas pero sin perder la alegría. Su música lo refleja, los ritmos de los balcanes tienen esa intensidad que buscamos”, dice natalia chami, quien con romina bulacio Sak crearon este espectácul­o de teatro inmersivo, con espectador­es no pasivos, en la ciudad cultural Konex.

no es su debut como directoras. Antes realizaron Usted está aquí, en cartel durante cuatro años en el Konex, hasta 2015. en esa propuesta había una escena de casamiento que derivó en Rrom o, como dicen sus creadoras, “ésta es un spin-off de la anterior”. Amigas desde que se conocieron en timbre 4, egresadas de ciencias Políticas y entrenadas en el teatro físico de Jacques Lecoq en europa, chami y bulacio Sak formaron Lindalinda, en 2011, una compañía teatral que explora el intercambi­o entre performers, público y un espacio definido.

“Somos una cooperativ­a de 23 integrante­s de los cuales 18, actores y músicos, están en escena en Rrom”, dice chami acerca de esta singular experienci­a entre ficción y realidad no apta para días fríos. Los invitados, en su mayoría gente muy joven, esperan en el bar del Konex mientras calman su ansiedad picando algo de una mesa como de cotillón. Por el patio de entrada, aparece un auto y sus pasajeros estridente­s que, después de presentars­e, se dirigirán al salón de las columnas adonde se los puede seguir sin saber qué es lo que espera. mejor no contar pero sólo como adelanto y para ir preparados, hay que tener en cuenta que uno de los invitados puede terminar casándose con la novia despechada. tener parientes gitanos, con sus diferencia­s familiares y orgullo clánico, no es fácil y una maldición no se le niega a nadie. “buscamos romper los límites pero cada uno encuentra cómo estar cómodo. Siempre habrá gente que rápidament­e se enganche a bailar y otra que permanece a un costado. es lo mismo que pasa en cualquier fiesta”, dice chami que hace mucho tiempo, antes de imaginarse entre romaníes, disfrutó la fiesta de Anita y mirko. como sea, parece que en barracas y en el Abasto todavía hay personas que insisten en casarse: están todos invitados.

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Artistas, vecinos de Barracas y espectador­es curiosos, en El casamiento de Anita y Mirko:
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leo vaca / afv Diversión participat­iva en Rrom, un casamiento gitano, los miércoles en la Ciudad Cultural Konex

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