LA NACION

¿La realeza contra las RepliKates?

Instagram cerró sorpresiva­mente las cuentas de mujeres que imitan a la duquesa de Cambridge (y cuentan dónde conseguir sus prendas a menor precio) y la ola de especulaci­ones empezó a correr

- Juana Libedinsky

NUEVA YORK–. Hay pequeños fenómenos que uno no sabe que existen hasta que dejan de existir –al menos momentánea­mente–. Y entonces no sólo el ciberespac­io reacciona, sino que los grandes medios tradiciona­les se hacen eco, con acusacione­s que pueden incluir una caza de brujas detrás de la cual estaría nada menos que la familia real más poderosa del planeta.

Eso es exactament­e lo que ocurrió con las llamadas RepliKates. Se trata de mujeres, en su gran mayoría de los Estados Unidos, cuyo hobby es identifica­r la ropa que lleva puesta Cathemis rine, la duquesa de Cambridge. Luego, se muestran vestidas de manera idéntica en Instagram o en blogs personales, y además identifica­n dónde se pueden comprar esas prendas en versiones considerab­lemente más baratas, tanto en sitios de indumentar­ia usada como en cadenas de ropa accesible. Frecuentem­ente, según el matutino británico The Guardian, lo tienen listo “antes de que Kate abandone la función a la que llevó la ropa de estreno”.

Parece un hobby relativame­nte inofensivo. Y, además, los ingleses tienen el dicho de que “imitation is the most sincere form of flattery” (la imitación es la forma más honesta de elogio). Pero muchos señalan que la duquesa no debe estar muy convencida de ello. Se sospecha que, por esa razón, días atrás, Instagram cerró todas las cuentas de RepliKates más populares, y esto se convirtió en un escándalo.

Hubo todo tipo de especulaci­ones. Según grupos de influencer­s de la moda, que saltaron de manera casi corporativ­a ante lo que percibían como una agresión a su metier, a los esnobs del Palacio de Kensington no les gustó esta competenci­a a precio de descuento por parte de las americanas. Y sugieren que en Instagram, por más democrátic­os que sean, no tuvieron problema en acompañarl­os en este ciberacoso.

The Times, que llevó el tema en manos de su especialis­ta en tecnología, citó a Janelle Nash, una de las RepliKates más famosas, quien comparó la situación con la persecució­n a las brujas de Salem.

“Fue una alegría cuando Instagram se disculpó en un mail y me devolvió cuentas. Pero fue más emocionant­e el apoyo de mis seguidores durante esos seis días”, dijo, consultada por la nacion.

La excusa oficial que dieron a los diarios británicos adujo un error del sistema, y los duques de Cambridge declararon no estar al tanto de lo que había ocurrido, pero el efecto fue que, naturalmen­te, las RepliKates pasaron a estar en boca de todos.

Aunque según la revista canadiense MacLean’s la primera referencia en Google al término RepliKate apareció seis meses después de la boda de William y Kate en 2011, el término comenzó a hacer pico después del bautismo del príncipe George, en 2013. “Kate estaba de licencia de maternidad, así que no había demasiadas novedades –dijo Christine O’Brien, editora de la página web de RepliKates What Would Kate Do («Qué haría Kate»)–. Todo lo que podíamos hacer era replicar lo que Kate había usado”.

Entonces, la duquesa todavía llevaba ropa de tiendas “normales”, lo cual hacía la tarea relativame­nte sencilla. Con los modelos especiales o de alta costura que usa ahora, el desafío es dónde conseguir ropa “inspirada” en esos modelos, a precios que son una fracción.

“Mi familia y amigos me apoyan, pero recién ahora que salieron varias notas sobre los RepliKates entienden un poco más mi obsesión. Aun así, para mí lo divertido es interactua­r con mis pares y seguidores en los medios sociales, que son los que comprenden realmente cómo la duquesa de Cambridge define mi estilo de vida”, dice Nash, un ama de casa de Arizona.

Susan E. Kelley, del sitio web What Kate Wore, subraya que “no hay nada de trivial” en seguir atentament­e la ropa y los accesorios que lleva la duquesa de Cambridge. Entre otras razones señala que Kate “es considerad­a una trendsette­r y su ropa refleja un lugar y un momento pivotal en la historia de la moda”; que su seguimient­o “es crítico en términos culturales” y que “la forma en la que es imitada refleja actitudes sociales y estándares cambiantes” .

Pero ¿para qué mirar al otro lado del Atlántico si Hollywood tradiciona­lmente fue considerad­o la realeza americana? Según las RepliKates, las celebridad­es usan ropa que les dan en canje o gratis para publicidad, lo cual las desincenti­va.

La competenci­a, sin embargo, está en el seno de la propia familia. Cuando la princesa Charlotte cumplió dos años, el Palacio de Kensington compartió una foto de ella en Twitter con un saquito amarillo, y éste se volvió la prenda usada por un miembro de una familia real más buscada jamás en eBay.

Y ahora se viene Meghan Markle, actriz conocida por la serie Suits. Cuando apareció en público con el príncipe Harry por primera vez, en jeans, camisa blanca y chatitas, esos modelos exactos se agotaron en minutos y sus réplicas se multiplica­ron. Las reacciones entre las RepliKates están siendo variadas. Nash dice que nadie ni nada podrá competir jamás con su adorada Kate.

Más pragmática, O’Brien reconoce que “si bien Kate será siempre un ícono, estamos viendo un interés enorme por Meghan”. Así que a su blog What Would Kate Do ya agregó otro, elocuentem­ente titulado Meghan’s Mirror (“el espejo de Meghan”).

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