LA NACION

A 50 años de “La balsa”, Ciro Fogliatta regresa con un nuevo trabajo, Pido demasiado, con varios amigos invitados

A los 73 años, uno de los fundadores del rock argentino destruye algunos mitos de aquellos primeros tiempos; además, habla sobre su nuevo disco y su búsqueda menos blusera y más cancionera

- Textos Sebastián Ramos |

A los argentinos nos encantan los mitos... si no, cómo explicás que cincuenta años después sigan diciendo que Litto [nebbia] le robó «La balsa» a Tanguito. eso es una barbaridad. Vos pensá que ahora hay pibes de 15 años que por YouTube comentan y están convencido­s de que Litto le robó el tema a Tanguito. Yo estuve ahí, a mí nadie me lo contó, pero eso no importa. Lo que importa acá es el mito”. Ciro Fogliatta estuvo ahí, por supuesto, tocando el órgano Farfisa de la memorable intro del primer hito hecho canción del rock argentino, que este año cumplió medio siglo. estuvo ahí y también estuvo mucho antes, porque fue Fogliatta el que armó los Wild Cats, la banda que luego daría a luz a Los Gatos salvajes y, poco tiempo después, devendría en Los Gatos. A los 73 años, Fogliatta no se resigna ante la mitomanía argentina, pero lejos de combatirla con rencor o escudándos­e en la nostalgia este elegante músico rosarino continúa construyen­do su camino como si recién comenzara. “Yo vivo de la música y necesito invertir mi tiempo y mi dinero en lo que estoy haciendo hoy”, sentencia. Lo que está haciendo hoy Fogliatta es presentar un álbum con canciones nuevas, Pido demasiado, en el que más allá de mantener su estilo siempre vinculado al blues y la música beat, explora su veta más cancionera, con la colaboraci­ón de músicos como Juanse, de ratones Paranoicos; nito mestre, y la producción de la dupla compuesta por Pablo Guyot y su viejo compañero en Los Gatos Alfredo Toth. Tras una serie de suspension­es por motivos de salud, Fogliatta lo presentará oficialmen­te el 20 de diciembre, en el Teatro sony.

–El disco suena más cancionero, ¿fue una búsqueda o surgió durante el proceso de composició­n?

–el sonido siempre es el mío, el que me sale en el momento. el sonido de la banda es el de una banda de rock nacional. Yo vengo mucho del blues y eso influye en todas las canciones también, pero después arreglamos para que lo produzcan Alfredo Toth y Guyot y entonces hay mucho de su sonido en el álbum. igual, tenía ganas de ir en esa dirección de la canción.

–¿En vivo seguís tocando con Las Blusettes (grupo integrado por mujeres)?

–sí, pero hemos cambiado de integrante­s. A pesar de eso, sigue el formato con este nombre, que obliga un poco a que sigan siendo mujeres.

–¿Encontrás alguna diferencia entre tocar con mujeres y tocar con hombres?

–no, la verdad es que no encontré ninguna diferencia. o soy muy distraído en algunas cosas... Las mujeres por ahí son más ordenadas, más puntuales, pero hay de todo. Yo ya había tocado con mujeres en españa, en una banda que se llamaba Tráfico de rubíes.

–Prince solía rodearse de mujeres en sus bandas.

–Tienen su sensibilid­ad, por supuesto, pero en realidad lo que te moldea es la música, que es un arte incomparab­le. Ahora esta banda es más rockera.

–Después de tantos años, ¿qué significa el rock para vos hoy?

–me dediqué mucho tiempo al blues, que es prácticame­nte el padre del rock. Porque el rock no es un género musical, es un movimiento, donde entran todos los estilos. en los estados Unidos hablan de rock and roll. Pero en la Argentina, es increíble que se haya seguido desarrolla­ndo sin parar y creo que hoy tiene más valor eso, la vigencia y haber conquistad­o público. Cuando nosotros empezamos no había público para el rock, tocábamos para poca gente. incluso con Los Gatos, que fueron famosos en toda sudamérica, tocábamos en clubes sociales para 200 personas.

–A 50 años de “La balsa”, ¿qué creés que tenía el tema para lograr lo que logró en su tiempo?

–no creo que haya sido casualidad. Tanguito, que no era compositor, largó esa frase del principio que fue muy importante, es el puntapié de la canción: “estoy muy solo triste, acá, en este mundo abandonado”. después Litto compuso lo demás y quedó algo increíble. Pero también fue un momento en el que tenía que pasar algo. era otra época, por eso también lo de “La balsa” tenía toda esa cosa romántica. en la Argentina tenía que explotar algo así. era cuestión de tiempo y de que se dieran esas coincidenc­ias. “La balsa” tampoco salió con una producción bárbara ni gustó enseguida. Primero no pasaba nada. salió en julio y recién a fin de año hubo alguna seña, desde la compañía, que había que apoyar el tema y lo empezaron a pasar mucho y explotó.

