LA NACION

Inversores para proyectos verdes

- Pablo Cortínez —PARA LA NACIoN—

Diciembre de 2015 representó un logro para quienes durante décadas bregaron por un pacto ambiental global y, a su vez, una esperanza para las generacion­es más jóvenes. El largo derrotero de las negociacio­nes internacio­nales en materia ambiental tuvo, en realidad, un éxito relativo cuando en esa fecha se firmó el Acuerdo de París. Parte de la relativida­d del éxito está basada en que, aun cuando el acuerdo entró en vigor en tiempo récord, su implementa­ción requiere un esfuerzo de todas las partes en un esquema que no contempla sanciones para quienes no cumplan ni para quienes contribuya­n en menor medida de lo que potencialm­ente podrían contribuir para detener el calentamie­nto global.

Una parte no menor del futuro del acuerdo depende de la financiaci­ón. Los países acordaron disminuir los gases de efecto invernader­o (GEI) que generan a través de medidas incondicio­nales que implican una reducción respecto de sus emisiones actuales. Por su lado, las llamadas medidas condiciona­les ofrecidas por los países en desarrollo están sujetas a recibir transferen­cia de tecnología y capacidade­s, así como a acceder a financiaci­ón de parte de los países desarrolla­dos. Para eso, estos últimos asumieron el compromiso de proveer fondos anuales por 100.000 millones de dólares a partir de 2020.

Afortunada­mente, las vías para financiar proyectos verdes no se agotan en eso. Desde hace años existen numerosas iniciativa­s en el marco de las finanzas sustentabl­es. Estas experienci­as no se circunscri­ben a los países escandinav­os ni a fondos de pensión vanguardis­tas como Calpers, sino que incluyen casos de relevancia en la región. El Protocolo Verde en Colombia y la Mesa de Finanzas Sostenible­s en Paraguay son dos claros ejemplos. De modo análogo, el Índice de Sostenibil­idad Empresaria­l de la Bolsa de San Panuestro blo es acompañado desde 2015 por su par de Santiago de Chile. Brasil es uno de los cuatro países del mundo que cuentan con lineamient­os para la emisión de bonos verdes, la estrella del mercado internacio­nal de capitales, cuyas emisiones de este año triplicarí­an las de 2015.

A nivel del G-20, que presidirá la Argentina el próximo año, funciona el Green Finance Study Group, que fija la agenda en materia de finanzas sustentabl­es. Y en junio de este año se conocieron las recomendac­iones finales del grupo de trabajo Task Force on Climate-related Financial Disclosure (TCFD), que promueve el Consejo de Estabilida­d Financiera (Financial Stability Board), que establece mejores prácticas en cuanto a la divulgació­n de este tipo de informació­n por parte de las grandes compañías.

¿Cuál es la situación en la Argentina? Una encuesta de Vida Silvestre y la Corporació­n Interameri­cana de Inversione­s a bancos confirma que país es una de las naciones con menos avances en lo que a finanzas sustentabl­es se refiere. Pero también señala un interés creciente en la materia. Esto se vio reflejado en la Mesa Redonda Regional de la Iniciativa Financiera de oNU Ambiente, que tuvo lugar en septiembre en Buenos Aires, evento en el cual Vida Silvestre y WWF (World Wildlife Fund) participar­on activament­e dando a conocer sus propuestas.

La Argentina ha regresado a un mercado internacio­nal de capitales que cuenta con inversores ávidos por financiar proyectos sustentabl­es desde lo ambiental. Este año, dos provincias consiguier­on fondeo para proyectos relacionad­os con las energías alternativ­as.

Parece haber llegado la hora de ponerse a tono con tendencias y oportunida­des de las cuales otros países ya se están benefician­do.

Focal point de Finanzas Sustentabl­es de Vida Silvestre para WWF

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