LA NACION

Swimgerie, lo último en trajes de baño

¿Ropa interior o traje de baño? La duda es parte de una nueva propuesta que invita a usar piezas de lencería para nadar

- Texto Agustina González Carman

El traje de baño es una de las prendas de vestir más reinventad­as de la historia de la moda. Pasó por diversas etapas de acuerdo con los parámetros sociales de la indumentar­ia femenina, del vestido de baño de seis piezas que usaban las mujeres en el siglo XIX a la revolución del bikini de los años 60, luego la trikini de los años 2000 y las propuestas actuales que son un reflejo del clima de época: piezas funcionale­s, livianas y cómodas que permiten hacer la transición del día a la noche.

En esta categoría se inscribe la nueva tendencia de diseño de trajes de baño que los trendsette­rs bautizaron como swimgerie, una palabra que deviene de la combinació­n entre swim (nadar) y lingerie (lencería). Es lencería apta para nadar.

La confusión es parte de la propuesta: ¿es ropa interior o traje de baño? Se trata de piezas que parecen sacadas de nuestro cajón de ropa íntima, pero son aptas para una jornada de playa y sol. Tienen un diseño minimalist­a y clásico, las costuras son casi inexistent­es o se destacan, y la paleta de colores abraza los neutros, como verde afelpado, cemento, azul y crema.

Dentro de esta tendencia no tienen lugar las aplicacion­es, los volados, las estampas ni los diseños extravagan­tes. Los trajes enteros muestran espaldas bajas sugerentes y cubren cómodament­e la parte delantera. Los conjuntos de dos piezas incorporan prácticos soutiens y bombachas para encarar un día repleto de actividade­s y movimiento, sin llegar a remitir al espíritu deportivo.

La propuesta no se limita a una estética de diseño sino que viene acompañada por un modo de uso. La idea es que la swimgerie sea un complement­o de la ropa de día, luciendo siempre listas para pasar de una pool party a una cena: superponie­ndo un jean y una campera sobre el traje de baño enterizo se completa la transición del atuendo. Sumando a la bikini una túnica liviana o una falda de tiro alto con una camisa abotonada a medias también se logra el efecto.

Estas ideas comenzaron exhibirse en junio último, durante el verano norteameri­cano, cuando Kendall y Kylie Jenner (las menores del clan Kardashian) presentaro­n una línea de baño para la marca Revolve, inspirada en la tendencia swimgerie. Entonces, las hermanas afirmaron que partieron de la estética de los trajes de baño de los 80 que usaba su mamá, una mezcla perfecta entre la sensualida­d de la ropa interior y la practicida­d de la ropa de baño.

Hay firmas nacionales que ya hacen eco de esta propuesta, como Piccola Basics, Vandals, Deleon, Vírgenes de BA y Elle van Tok que innovan en su verano 18. Y suma, ya que en eventos tipo pool party esta tendencia se destaca y resuelve el vestuario de manera práctica y actual, sin tener que cambiar el conjunto por completo.

El primer bañador femenino moderno data de 1920. Se trataba de una pieza de lana con escote amplio y la parte inferior cubría hasta la mitad de los muslos. Esta prenda, mojada, pesaba más de tres kilos, y fue una revolución visual en aquella época. Casi 100 años después, la moda siguió los cambios sociales y logró responder a los nuevos perfiles que asumen las mujeres y tiene en cuenta que la libertad y la simplifica­ción constituye­n una parte esencial de su comportami­ento, un gesto para celebrar.

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 ??  ?? Diseños de autor Arriba, Trikini de Elle van Tok. A la der., entero con portaligas de Vírgenes de BA
Diseños de autor Arriba, Trikini de Elle van Tok. A la der., entero con portaligas de Vírgenes de BA

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