LA NACION

El más argentino de los brasileños va contra su estilo histórico

Gremio es conocido desde siempre por ser pragmático y fuerte en defensa, pero hoy el equipo es un exponente del fútbol de ataque

- Federico Cornali

SAN PABLO.– El más argentino de los clubes brasileños. Por historia y estilo, Gremio lleva años reconocido así. Pragmático, frío y a veces “arrogante”, el Tricolor Gaúcho hizo gala de su escuela defensiva durante décadas y ostentó su falta de “alegría brasileña”. Por eso, por muchos años, de Porto Alegre hacia el norte se conoció a los suyos como “Carniceros del Sur” o “Retranquei­ros” (equipo que privilegia la defensa).

En su última conquista de la Copa Libertador­es, en 1995, tenía como figuras al arquero Danrlei, los defensores paraguayos Catalino Rivarola y Francisco “Chiqui” Arce y una delantera de temer: Paulo Nunes y Mario Jardel. Es decir, un cero casi garantido en su arco y uno o dos goles propios por partido. Ese estilo le granjeó más enemigos que amigos en el fútbol local. “Si el brasileño es humilde, Gremio siempre fue arrogante. El brasileño suele ser animado; el hincha de Gremio, no. Puede ser ruidoso, pero no animado. El brasileño es hábil; Gremio siempre usó la garra. Brasil es Brasil, Gremio se parece más a Alemania”, explicó Álvaro Oppermann, periodista gaúcho y fanático tricolor. Los hinchas continúan fieles a la tradición. En el Arena Gremio los

torcedores no bailan como los de otros clubes de Brasil. Entonan las canciones que hay en Argentina (en portugués, claro), toman mate (chimarrão), tocan el bombo, insultan y portan banderones. Muchos, celestes y blancos, escritos en español.

Sin embargo, el rival de Lanús por la Libertador­es poco tiene que ver con el clásico estilo rioplatens­e. Tal vez sea ésta la versión más brasileña en su historia. Reconocido por entrenador­es, rivales y periodista­s como el equipo del “jogo mais bonito” del país, sufrió una breve amnesia que le hizo perder el título nacional a manos de un esforzado Corinthian­s (virtual campeón del Brasileirã­o) y lo puso contra las cuerdas en la Libertador­es. Pero parece haber recobrado la memoria.

Este Gremio tiene el sello de su entrenador, Renato Portaluppi (ver aparte): hizo 112 goles en la temporada y anotó siempre que jugó con los titulares fuera de casa. Por momentos es vistoso, más allá de una relativa solidez defensiva, y se distingue por la posesión, la fluidez ofensiva y la velocidad de los atacantes.

Entre sus puntos altos está Marcelo Grohe, que ocupa el arco desde 2005. De sobria estampa, fue varias veces citado por Tite para Brasil. En la defensa se destacan Pedro Geromel (también considerad­o por el selecciona­dor) y Walter Kannemann, el entrerrian­o campeón de la Libertador­es por San Lorenzo en 2014.

En el medio aparecen Arthur y Michel, un “doble cinco” que cosecha elogios no sólo por su quite sino también por su pericia para distribuir cuando Gremio sale rápido para sorprender. Jailson, un joven surgido de las inferiores, reemplazó con prestancia a Michel cuando fue requerido, por lo cual Renato Gaúcho lo considera “el jugador Nº 12”.

Más adelante, dos peligrosos con llegada por los laterales: Ramiro, por la derecha, y Fernandinh­o, por la izquierda. Tienen buen remate de larga distancia y un alto porcentaje de balones bien entregados, lo que aumenta la fluidez del equipo.

Arriba, la referencia es Luan, la estrella, que a los 24 años por fin parece estar maduro como para cargarse a los suyos al hombro y decidir partidos clave. Veloz como pocos, preciso al definir, es seguido por clubes europeos. Esta final puede ser una de sus últimas presentaci­ones en azul, blanco y negro.

Otro conocido en el ataque es Lucas Barrios, surgido de Argentinos Juniors, quien tras sus explosivos pasos por Colo-Colo y Borussia Dortmund no se afianzó en Palmei- ras y halló su lugar en Gremio, muchas veces respondien­do con goles en juegos difíciles. Su conocimien­to del fútbol argentino parece darle la llave en la final contra Lanús.

Este Gremio de Renato Gaúcho apela a paredes en espacios cortos, al “toco y me voy” como leitmotiv. Puede ser un vendaval, como ante Barcelona en Guayaquil (3-0), y recurrir a su histórico estilo “rioplatens­e y retranquei­ro”, para blindar su arco. Un combo ideal para poner las manos más cerca de la Copa.

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AFP / J. BERNARDES los hinchas tricolores utilizan canciones argentinas

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