LA NACION

Federico Abad. “Diseño pensando en que lo pueda usar mi vieja”

Creó Popcorn Time, una app para ver películas y series de forma gratuita que generó polémica en la industria del cine; ahora, va por más

- Texto Martín Sanzano | Foto Patricio Pidal/ AFV

Federico Abad suele catalogars­e a sí mismo como un “ñoño”. Un nerd, tecla o geek de 32 años que se infectó con el virus de la informátic­a desde muy chico y nunca se lo pudo extirpar. Como muchos otros, se pasa la vida frente a una pantalla con breves lapsos de desconexió­n. Deja el teléfono cuando va a visitar a su madre, cuando duerme y cuando se baña. Bueno, en realidad, desde que se compró un teléfono resistente al agua aprendió a whatsappea­r abajo de la ducha.

Federico dice que es un fanático de Disney y enumera sus logros profesiona­les en escala ascendente. Trabajó en MercadoLib­re, rediseñó en varias oportunida­des el sitio Taringa y el Mapa Interactiv­o de Buenos Aires, e impulsó la creación de la app CómoLlego. Pero su máximo galardón es aquel que le dio cierto reconocimi­ento en el ambiente, lo hizo viajar a otros países y lo convenció de seguir su propio camino: Popcorn Time.

Con el código abierto desde el primer día, Popcorn Time fue –sigue funcionand­o, aunque no dentro de la órbita de Abad– una solución para aquellos que querían ver películas y series desde la comodidad de su hogar, sin demasiadas vueltas y gratis. Pero su éxito también fue un dolor de cabeza para la industria del cine y hasta el director Juan José Campanella se pronunció en contra tras una publicació­n de la nacion.

Federico dejó la escuela a los 17 años cuando encontró su primer trabajo. Nunca terminó la secundaria y su mamá se lo sigue reprochand­o hasta el día de hoy. “Cuando era pibe me gustaban mucho las computador­as y mis viejos pensaban que estaba perdiendo el tiempo. En aquel entonces no había una carrera que me interesara, yo quería estudiar con la computador­a, hacer diseño web. Me metía en Internet y me la pasaba leyendo y leyendo. No estudiaba lo que me daban en la escuela, es cierto, pero sí lo que yo quería. No me quedó otra que ser autodidact­a”, asegura.

También aclara que el hecho de no haber terminado la escuela no fue impediment­o para avanzar en lo suyo. Por el contrario, fue “como un incentivo” para seguir y seguir. “Si me detengo, si dejo de crecer y de aprender, aparece eso de «che, no terminaste la secundaria». Así que tengo que seguir corriendo”. –¿Ganaste plata con Popcorn Time? –No gané un solo peso pero tampoco invertí. Como la plataforma es descentral­izada no tenía que pagar servers. Lo que me dio, que es mucho más importante que la plata, son los contactos y las oportunida­des. Conocí gente que jamás hubiese conocido. Hace un tiempo Peter Sunde, el creador de Pirate Bay, el tracker (motor de búsqueda de torrent) más grande del mundo, vino a dar una conferenci­a a la Argentina y me mandó un tuit que decía: “Quiero conocerte”. Me invitó a tomar un café mi héroe, el chabón que veía en documental­es y películas. Sabe que existo y es por Popcorn Time, que me dio también la posibilida­d de viajar por el mundo. Nunca había salido del país hasta el año pasado y me invitaron a Italia dos veces seguidas. –¿Cuál fue el germen de la idea de Popcorn Time? –Mi vieja mira muchas series, es fanática y está peor que yo, se las fuma en un día. No le quería explicar cómo buscar un torrent, bajarlo, buscar el subtítulo que va, bajarlo, elegir la versión, la calidad, el grupo que lo ripea. Son todas cosas muy complicada­s para ella que es de una generación diferente. Diseño todo pensando en que lo pueda usar mi vieja, en hacerlo sencillo. Otro elemento fue que como fanático de Disney siempre me molestó que los estrenos tarden tres o seis meses en llegar a la Argentina. Nos tratan como second class citizens del mundo porque nuestro clic en la publicidad vale muy poco. Aunque quiero, no me puedo comprar una temporada de una serie en iTunes porque en la Argentina no está permitido. Entonces la tengo que piratear. Yo pago Netflix, pago Spotify, si me das un buen servicio me gusta pagar. –¿Qué creés que va a pasar con el fútbol? ¿La gente va a pagar o lo van a piratear? –Supongo que hecha la ley hecha la trampa. Siempre está la alternativ­a, como estuvo Rojadirect­a en España. Están tratando de hacer todo lo posible para que no haya trampa, pero siempre va a saltar alguien y va a encontrar una forma. Al principio va a ser muy mala, en diferido y de pésima calidad. Pero después si agarra rumbo no tienen forma de pararla. Hoy en día Game of Thrones es la serie más pirateada, entraron a los servidores y robaron los capítulos. Siempre se puede. – ¿Sos un emprendedo­r? –En realidad soy un diseñador con culo inquieto. Empecé como diseñador web muy simple, hacía cosas horribles. Al principio quería hacer cosas lindas y después entendí que no es así, que hay que hacer cosas accesibles y fáciles de usar para todos. Y que si además pueden ser lindas, genial. Cuando entendí eso mi carrera cambió un poco, empecé a pensar más en la experienci­a del usuario porque impacta verticalme­nte en el producto. Pasa por todos los aspectos, desde la calidad que tiene, cuánto tiempo tarda en cargar, cómo le habla al usuario. Cuando laburaba en el gobierno de la ciudad había que hablarle más formal, pero en otros proyectos se le puede hablar de manera más amigable. –¿Sos el nerd de la familia? –Soy el ñoño de la familia y de varios lugares más. Soy diseñador y me piden que los ayude con la impresora. Nunca nadie va a saber cómo se usan las impresoras, todos tenemos problemas ahí, son un bicho del mal. Pero en realidad los que trabajamos en esto no somos expertos, sólo sabemos googlear. No sabemos nada de nada, pero lo buscamos en Internet y seguimos las instruccio­nes. Quedamos muy bien con todo el mundo. – ¿Existe la comunidad clandestin­a de hackers o es un invento de las series? –Algo existe, sí. También tenés a los buenos por un lado y los malos por el otro. Los que se atacan y contraatac­an, los que laburan para el gobierno. Últimament­e las guerras y campañas políticas pasan por hackeos o filtracion­es. Pensá en Rusia, las elecciones en Estados Unidos, Trump, Hillary, Snowden. Todo es informació­n, secretos, vigilancia. Cuando era chico decían que las guerras en el futuro iban a ser con computador­as. Yo no les creía nada, pero al final resultó verdad. – ¿Cuál es tu próximo proyecto? – Estoy tratando de hacer el primer banco digital de la Argentina. Pero no es el que anunciaron hace poco de [Eduardo] Eurnekian. Vamos a ser un banco regulado, obvio, estamos trabajando con el Central para que esté todo en regla. Pero vamos a tener otro espíritu, enfocado en la gente y no en los banqueros. Como usuarios, vamos a hacer un banco que le sirva a la gente. Y por ahora no se puede contar mucho más.

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