Música y sexo. Obsesiones de un creador singular
teoría y práctica. Georg Friedrich Haas, compositor austríaco, y Mollena Lee Williams, actriz y sexóloga, brindaron una charla en el CETC
martes por la tarde. en el CeTC hablan el austríaco Georg Friedrich Haas y la norteamericana mollena Lee Williams. Casi al finalizar la charla, frente a más de cien personas, ella dice: “Por supuesto que no es necesario que todos encuentren que una relación deba ser enriquecida sexualmente a través del azote, el dominio y la sumisión, pero, en verdad, para nosotros es algo que ha funcionado bastante bien”.
están casados desde hace dos años. ella es escritora y educadora sexual, especialista en estilos de vida alternativos, y autora del blog The Perverted Negress. se define como “educadora bdsm” (sigla que combina aspectos como el bondage y la disciplina, la dominación y la sumisión, el sadismo y el masoquismo). Él es, según varios especialistas, “el” compositor del siglo XXi, el mismo que anteayer presentó en el Colón in vain (ver aparte) obra que, no casualmente, transcurre buena parte en la oscuridad.
Haas y Williams dieron juntos una charla en el Teatro Colón. La llamaron así: “música y sexualidad. Los aspectos sexuales de la música del pasado”. ella, actriz desde los 5 años, cuenta que cuando se conocieron el famoso compositor le mandó un link con música suya para ver si le gustaba. en verdad, reconoce ella, en nada respondía a sus gustos musicales. Pero pensó lo siguiente: “Cuando escuché su trabajo me di cuenta de que era una persona con mucha complejidad en su corazón, y esa característica me parece muy sexy. Ahí empezó la parte más traviesa mía, porque lo que buscábamos los dos era una relación de dominio y sumisión”. si otras personas tienen fetiches con los pies o con cierta ropa, ella buscaba alguien que mereciera ser servido. “Para mí, es fascinante que yo, una persona sin trasfondo musical, me encuentre a los pies del compositor vivo más importante de nuestro tiempo, y es fascinante que mi asistencia pueda llevarlo a su plenitud. si él no está satisfecho, su música también sufre. entonces mi trabajo es tener la casa limpia, pero también que esté satisfecho”, cuenta ella con un sonrisa. Georg Friedrich Haas reconoció el año pasado en una entrevista conjunta con The new York Times: “Tal vez ahora sea más fácil hacer lo que quiero porque no me molestan los deseos incumplidos”.
es él el que vuelve a tomar la palabra. Cuenta que antes de su actual vínculo había tenido tres matrimonios. no salieron bien, apunta, porque reprimía sus impulsos. después de su tercer matrimonio y de sentir que había perdido 40 años de su vida, se dio cuenta de que necesitaba una persona que se sometiera a él. “Lo más importante es que ya no me siento sucio ni culpable: me siento libre de poder expresarme”, afirma ante la platea.
en tren de permitir que el otro se exprese, habilitan una pregunta. Alguien consulta si sus intervalos musicales tienen alguna relación con la tensión del orgasmo. “en la música clásica tenemos ese movimiento basado en la curva masculina, en el que la tensión se va incrementando hasta llegar a un clímax que luego cae abruptamente –reflexiona–. También me concentré en el trabajo de schönberg, que era un misógino que seguía mucho a otto Weininger, y cuando analizamos sus partituras vimos que estaban bien marcados los clímax. en los estados Unidos, las composiciones se enseñan siempre apuntando a que la persona llegue fácilmente a los clímax. siendo consciente de eso, decidí que yo no quería esa característica para mi música. Uno de los motivos para explicar esto es porque amo el orgasmo femenino. me encantaría poder tener uno. A través de mi música intento tener ese sentimiento y esa pasión como si fuera una constante”.
Luego de analizar las composiciones de otros músicos, como las de Anton brückner, Hass vuelve a la pregunta inicial. “no es que haya una construcción, un intervalo particular que muestre la relación entre una cosa y la otra. es más bien el tiempo de las consonantes y las disonantes, es el tiempo de la composición de un clímax y su descomposición. en la música de Franz Liszt, por ejemplo, tenemos ese crescendo y luego una música hermosa y tranquila, silenciosa, que refleja un momento posorgásmico que se puede tomar como una posible transferencia entre un momento sexual y uno musical”.
Hace unos años, el compositor vio una performance en la que mollena Lee Williams contaba aspectos de su vida ligados a su largo proceso de rehabilitación por alcoholismo. A él se le ocurrió que era un buen material para hacer algo. Pasó cuatro meses dándole forma. Así fue como (¿amo y sumisa?) se encontraron compartiendo un trabajo que llamaron Hydra, que presentaron tanto en europa como en nueva York. en aquel reportaje, el maestro reconoció que su productividad casi se había duplicado desde que conoció a esta educadora bdsm.