conducción con un estilo de humor definido
Lo distintivo de Bien levantado es el estilo de conducción que caracteriza a beto Casella, que se basa en un humor picaresco, típico de la cultura popular porteña de barrio, que recorre todas las emisiones. Con una extensión horaria amplia, la dinámica del programa permite detenerse en diferentes temas de actualidad y tratarlos en un tono distendido, sin urgencias, al que el intercambio irónico entre el conductor y los columnistas vuelve muy gracioso. Aunque algunas veces el derrotero de los contenidos se mueva peligrosamente a orillas del precipicio en estos tiempos en que la percepción de lo discriminatorio a veces se exacerba.
en correspondencia con ese rumbo chistoso que sigue el programa no falta el agregado de humor absurdo que les permite a Casella y a sus colaboradores explayarse e inventar a gusto bromas durante toda la mañana. La chispa del conductor para improvisar de acuerdo con la dirección que toma la conversación es innegable, pero tampoco es menor la de los colaboradores, con quienes la experiencia de muchos años de trabajo en conjunto hace que se entiendan muy bien y conjuguen rápidamente comentarios simpáticos y algunos remates desopilantes. Para este fin sirven personajes de historieta del pasado, costumbres de la vida cotidiana, noticias del universo mediático, modas, objetos raros, entre un sinfín de motivos, cuyo único límite es la imaginación de quienes hacen el programa.
Aliados incondicionales de la propuesta son los oyentes del programa, muchos de ellos seguramente seguidores del ciclo desde tiempo atrás, que tienen perfectamente detectados los códigos del ciclo y se pliegan rápidamente con sus mensajes a las claves temáticas de cada día, con aportes de comicidad a la altura de los profesionales que trabajan en el estudio.
el público al que apunta sin dudas y al que en todo momento se le envían guiños de época es aquel que pasaba sus últimos años de adolescencia a fines de los 70 y en los 80. Los guiños apuntan a la música, a la moda de aquellos años, a la tecnología que se usaba, entre otros elementos, pero en ningún momento estos temas aparecen con algún barniz nostálgico. Al contrario, la manera que ingresan es nuevamente bajo la pátina del humor que, sin mostrarlos ridículos, inducen a percibirlos desde la comicidad. Con esa pequeña distorsión de la perspectiva que, según Woody Allen, genera la diferencia entre la tragedia y la comedia.
Lola Cordero, Héctor Gallo y Carolina Wyler brindan buena información de sus areas. rodolfo samso aporta un plus al humor general y la locución de Fernanda Carbonell es impecable.