LA NACION

Jon Azua. “La competitiv­idad debe ser un medio para mejorar la calidad de vida”

- Francisco Jueguen

Uno de los padres de la transforma­ción del País Vasco asegura que los cambios deben basarse en el largo plazo, la sustentabi­lidad y la innovación

Jon Azua, uno de los padres de la transforma­ción productiva del País Vasco, modelo observado de cerca por el Gobierno, pronuncia palabras que ya se escuchan en los eventos oficiales. “Para nosotros, no había buenas o malas industrias, sino maneras buenas o malas de hacer las cosas”, estimó el investigad­or del Instituto de Estrategia y Competitiv­idad de Harvard.

Azua afirma que la reconversi­ón vasca de los años 80 se basó en el largo plazo, la sustentabi­lidad, la internacio­nalización, clusters en lugar de sectores, la inversión en innovación productiva y la mejora de la competitiv­idad. Pero, fundamenta­lmente, todo nació de la necesidad de una reinvenció­n. “La competitiv­idad debe ser un medio para mejorar la calidad de vida de las personas”, aclaró el ex funcionari­o vasco, miembro del Consejo Asesor de Competitiv­idad del World Economic Forum y profesor en Orkestra-Instituto Vasco de Competitiv­idad, que hace unos días pasó por la Argentina. –¿Cuál es la clave del plan productivo del País Vasco? –Que nos apropiamos de nuestro futuro. Hicimos una estrategia de largo plazo y con continuida­d, integrando de forma progresiva al conjunto de actores implicados, que hoy luego de 40 años sigue adelante. Esta estrategia tuvo dos componente­s claves: aumentar la competitiv­idad y la internacio­nalización de las empresas vascas, construyen­do sobre las capacidade­s industrial­es existentes. Los factores de éxito fueron visión integral, liderazgo constante, pensar a largo plazo y evitar los atajos, reinversió­n permanente y un fuerte anclaje institucio­nal, con un objetivo último: aumentar el bienestar de los ciudadanos. –¿Cómo fue la reconversi­ón industrial en los años 80? –Este proceso de transforma­ción fue posible gracias a dos cosas: primero, al impulso de medidas sociales, económicas activas sobre la base productiva en una nueva concepción de la política industrial con orientació­n hacia el largo plazo, desde la coopetenci­a [sic] públicopri­vada y, segundo, una fuerte red de bienestar social. Nunca perdimos de vista que la competitiv­idad tenía que ser un medio para mejorar la calidad de vida de las personas. Competitiv­idad en solidarida­d fue nuestro reclamo. La estrategia global de largo plazo exigía tres cuestiones prácticas por acometer. Primero, reinventar, fortalecer y añadir valor a nuestras industrias básicas, en una nueva orientació­n clusteriza­da. Segundo, una acción transforma­dora de empresas en dificultad­es o crisis, con énfasis en la reorientac­ión estratégic­a y laboral. Tercero, promover y atraer nuevas inversione­s, con medidas extraordin­arias y nuevos instrument­os ad hoc. La “clusteriza­ción” como factor de competitiv­idad fue el nuevo esquema de transforma­ción. –¿Cómo trabajaron con sindicatos y empresario­s? ¿Fue gradual? –Incluimos a todos con vocación de una coalición amplia, si bien cada uno jugó su propio rol. Por supuesto que hubo disidencia­s y hasta incredulid­ad. Los empresario­s tuvieron que aprender a moverse en un escenario nuevo, los sindicatos estaban escépticos o abiertamen­te en contra. Fuimos sumando a los diferentes agentes gradualmen­te, mientras lográbamos mostrar resultados poco a poco –Hoy la Argentina tiene una baja inversión en I+D. ¿Qué hizo el País Vasco en su transforma­ción? –Modernizam­os el tejido industrial mediante la promoción de actividade­s de I+D en las empresas, el desarrollo de programas de formación de investigad­ores, la diversific­ación empresaria­l y la industrial, y por supuesto, reinventan­do una política tecnológic­a propia, dotando de medios a nuevas generacion­es de Centros Tecnológic­os desde el impulso conjunto IndustriaE­ducación. Esta política industrial nos permitió crear un ecosistema científico productivo, con un fortísimo apoyo público y orientado a las demandas de la producción. Hoy, el País Vasco es un centro de competitiv­idad y una de las regiones europeas más innovadora­s, un gran laboratori­o de ideas; la I+D es el 34% del gasto público y el 45% del gasto empresaria­l. –¿Qué son los clusters? –Es la concentrac­ión geográfica de empresas o industrias interrelac­ionadas, focalizada en el binoTexto mio economía-territorio. Rompe el concepto sectorial y amplía los espacios naturales de actividad económica. En el País Vasco crearon una red de centros tecnológic­os que, en vez de funcionar bajo un esquema de transferen­cia, innova en base a la demanda de las empresas. Además, redefinier­on su sistema de formación profesiona­l para orientar la oferta laboral hacia las necesidade­s del sector privado y del empleo del futuro. –¿Cómo se trabajó la internacio­nalización de las empresas? –Creando un fuerte anclaje institucio­nal, repensando las cadenas de valor en las que debíamos participar, su nicho de intensidad especializ­ada y el rol a jugar en cada una de ellas. –¿Qué sectores se eligieron? –La estrategia fue contra corriente a lo que se pensaba hace 40 años. Era un contexto de debate de industria o servicios, donde claramente la industria era vista como el pasado y los servicios como el futuro. Lo normal era “elegir sectores ganadores”, en un contexto de gobierno versus empresas. Pero para nosotros no había buenas o malas industrias, sino maneras buenas o malas de hacer las cosas, y el camino definitiva­mente era el de la cooperació­n público-privada, la redefinici­ón de modelos de negocio, crear un marco para toda actividad económica y la interacció­n manufactur­a-servicios-tecnología, en procesos de cocreación de valor. Dimos prioridad a lo que teníamos.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina