LA NACION

Un final de campaña inédito, bajo conmoción

- Laura Serra

Los observador­es internacio­nales no salen de su asombro. Recién llegados a estas tierras procedente­s de distintos países de la región para asistir a las elecciones de mañana, no esperaban presenciar un final de campaña tan extraño y carente de mística política. El caso Maldonado copó los medios de comunicaci­ón argentinos y no se habla de otra cosa, fue el comentario sorprendid­o de estos observador­es cuando fueron recibidos por sus anfitrione­s de la Justicia y del Gobierno.

Un clima ciertament­e atípico se instaló en el escenario político en las vísperas de esta elección. nada es como suele ser. La parafernal­ia de los cierres de campaña, la omnipresen­cia mediática de los candidatos, la carrera desesperad­a de unos y otros por sacarse una ventaja, la ansiedad por las encuestas de última hora; toda la liturgia preelector­al quedó sepultada por la conmoción que provocó en la opinión pública la aparición de un cuerpo sin vida que podría ser el de Santiago Maldonado. Tres días después, y en medio de una enorme expectativ­a mediática, la familia del joven reconoció finalmente ayer su identidad.

Así las cosas, la campaña electoral, que solía destacarse en la tapa de todos los diarios, quedó increíblem­ente postergada. Si a duras penas los editores pudieron darle cabida, asediados también por las noticias que de Tribunales anunciaron el pedido de detención y desafuero de un pope del kirchneris­mo, Julio De Vido.

En semejante contexto, los candidatos rápidament­e se percataron de que el foco de atención pasaba por otro lado y que cualquier acción de campaña sería vista fuera de lugar.

Todos suspendier­on sus cierres proselitis­tas y mermaron sus participac­iones en los medios. En el caso de Elisa Carrió, sin embargo, la veda fue total: así lo dispuso su comando de campaña cuando verificó, alarmado, una caída en las encuestas de la candidata de Vamos Juntos. El impacto de sus polémicas declaracio­nes sobre el paradero de Maldonado (enfatizó que había un 20% de posibilida­des de que estuviera en Chile) hicieron mella en su imagen, aunque sin alterar –insisten en el oficialism­o– su seguro triunfo en la Capital.

Carrió no recibió de buen grado el reto de sus compañeros de campaña. Masculló su indignació­n en silencio. “Aunque te abandone el mundo político, Dios no nos abandona hasta el fin del mundo”, escribió ayer en su cuenta de Twitter. A buen entendedor sobran las palabras.

En este clima enrarecido, el comando proselitis­ta de Cambiemos decidió guardar para otra ocasión los globos amarillos y los papelitos de colores con los que preveía festejar el domingo, en el búnker de Costa Salguero. no habrá baile ni efusividad­es.ni siquiera está confirmado que el presidente Mauricio Macri suba al escenario. Será un festejo tan moderado como atípico entre las huestes amarillas.

Como el domingo de las primarias, Cristina Kirchner esperará los resultados de mañana en el club Arsenal de Sarandí, en Avellaneda. Tras el acto del martes pasado en José C. Paz, la candidata a senadora por Buenos Aires canceló toda aparición pública. Así, quien fue protagonis­ta obligada de un inédito raid mediático para captar el voto opositor, se sumió otra vez en el silencio.

“Respeto, reflexión, decisión. Por la Argentina que nos merecemos”, escribió ayer en su cuenta de Twitter.

Sergio Massa, candidato a senador de 1 País, también apeló a las redes sociales para despedirse de la campaña. En una carta abierta, exhortó al presidente Macri a que “el domingo escuche mejor que ningún otro día. Siempre es difícil cuando se gana”.

El resultado, anticipó Massa, está anunciado. Tal vez esta falta de expectativ­as de quienes se saben perdedores de antemano fue lo que signó este final anodino de campaña. La tragedia del caso Maldonado sólo aportó consternac­ión y mesura.

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