–Este año hubo muchos festejos por el aniversari­o del tema, ¿no les ofrecieron hacer algo con Los Gatos?

–sí, querían armar una velada en el Teatro Colón, en la que no íbamos a estar solos, y la idea era tocar con Los Gatos cuatro o cinco temas. Pero Litto no quiso tocar, él está un poco alejado desde aquella reunión que hicimos hace diez años. Yo lo respeto mucho, pero me parece que lo de Los Gatos excedía nuestras voluntades. Creo que habría que haberlo hecho, pero bueno, los argentinos somos muy especiales, cuando bajamos la persiana... ya está.

–Como sucedió también este año con Manal o Vox Dei, que a pesar de tantos años no pudieron reencontra­rse por diferencia­s entre los músicos.

–son cosas raras. Lo mismo pasó con ese quilombo que hubo cuando se filmó Tango feroz y todo ese lío con “La balsa”, que finalmente no pudieron ponerse de acuerdo con Litto. es una lástima que no se puedan poner de acuerdo una productora con los músicos y hacer una película con la historia un poco menos cambiada como la hicieron, un poco más real, controlada por quienes protagoniz­aron la verdadera historia, como hacen en los estados Unidos. La película Ray la controló ray Charles y es buenísima, una historia hermosa y muy real. Acá eso no lo entendemos y a lo mejor nos creemos mucho más de lo que somos.

–¿Por qué creés que hay tantos finales con peleas en las bandas de rock?

–son los egos. Yo probableme­nte tampoco esté fuera de cómo funcionan los músicos. soy músico y tengo mis defectos, pero me parece que uno tiene que mirar más lo macro que a su pequeña ambición. Por supuesto que es difícil estar en un ensayo con gente que ya está muy hecha y aceptar que te digan “no hagas tal o cual cosa”, pero me parece que el resultado en ese caso sería el objetivo. Yo lo respeto mucho a Litto como artista, y como persona cada uno es lo que es. Él está festejando sus cincuenta años también por ahí. Yo no tuve la suerte, porque también iba a tocar en el bA rock y con todos los quilombos que hubo no sé qué pasó, pero me hubiera gustado estar.

–¿Por qué se separaron Los Gatos en su momento?

–Porque había salido un viaje para ir a tocar a españa, pero Litto no quiso ir y yo no quise suspender el viaje. de cabeza dura, fui igual, fuimos con Alfredo [Toth], oscar moro y Pappo. Pero ahí se termina el grupo y a la vuelta armé una banda llamada sacramento.

–¿Qué recuerdos tenés del paso de Pappo por Los Gatos?

–A mí me gusta el estilo musical que tenía Pappo, cómo componía. era un tipo muy respetuoso de las melodías, cómo hacía encajar las letras. recuerdos de Pappo tengo muy buenos.

–¿Su ingreso cambió el sonido de Los Gatos?

–Cualquier guitarrist­a con estilo, con audio como le dicen ahora, te cambia el sonido de un grupo de rock, porque la guitarra es el instrument­o principal. Pero la movida de rock que tomó la banda en esos años viene en realidad de que habíamos estado en los estados Unidos y visto de todo en 1969. nos cambió la cabeza. Pero Pappo tenía una data de blues clásico que no la tenía nadie, se había dedicado a eso.

–En el nuevo disco grabaste con otro músico muy amigo de Pappo, Juanse. ¿Cómo fue el cruce?

–no lo conocía personalme­nte y tenía un estereotip­o de él. Pero nada que ver, es un supermúsic­o que está en un momento bárbaro. Canta en “Pido demasiado” un par de estrofas y toca en dos temas más, “La espuma” y “blues 76”. es un músico con una data de rock and roll que no creo que haya muchos músicos que tengan hoy en día. Yo estuve todos los ochenta fuera del país, sin pisar la Argentina, y me llegaban cosas de Virus, de ratones Paranoicos, de divididos, pero no los conocía a los tipos. Yo recién volví al país en 1997, en la banda de [Andrés] Calamaro.

–¿Cómo recordás ese regreso?

–Tuve mucha suerte, porque volver con Calamaro significó encontrarm­e con toda esa nueva generación que no sabía nada de mí, porque yo había desapareci­do durante 24 años. me ayudó mucho para después radicarme de nuevo acá.

–Poco antes habías grabado con Los Piojos, que ya eran muy populares acá.

–sí, grabé en el disco Azul, un poco por casualidad, porque estaba acá por un tiempito y como Alfredo [Toth] era el productor, me contactó. Tenían mucho talento y eran unos fenómenos. Al año siguiente, cuando vuelvo con la gira de Calamaro, me llamó mucho la atención ir a tocar a Villa Gesell y ver en las calles que la mitad de la gente que caminaba por ahí tenía una camiseta de Los Piojos. Yo no sabía que eran tan populares.

“Respeto mucho [a Litto Nebbia], pero la reunión de Los Gatos en el Colón excedía nuestras voluntades”

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