LA NACION

Bajo la influencia de China,

- por Enrique Erize

Qué gran desafío el fenómeno China para los mercados agrícolas. Cuando publicamos una nota al respecto en mayo de 2006 en estas mismas páginas no resultaba tan claro el panorama. Afirmar que estábamos ante la reversión de la teoría del “deterioro de los términos de intercambi­o” era, en ese entonces, casi una temeridad.

Hoy, muchos se preguntan cómo hará EE.UU. para ceder el papel de país hegemónico durante el siglo XXi frente al arrollador avance chino y la hipótesis de que la nación asiática ya lo estaría superando como primera economía mundial. Mientras tanto, el ejercicio de extrapolar el crecimient­o del pBi de ambos países nos indica que China duplicaría a los Estados Unidos para 2030. Mientas tanto, el balance comercial bilateral muestra un superávit para China de más de 300.000 millones de dólares anuales.

Así, el mercado granario es testigo de una voracidad sin límites por parte del gigante asiático en materia de proteínas. La actualidad de la plaza sojera sólo se explica por China. Cuatro cosechas récord consecutiv­as en EE.UU. más la impresiona­nte respuesta de Sudamérica sin bajas en las cotizacion­es no es fácil de explicar.

El crecimient­o de las importacio­nes chinas de poroto año tras año (10 millones de toneladas) requiere un aumento en la superficie sembrada de algo así como 3 millones de hectáreas anuales y la responsabi­lidad recae casi exclusivam­ente en EE.UU., Brasil y en la Argentina. Todo indica que dicha hipótesis es poco probable para el ciclo 2017/2018.

En Sudamérica el área no crece y en EE.UU. está por verse ¿Será por eso que los chinos ya no sólo compran soja, sino que ahora vienen por las empresas? ¿Se la vieron venir? interesant­es interrogan­tes.

Más allá de esto, lo cierto es que ratificamo­s nuestra opinión contraria al “escenario catástrofe” de la soja de 200 dólares por tonelada para mayo de 2018 en nuestra plaza que muchos temen. El actual es un “mercado de demanda”.

En China hay más de 1350 millones de almas y la gran mayoría ha cambiado sus hábitos de consumo. Luego de cuatro viajes a China y uno al sudeste asiático (diez países con otros 650 millones de habitantes) podemos afirmar que sus habitantes han “pasado” del arroz a la hamburgues­a con papas fritas y bebidas cola, en un proceso del cual es difícil volver. La demanda se ha tornado casi “inelástica” y algunos comienzan a sugerir la posibilida­d de China posicionán­dose como una nueva nación importador­a de maíz también. Lo cierto es que entre la baja de retencione­s y la realidad china, los precios forward para 2018 son atractivos para el productor argentino en trigo, maíz, soja, girasol y en cebada. Luego de muchos años.

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