Un informe sobre los abusos sexuales de las guerrillas conmociona a Colombia
Denuncian miles de casos de violaciones en el seno de las FARC y de otros grupos armados; hoy se reúne Santos con Timochenko
CARACAS.– El escándalo de las agresiones sexuales durante el conflicto colombiano ha salpicado de lleno a las FARC pocas horas antes del trascendental encuentro de hoy entre su líder, Rodrigo Londoño, alias “Timochenko”, y el presidente Juan Manuel Santos. El candidato presidencial de la ahora llamada Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común dialogará con el jefe del Estado para intentar destrabar los obstáculos surgidos en el proceso de paz.
Los paramilitares y las distintas guerrillas protagonizaron desde 1959 por lo menos 15.000 casos de violaciones, abuso sexual, mutilación de órganos sexuales, tortura o desnudez forzada, según la estremecedora investigación que durante una década ha realizado el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH).
El principal señalado del informe titulado La guerra inscrita en el cuerpo es Raúl Reyes, segundo comandante y “canciller” de las FARC convertido en un mito tras perder la vida en un ataque del ejército colombiano, en 2008, en territorio ecuatoriano, lo que provocó un fuerte choque diplomático con los países bolivarianos.
“Él siempre llevaba su doble intención porque a él le gustaba tomarla a una [se refiere a ella misma] para escolta, siempre tenía muchachas así, y después de abusar de una, a él le gustaba abusar de las muchachas que llevaba”, describe en el informe la ex combatiente Gina.
Varios testimonios confirman cómo Reyes abusaba de su poder para forzar a las chicas (Gina fue reclutada a los 9 años) de 9 a 15 años reclutadas a la fuerza, a las que amenazaba de muerte.
Las FARC prohibían este tipo de conducta, pero nada hizo para impedirlas. “No es preciso un aval explícito, pero hay un silencio al interior del grupo sobre el uso de la violencia sexual por parte de ciertos frentes. Hay unos privilegios en las jerarquías del grupo”, denuncia la antropóloga Rocío Martínez, investigadora del CNMH. En el grupo guerrillero también existía la política de obligar a las nuevas guerrilleras a abortar.
En una entrevista previa al informe, el antiguo jefe guerrillero Iván Márquez aseguró que las FARC cometieron errores, pero no crímenes.
Las cifras del informe, que también se presenta hoy, son estremecedoras: los paramilitares, conocidos por su brutalidad, pro- tagonizaron 4837 casos, frente a los 4722 de las guerrillas y los 206 de agentes del Estado. “¿Por qué lo hacían? ¿Qué buscaban? Porque eran bonitas o también las utilizaban de botines de guerra. Y también utilizaban el objetivo de que ellos se sentían dueños de ellas”, resume Flor Silvestre, una de las 227 personas entrevistadas. Una violencia masiva solo posible gracias al silencio.
La controversia suscitada en la sociedad colombiana, horrorizada ante relatos tan desgarradores, ha impactado en la carrera presidencial, que desde las primarias del Partido Liberal se corren a toda velocidad. “Ojalá el CNMH revelara también los abusos sexuales por parte de cabecillas de las FARC que no murieron y hoy hacen política. Ojalá hubiera verdad. Ojalá hubiera justicia”, disparó el ex procurador Alejandro Ordóñez, aspirante ultraconservador que disputará la candidatura de la derecha colombiana con el dirigente uribista que salga elegido por encuestas y con la ex conservadora Marta Lucía Ramírez.
Las turbulencias que acompañan el reingreso de los guerrilleros a la vida civil marcan así la agenda de la reunión entre Santos y Timochenko. Sobre la mesa, las declaraciones de Jean Arnoult, jefe de la misión de las Naciones Unidas, que aseguró esta semana que el 55% de los ex combatientes habrían abandonado las zonas veredales de paz ante un supuesto incumplimiento de los Acuerdos de Paz. “Muchas expectativas incumplidas durante mucho tiempo”, insistió el vocero internacional.
El gobierno sintió el misil en su línea de flotación. Rodrigo Rivera, alto comisionado para la Paz, respondió de inmediato para dejar claro que los ex guerrilleros tienen derecho a entrar y salir de esas zonas y que la mayoría ya dispone de una cuenta bancaria en la que se ingresa su subsidio.