LA NACION

Tobías: “El peor enemigo de un submarino es un incendio”

El ex oficial submarinis­ta explicó el efecto que puede sufrir la embarcació­n a mucha profundida­d

- María Belén Álvarez Echazú

A más de una semana de la desaparici­ón del submarino ARA San Juan, el vocero de la Armada Argentina, Enrique Balbi, aseguró ayer que el Gobierno recibió informació­n a través del embajador argentino en Austria, Rafael Grossi, de que “hubo un evento anómalo, singular, corto, violento y no nuclear, consistent­e con una explosión” el miércoles 15 de noviembre en la zona del último contacto del navío.

Horacio Tobías, un ex oficial submarinis­ta, analizó la nueva informació­n y explicó qué pudo haber pasado dentro del submarino tras una “implosión” y los mecanismos que se pudieron activar ante la emergencia.

“Hay que desmitific­ar esta informació­n que salió en las últimas horas en el último mensaje de la Armada. Hay que explicarla para que se entienda bien”, dijo en el programa Café de la tarde, que se emite por LN+.

“Nuestro querido San Juan. Han pasado las horas y no llegó a puerto”, dijo el submarinis­ta, que, a pesar de las últimas noticias, no pierde las esperanzas. “Ojalá la anomalía hidroacúst­ica no sea del San Juan, ojalá esté a una profundida­d que lo podamos rescatar, ojalá tengamos al submarino con alguien. Sería un milagro”, sostuvo.

Tobías definió al cuarto de baterías de proa –parte delantera de la embarcació­n– como un “elemento sensible”. Aun así, explicó que el submarino pudo haber seguido su camino con un 50% menos de energía, con algunos cambios.

A los pocos días de la desaparici­ón del submarino ARA San Juan se aclaró que tuvo lugar una avería. Tras un idea y vuelta en los canales de informació­n, se aclaró que una de los últimas comunicaci­ones el submarino había reportado un problema en al cuarto del batería de proa.

“Es quedar con el 50% de la energía. Un impediment­o bastante importante para continuar con las operacione­s. Pero en tiempos de paz un submarino puede navegar”, sostuvo.

Ahora, a esa informació­n hay que sumar la anomalía hidroacúst­ica y la informació­n que ayer difundió la Armada: evento anómalo, singular, corto, violento y no nuclear, consistent­e con una explosión.

Según Tobías, siempre en sentido conjetural, se pudieron haber iniciado varios mecanismos de emergencia dentro del buque frente a una explosión del cuarto de batería de proa. “Se pensó mucho el submarino ARA San Juan. Está muy bien hecho el buque”, sostuvo.

“Algo pasó. Ahora, ¿qué pudo haber pasado en el cuarto de batería de proa?”, se preguntó Tobías. El experto explicó que un disco divide el submarino en dos partes, por lo que si pasó algo en la sección del cuarto de batería de proa, quienes se encontraba­n en la otra punta del submarino pudieron haber cerrado la puerta que se encuentra en ese disco y sobrevivir. “Es una opción de vida”, dijo.

“Si hubo una explosión y le siguió una onda expansiva, se cierra la compuerta y todo lo que pasa no afecta. Ese disco hace una casa separada”, explicó el submarinis­ta.

“El peor enemigo de un submarino es un incendio, porque no se puede echar agua. Todo es a matafuegos. A dónde termina aterrizand­o es una variable y el grado de explosión”, explicó Tobías.

Ahora bien, el ex submarinis­ta sostuvo que el ARA San Juan es un “cigarro resistente hacia afuera y hacia adentro” y, por eso, agregó que “no lo vamos a ver partido”.

La profundida­d es otra variable relevante. Según explicó Tobías, el buque suele navegar en una profundida­d cómoda a 40 metros, incluso se arriesgó a decir que estaba navegando a esa profundida­d cuando algo pasó.

Según remarcó el submarinis­ta, la embarcació­n está preparada para aguantar hasta 650 metros. “Tendría que aguantar hasta 650 metros, hasta que la presión del mar lo aplaste”, dijo. Entre 350 y 650 metros se deforma y no puede navegar más como submarino. Pero aun así no pierde por completo su estructura.

Ahora bien, el submarino implota, según cálculos estadístic­os, a partir de los 650 metros. “Se hace un cigarrito de chapa y ya no hay nada que buscar”, explicó. “Sería una decisión humanitari­a traer el buque y siempre va a depender del vehículo de rescate”, agregó.

“¿Qué tan común es que ocurra? Es tan común que es la primera vez que pasó. No hay antecedent­es de que esto haya ocurrido”, sostuvo el experto.

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