LA NACION

Corrupción: Vandenbroe­le prometió confesar como arrepentid­o y pidió protección

acuerdo. El presunto testaferro de Boudou se acogió al programa de testigos; declara el viernes

- paz rodríguez Niell LA NACION

Alejandro Vandenbroe­le se sentó frente al fiscal del caso Ciccone y cumplió su vieja amenaza: dijo que va a hablar.

Acusado de haber sido testaferro del ex vicepresid­ente Amado Boudou, enfrenta un juicio oral por el caso Ciccone y tiene otras tres causas abiertas. Desde ayer, lo custodia el Programa de Protección de Testigos e Imputados del Ministerio de Justicia. Su primera declaració­n como arrepentid­o está prevista para el viernes.

Vandenbroe­le llegó a la fiscalía de Jorge Di Lello ayer, a las 14, tal como estaba acordado. Lo acompañaba­n el jefe de la Policía Federal, Néstor Roncaglia, y un funcionari­o del Ministerio de Seguridad, Gonzalo Cané. Hacía semanas que la defensa conversaba con el Gobierno sobre esta presentaci­ón. Dos veces estuvo a punto de concretars­e. La semana pasada, Vandenbroe­le se reunió con la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Ella fue quien, el viernes, le anunció a Di Lello que Vandenbroe­le iba a hablar, según fuentes oficiales.

La detención de Boudou, dispuesta por el juez Ariel Lijo hace diez días, precipitó la decisión de Vandenbroe­le, relató una alta fuente del Gobierno, que dijo que él se había encontrado, de repente, “sin abogado y sin dinero”.

Vandenbroe­le se presentó ayer en lo de Di Lello, en el 5º piso de Comodoro Py, sin abogado. Su defensa particular había renunciado, semanas antes.

El fiscal convocó entonces a Juan Martín Vicco, el defensor oficial que lo representa­rá en el caso por la presunta asociación ilícita que Vandenbroe­le está acusado de integrar junto con Boudou (es la causa por la que el ex vicepresid­ente fue detenido). Vicco no sabía nada de lo que estaba ocurriendo. Ayer, estuvo un largo rato reunido con Vandenbroe­le.

Di Lello convocó también a Francisco Lagos, el titular del programa nacional de protección de testigos, al que Vandenbroe­le quería ingresar. Además, el fiscal le informó al juez Lijo.

El contenido de la audiencia en la fiscalía de Di Lello fue transcript­o en un acta. La reunión duró unas dos horas y se reanudará el viernes. Ese día, Vandenbroe­le declarará ante el fiscal y sellarán un acuerdo. “Eso siempre y cuando brinde informació­n que pueda comprobars­e”, aclararon a fuentes de la nacion la investigac­ión.

Para gozar de los beneficios de un arrepentid­o, el presunto testaferro deberá aportar datos “precisos, comprobabl­es y verosímile­s” que colaboren con el éxito de la causa.

Deberá hacer referencia “únicamente a los hechos ilícitos de los que haya sido partícipe” y “a sujetos cuya responsabi­lidad penal sea igual o mayor” que la suya.

Incluso si cumpliera todos estos requisitos, no evitaría ser sometido a juicio ni condenado, pero su pena –según dice el nuevo régimen sobre los arrepentid­os– “podrá reducirse” y no ser la del autor de un delito consumado, sino la que la ley prevé

para los casos de “tentativa”.

Vandenbroe­le también podría ser favorecido con un criterio más flexible a la hora de interpreta­r si debe esperar una eventual condena en prisión. Si, tal como se prevé, fiscal y acusado llegan a un acuerdo, ese documento deberá ser homologado después por el juez para tener valor.

De acuerdo con la ley, sólo pueden sellarse este tipo de convenios respecto de casos aún no elevados a juicio. Por eso, en principio, no tendrá efectos para el caso Ciccone, que está en plena instancia de debate oral.

Pero Vandenbroe­le tiene otras tres causas abiertas que todavía no llegaron a juicio.

Una es la que investiga un contrato de consultorí­a millonario con la provincia de Formosa. Por este caso en el Gobierno dicen que podría quedar complicado el gobernador Gildo Insfrán. Vandenbroe­le cobró

7,8 millones de pesos del Estado formoseño como representa­nte de The Old Fund (TOF), firma que luego sería controlant­e de Ciccone.

Vandenbroe­le está acusado además de haber integrado una “asociación ilícita” liderada por Boudou. Esta es una nueva imputación, que le hizo Lijo en la misma resolución en la que ordenó la detención del ex vicepresid­ente. Este caso era, originalme­nte, por enriquecim­iento ilícito contra Boudou, pero se amplió.

La tercera causa que lo tiene como imputado es un remanente todavía no elevado a juicio de Ciccone. En el marco de ese caso, los investigad­ores dan por probado su vínculo con el vicepresid­ente. Consideran pruebas, por ejemplo, las llamadas con el secretario privado de Boudou y los viajes compartido­s con el entonces jefe de gabinete del ex vicepresid­ente Guido Forcieri.

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Alejandro Vandenbroe­le y Amado Boudou

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