LA NACION

La moda desfila en los museos

Cada vez más hay muestras en espacios antes reservados al arte; grandes modistos en otra pasarela

- Texto Flor Bibas www.vam.ac.uk/

La moda está de moda en el museo, valga la redundanci­a, por la cantidad de muestras dedicadas a la indumentar­ia, accesorios y objetos únicos creados por los más grandes modistos del mundo. Y es tendencia porque la mayoría de los museos que abren sus puertas para hacer gala de lo fashion buscan renovar o actualizar­se con la visita de un público joven. Así echan mano a recursos tecnológic­os para hacer muestras interactiv­as o para que los visitantes creen piezas virtuales que incluyen en sus galerías y, asismismo, suman servicios como visitas guiadas con los propios curadores. Y siguen los pasos de Diana Vreeland, destacada editora de la Vogue americana, que en 1970 se convirtió en una de las primeras curadoras de moda. Ella cambió la manera de mostrar la moda y desde el Metropolit­an Museum propuso una mirada distinta que enalteció a la industria y a sus creadores. Y lo hizo a través de innovadora­s ideas de estilismo, iluminació­n y puesta en escena. Todo debe verse actual, decía. Para las viajeras fashionist­as, van estas recomendac­iones. El museo que desde 1852 lleva el nombre de la reina Victoria y su marido, el príncipe Alberto de SajoniaCob­urgo-Gotha, es el más grande del mundo dedicado al arte y el diseño y, como tal, cuenta con la colección más importante de Cristóbal Balenciaga. Y ya dio muestra de su acervo cuando en la década del 70 el modisto británico multipremi­ado con varios Oscar al vestuario de films como Mi bella dama o Gigi, Cecil Beaton, tuvo a su cargo la curaduría del trabajo de Balenciaga. Y hoy se precia de exhibir Balenciaga shaping fashion. Visitar el V&A siempre es una fiesta, por la majestuosi­dad de su edificio victoriano y eduardiano y por la variedad de muestras y actividade­s culturales que atrae a gran cantidad de público; por eso no es recomendab­le ir los sábados. Esta muestra no está pensada como una retrospect­iva, sino que apunta a destacar la obra más reconocida de Balenciaga durante las décadas del 50 y 60, además de su influencia en el trabajo de otros importante­s couturiers contemporá­neos. Una cronología de su vida escrita en las paredes da la bienvenida y desde front of house se ven los modelos más destacados del maestro vasco, como una variedad de little black

dress y del envelope dress insignia, que ilustra la tapa del libro con la modelo Alberta Tiburzi. Se consigue en la librería del V&A y a partir de diciembre próximo estará disponible en Buenos Aires en la tienda online Le book marque, https:// www.lebookmarq­ue.com/. Entre mis favoritos están el vestido fucsia de gasa de seda, sin costuras, con megamoño en espalda, que se aprecia en un maniquí rotativo y otro vestido verde, con megamangas balloon de 1961, piezas icónicas, que por su composició­n estructura­l y manejo ejemplar del textil, siguen vigentes. La muestra se divide en tres: el entorno, la confección y el legado del gran diseñador, con un sector especial para sus clientas especiales que incluye piezas de Ava Gardner. Y su influencia se ve en el trabajo de sus asistentes y mentoreado­s, como Rei Kawakubo de Comme des Garçons (foto), André Courrèges, Hubert de Givenchy y Hussein Chalayan, entre otros. También se exhiben piezas de Demna Gvasalia, actual director creativo de la casa. Más, https://

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gentileza Balenciaga/V&a 1

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