Facebook y Google unen fuerzas contra la injerencia rusa
Presionadas por las potencias, los gigantes tecnológicos redefinen estrategias para contener los embates cibernéticos del Kremlin
PARÍS.– Es una fascinante trama de espionaje digna de los más talentosos futurólogos, pero es la realidad. La ciberguerra que comienza a dominar el mundo es el principal escenario de confrontación entre Rusia y Occidente en el siglo XXI: la campaña de desinformación, injerencia electoral, noticias falsas (fake news), intoxicación informativa en las redes sociales, espionaje y ataques cibernéticos contra instalaciones estratégicas forma parte de las armas utilizadas por el Kremlin para perturbar el funcionamiento de las democracias occidentales. Y, como en la más sofisticada ciencia ficción, los gigantes de la cibernética han sido llamados al rescate.
Facebook anunció esta semana la creación de una función que mostrará a los usuarios si dieron un “me gusta” o siguieron fake
news rusas durante la campaña presidencial de Estados Unidos en Facebook o Instagram.
Con el nuevo instrumento, que estará disponible a partir de su “centro de ayuda” (help center) a fines de año, los usuarios de Facebook podrán por primera vez darse cuenta si fueron engañados con historias provenientes de la Agencia Rusa de Investigaciones de Internet. Cerca de 150 millones de personas que utilizan Instagram y Facebook podrían haber sido víctimas de avisos o textos distribuidos por ese organismo con sede en San Petersburgo, estrechamente ligado al Kremlin.
La decisión de Google no es menos radical: rebajará la importancia de los sitios rusos RT (Rusia Today) y Sputnik en su motor de búsqueda para hacerlos menos visibles en la red. Ambos medios son acusados de difundir fake news y actuar por orden del Kemlin. Según los servicios de inteligencia estadounidenses, ambos influyeron directamente en la campaña presidencial norteamericana.
La comisión creada por el Congreso norteamericano para investigar ese colosal operativo de influencia determinó que el aparato de propaganda rusa había llegado a 126 millones de usuarios de Fa- cebook, utilizado unas 3000 cuentas falsas de Twitter y difundido un millar de videos por YouTube.
Los europeos, por su parte, también toman medidas. Esta semana, la task force creada en 2015 por la Unión Europea (UE) para detectar y combatir los ataques de Rusia desde Internet denunció un gran incremento de campañas destinadas a agravar la crisis en Cataluña.
En los días previos al referéndum del 1º de octubre, el volumen de tuits y mensajes sobre Cataluña emitidos por grupos rusos especializados en campañas registró un aumento del 2100%.
“España debe tomarse muy en serio la amenaza rusa”, advirtió en ese momento la letona Sandra Kalniete, diputada en el Parlamento Europeo.
“El interés de crear caos en España forma parte de una estrategia más global interesada en provocar la desestabilización de Europa”, estimó La Moncloa, sede de la presidencia del gobierno español. Ahora el gobierno teme que los
hackers rusos vuelvan a operar en las elecciones regionales del 21 de diciembre en Cataluña.
La task force de la UE también tiene pruebas sobre la campaña de desprestigio lanzada en los tramos finales de la elección francesa contra Emmanuel Macron. Lo mismo ocurrió en Alemania en las elecciones de septiembre.
Pero el mayor éxito de injerencia rusa en Occidente fue el referéndum sobre el Brexit, que concluyó con la salida británica de la UE y puso la primera cuña en la unidad europea.
Durante la campaña operaron 156.252 cuentas de Twitter basadas en Rusia, y en las últimas 48 horas circularon 45.000 mensajes con fake news y argumentos favorables al leave (“salida”).
La semana pasada, la primera ministra Theresa May fue contundente: “Rusia aspira a convertir la información en un arma […] para minar nuestras instituciones”, proclamó en el solemne marco del banquete anual del alcalde de Londres. “Sabemos lo que ustedes hacen. No lo conseguirán”, advirtió a Moscú.