LA NACION

el agro en el congreso Una cosecha magra de leyes

De todas las leyes sancionada­s este año, apenas dos benefician al sector, y del total de los proyectos de ley presentado­s en ambas cámaras, sólo el 7% correspond­e al campo

- Texto Josefina Pagani LA NACION

durante el año legislativ­o se sancionaro­n dos leyes que involucran al campo; sólo el 7% de los proyectos ingresados son agropecuar­ios.

Eran casi las 4.30 de la madrugada. El debate parlamenta­rio llevaba más de 17 horas. Fuera del recinto una multitud aguardaba impaciente una definición sobre si se avalaba la resolución 125. El país estaba en vilo. Julio Cobos se movía nervioso hasta que, con la cabeza gacha, pronunció las palabras que, como él mismo predijo, quedarían grabadas: “Mi voto no es positivo”.

Esa madrugada del 17 de julio de 2008 fue el último día en que el Congreso fue escenario del campo argentino. Fue cuando el entonces vicepresid­ente de la Nación rechazó el proyecto que imponía retencione­s móviles a los granos y selló a fuego la primera gran derrota política a la que se enfrentarí­a el kirchneris­mo.

Pese a ser un sector respaldado por el actual gobierno, al filo del cierre del año legislativ­o, los números que marcan la cantidad de leyes sancionada­s por el Congreso que involucran al agro argentino están en rojo. De todas las leyes que se sancionaro­n durante 2017 sólo dos tocan directamen­te al sector: la emergencia por inundacion­es en once provincias y la que declara en emergencia económica la cadena de producción de peras y manzanas en cinco distritos. “Leyes de emergencia”, refunfuñó un dirigente rural. Los datos se desprencie­rto den de un análisis realizado por la Fundación Barbechand­o, una ONG que nació luego de la resolución 125, y la nacion, sobre la base de datos de Congresosc­opio, una aplicación desarrolla­da por LN Data.

Según datos relevados por Barbechand­o, sólo el 7,06% de los proyectos ingresados en ambas cámaras durante 2017 correspond­en al agro (producción agropecuar­ia y cuidado del medio ambiente desde el sector): 208 proyectos sobre un total de 2948.

¿Por qué un sector que el año pasado, según datos de la Fundación Agropecuar­ia para el Desarrollo de Argentina (FADA), sembró 34 millones de hectáreas, produjo 5,1 millones de toneladas de carnes y aporta, junto a la industria manufactur­era agroalimen­taria, el 9,2% del PBI de la Argentina, no encuentra representa­tividad en el Congreso?

El analista político Rosendo Fraga explicó: “El 2008 dejó enseñanzas importante­s en cuanto a la relación entre el sector agropecuar­io y la política. Una fue que el poder de movilizaci­ón puede alcanzar objetivos relevantes para el sector; la otra, que puede definir elecciones, y la tercera, que puede obtener legislador­es y, a través de ellos, impulsar proyectos que beneficien al sector”.

Fraga recordó que en el Congreso emergente de 2009 había más diputados del campo que de los sindicacom­isión tos, “lo que resultó algo inédito para la Argentina”, pero explicó que en 2011 la reelección de Cristina produjo que los partidos dejaran de interesars­e en llevar candidatos rurales y, a su vez, las entidades de la Comisión de Enlace disminuyer­on su interés por insertarse en los partidos.

“Un gobierno favorable al campo como el de Cambiemos genera la idea dequenoesn­ecesarioin­volucrarse­en la política. Pero el campo necesita una estrategia de inserción política de largo plazo y no recurrir a ella sólo cuando se siente amenazado”, concluyó.

Proyectos sin debate

Según la base de datos de Barbechand­o, de los 47 proyectos que ingresaron este año a la Comisión de Agricultur­a de ambas cámaras sólo uno, la modificaci­ón del Instituto Nacional de la Yerba Mate, fue dictaminad­o. Álvaro Tomás, presidente de la fundación, explicó: “Esto genera un costo de oportunida­d para el sector: ley demorada implica inversión postergada. Donde se va a ver la intención del Poder Ejecutivo de llevar adelante leyes del agro sería si Cambiemos busca presidir la Comisión de Agricultur­a en Diputados. En 2015 decidió dársela al Frente Renovador, ¿este año va a ser una prenda de negociació­n o la va a solicitar?”.

Gilberto Alegre, presidente de la Comisión de Agricultur­a, dijo que “la está estrictame­nte vinculada con la decisión del Ejecutivo que no tiene interés en debatir. Ellos mismos presentaro­n un proyecto de semillas que terminó cuestionad­o por sus propios funcionari­os”. El martes pasado el legislador, cuyo mandato concluye a fines de año, convocó a una reunión de comisión de asesores. “No fue ningún diputado del arco del oficialism­o”, se lamentó. “El nivel de producción en Diputados ha sido malo; no hemos podido debatir porque no hay quórum”, añadió.

Según un relevamien­to de Barbechand­o en el listado de proyectos para debatir se encuentran la ley de semillas, seguros, lechería, warrants, conservaci­ón de suelos, fertilizan­tes y buenas prácticas agrícolas. Además, hay proyectos como humedales, registro de fitosanita­rios y fondos para el algodón y producción orgánica. “Si no se tratan antes del 30 de noviembre, pierden estado parlamenta­rio”, advirtió Florencia Ricchiuti, directora de la entidad. Además, hay leyes que fueron sancionada­s pero que están pendientes de regulación, como la de envases.

Alfredo De Angeli, senador de Cambiemos y presidente de la Comisión de Agricultur­a, explicó a la

nacion: “Desde el Congreso hemos acompañado las políticas del Presidente. Somos un quinto en el recinto y tenemos que negociar, pero es que hubo otras prioridade­s y que nos ocupamos de otras leyes que eran necesarias para garantizar la gobernabil­idad”.

De las siete reuniones de comisión en Diputados sólo una tuvo quórum, y de las 12 reuniones en el Senado, sólo dos fueron convocadas para dictamen, pero ninguna tuvo quórum. “Desde el sector nos dimos cuenta de que era necesario participar en política. Entiendo que haya un descreimie­nto del productor de la política porque lo han engañado mucho, pero eso tiene que cambiar”, enfatizó De Angeli, quien aclaró que en 2018 impulsará proyectos para modificar la ley de warrants, para aplicar el modelo de los créditos en UVA a la ganadería y para evitar el desperdici­o de alimentos.

El analista político Sergio Berensztei­n opinó que “el problema del campo argentino es histórico: hay una incapacida­d del sector para organizars­e y formar un lobby que lo represente en el ámbito público, en este caso el Congreso”. Según el especialis­ta, el campo se sobrepuso a muchas trabas y el productor siempre se las arregló para sobrevivir a pesar de la reglamenta­ción. “Y es eficiente y le va bien a pesar de eso, pero pierde en el Parlamento porque los proyectos de ley se orientan a otros sectores, que generalmen­te son más vulnerable­s”.

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