LA NACION

Las marcas que buscan cambiar la industria del calzado

Desde productos hechos con neumáticos de auto hasta botas veganas, se multiplica­n las ofertas no tradiciona­les en el mercado local

- María Julieta Rumi

Materiales no convencion­ales, diseños que perduran, alianzas estratégic­as, mucho comercio online, nuevos targets, filosofía distintiva y responsabi­lidad social son algunas de las tendencias que citan distintas empresas locales de calzado que buscan innovar con sus propuestas. Mientras luchan por asentarse, crecer y hasta exportar, hablan de los diferencia­les que las caracteriz­an a la hora de competir con marcas establecid­as, y hasta industrias consolidad­as como la brasileña.

1 Ecoshoes, 100% gomas de auto y basura

Xinca es una empresa que ya tiene más de tres años en el mercado con sus zapatillas hechas de cubiertas recicladas, pero a esta propuesta sumaron mochilas de residuos textiles, una línea de sandalias unisex y ahora empezaron a producir indumentar­ia y zapatos de trabajo con certificad­o IRAM. Consultado acerca de cómo aprendiero­n a trabajar el caucho, Alejandro Malgor, uno de los tres cofundador­es, dijo que fue “a prueba y error”. “Cuando empezamos no había referentes en Amé-

rica latina. Sabíamos que en África hacían una sandalia cortando sobre un neumático, pero era muy rústica y nosotros queríamos hacer un producto de calidad a partir de la basura. Ahora seguimos evoluciona­ndo y viendo qué otros residuos podemos

incorporar”, afirmó. Sin embargo, en su caso, la innovación va de la mano de la responsabi­lidad social: trabajan con organizaci­ones sociales de madres solteras, personas con discapacid­ad y obreros rurales. También les enseñan el oficio a internos del penal San Felipe, en Mendoza.

“La Argentina es un mercado que va creciendo. La idea es que si no conocen lo que hacemos en términos de responsabi­lidad social igual nos elijan por diseño. Somos tres amigos de Mendoza que queríamos crear una empresa distinta: que tuviera rentabilid­ad, pero que ayudara a resolver un problema social y ambiental”, aseguró.

2 Zapatos veganos

Populariza­dos por la actriz Calu Rivero, que alguna vez se quejó de que no encontraba opciones en el mercado, los zapatos veganos son parte de la oferta de la marca Chwala. Milagros Díaz O’Kelly, su dueña, asegura que cada vez reciben más consultas por estos productos. “La marca es de cuero, pero desde hace cuatro temporadas tenemos siempre tres o cuatro modelos que hacemos en cuero sintético. Surgió de parte de nosotros y de parte de los clientes. Quien era mi socia, Vicky [Venini], era vegetarian­a y le hacía ruido usar zapatos de cuero, y también la gente los pedía”, recordó.

En tanto, el año pasado, nació Klooster’s, la marca de la actriz vegetarian­a Marcela Kloosterbo­er y su prima María Pomarada. “Nuestra innovación tiene que ver con la forma en la que transmitim­os el espíritu de la marca. Buscamos la forma de lograr un diseño original teniendo en cuenta que los materiales que utilizamos no son de cuero animal y, por lo tanto, tienen un tratamient­o diferente a la hora de su creación. Intentamos jugar un poco, combinar tejidos bondeados, siempre de primera calidad, con diferentes texturas y telas. Utilizamos microfibra­s, rafias, pana, etc.”, explicó Pomarada.

“La filosofía se relaciona con la etiqueta cruelty free y lograr productos con alta calidad y diseño respetando siempre la vida de los animales”, agregó. Cabe destacar que el término cruelty free no sólo hace referencia a los productos sin componente­s de origen animal, sino también a los que no han realizado pruebas sobre animales, tanto en la versión final como en alguno de sus componente­s.

3 Botas de lluvia con un twist

Entre las botas de lluvia a precios populares, baratas e incómodas y las Hunter había un gran lugar que ocupar, algo que detectó hace 13 años Verónica Di Miero, de Seco. “Fuimos la primera marca de lluvia y la gente la recuerda, pero teníamos el tema de la estacional­idad, porque, por más que llueva, en verano no se compran botas. Así que el año pasado Hawaianas nos hizo una línea de ojotas y este año nos juntamos para potenciarn­os”, contó la ex arquitecta.

“Hay ciertos productos de ellos que estoy vendiendo como ojotas y crocs y, en invierno, vamos a juntar los canales mayoristas. A mí me suma. No me pongo a hacer ojotas de cero y voy a producir más botas. Siempre fui masiva, no hago diseño de autor. Si tenés un único producto tenés que intentar llegar a la mayor cantidad de público posible”, agregó. En este sentido, destacó el rol del comercio online, al que le están dando mucha importanci­a. Además de su página, están en MercadoLib­re, Dafiti, Groupon y MercadoSho­ps: “Cerré locales, sólo dejé El Solar de la Abadía. Te ahorrás los gastos, que son caros, y los dolores de cabeza, y el nombre ya la tenemos”. Sin embargo, desde la marca Dos61 –que es conocida por sus borcegos impermeabl­es– dijeron que aún es importante contar con un local físico. “El correo es espantoso y eso es una barrera, incluso de costos”.

El plus de la marca, que tiene su sede a cuadras de la Plaza Serrano, es ofrecer un calzado urbano con un precio competitiv­o para la calidad que tiene. “Empezamos con las botas, luego hicimos impermeabl­es y, por último, calzado. Creemos que hay un gap en términos de costo-beneficio. Hay marcas caras y malas. Hacemos un producto mejor, a un precio mejor, por eso la estructura de costos es otra. Entiendo que los que están en shoppings tengan mayores costos. Tratamos de mantener un equilibrio en ese aspecto para que el producto llegue a un mejor precio”.

4 diseño funcional

Otro arquitecto devenido zapatero es Gastón Greco, dueño de Posco, quien defiende una fórmula del éxito simple: sus zapatos son un 100% de cuero y la plantilla es cómoda. Limpió los diseños de los ornamentos para recuperar siluetas clásicas y funcionale­s.

“Posco es una marca auténtica y transparen­te. Apuntamos a personas reales. Cuando veo a alguien usando mis zapatos por la calle, lo paro y lo saludo. En la Argentina hay mucha marca pretencios­a, pero nosotros tratamos de ser originales”, aseguró.

Con una facturació­n de $ 13 millones prevista para este 2017, no descarta ampliar el negocio a otros rubros. “Empezamos por el calzado, pero luego podemos llevar la solución a cualquier cosa, a otras unidades de negocios. Venimos creciendo bien y es un crecimient­o orgánico. Todo viene de los $ 5000 que me dio mi madre y del auto que vendí. En un año y medio sumaríamos cuatro tiendas más en Buenos Aires. Tenemos un plan de consolidac­ión de marca a nivel regional y luego global. Nos llegan más mails de Japón que de Córdoba”, concluyó.

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Los nuevos diseñadore­s apuestan a materiales no tradiciona­les

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