LA NACION

A Cristina se le va el tren de la historia

- Diego Sehinkman

Alas 8.33 del miércoles 22 de febrero de 2012, el chapa 16 entró a la estación de Once sin frenos y produjo una catástrofe. Y un mediodía del 28 de septiembre de 2017 Cristina entró al estudio de Crónica sin frenos inhibitori­os y produjo otra: acusó al maquinista y dijo que el Estado no fue responsabl­e. O sea, se llevó puestos a los familiares de los 52 muertos que esta semana pedían justicia en Comodoro Py. Éstas fueron las palabras exactas de la locomotora: “El tren frenó en todas las estaciones antes, pero el chofer no accionó el freno. Si vos no frenas y te estrellás, bueno...”. La entrevista con Gelblung se trató del ejercicio de negación más terrible que se haya visto de parte de la ex presidenta y la frase “si vos no frenás y te estrellás, bueno...” deberá ser exhibida como pieza de colección en el museo de la canallada política.

En el mismo pasaje de la entrevista terminó de hundir al motorman: “El padre de este chico [una de la víctimas] me recordaba que el maquinista nunca pudo explicar por qué nunca apretó el freno”. En rigor, Cristina tampoco puede explicar por qué ella nunca apretó el freno de ese vagón de plata que iba y venía entre el Ministerio y los concesiona­rios.

–Cristina hizo una autocrític­a. Dijo que quizás se equivocó en las formas.

–Tiene razón. Se la llevaron de forma escandalos­a.

En rigor, no es el primer choque de la semana. Entrevista­da por el diario El País, de España, la ex presidenta dijo que durante la última dictadura ella y su marido no presentaro­n como abogados ningún habeas corpus en Santa Cruz porque allí no hubo desapareci­dos. Falso. Se habla de al menos 15 personas.

Mientras tanto, ¿cómo le va a Macri? Tal como dijo el analista Jorge Giaccobe, el presidente pierde imagen e intención de voto cuando juega solo: “Lo que más daño le hizo a Macri este año fue Mirtha Legrand”. Giacobbe explica que las movilizaci­ones de la oposición hoy generan “el resultado contrario”. Es decir: no hay paro general ni amenaza de un Pata Medina de “prender fuego la provincia” que perjudique­n al Gobierno, sino lo contrario. Macri, el que quiere ir quitando los subsidios, crece también merced al subsidio político que le provee cada aparición de la ex presidenta. Algunos indicadore­s económicos repuntan y otros no: el consumo cayó casi el 3 por ciento. Pero hoy algunas encuestas muestran que la gente hace la siguiente ecuación: “Con Cristina estaba mejor, pero apuesto a este gobierno porque a aquel pasado no quiero volver”.

Algo se dio vuelta en una parte de la sociedad argentina: ya no se vota sólo con el bolsillo. La panza puede doler por hambre pero también por rechazo a la mentira.

“Yo soy peronista, no me digas kirchneris­ta”, le dijo la ex al correspons­al español. Según varias encuestas, Bullrich le saca en la provincia de Buenos Aires entre dos y cinco puntos a Cristina. Si la derrota se confirma, de a poco el kirchneris­mo irá quedando atrás. El tren de la historia no se detiene. Tarde para que De Vido invierta en frenado.

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