Entre las plumas y los tangos más reos
“Yo no quiero que nadie se imagine cómo es de amarga y honda mi eterna soledad, en mi larga noche el minuto muele la pesadilla de su lento tic-tac”. Cuando mario Filgueira cantaba con su voz cascada este tango de Gardel y Lepera lo hacía de manera especial. Aunque fue un tipo muy querido en el medio, con frecuencia se sintió solo y frustrado. Pero los vaivenes de sus depresiones tuvieron su final ayer. se quedó dormido y no despertó. sin embargo, en lo externo, siempre parecía un tipo divertido y feliz. sobre todo cuando se “transformaba”. Actor, bailarín, cantante, cobró notoriedad allá por 1984, cuando fue parte del mítico grupo Los Peinados Yoli, en épocas del Parakultural, junto con batato barea, Patricia Gatti, Tino Tinto, divina Gloria y ronnie Arias. Al tiempo se integró al grupo Caviar, en el que fue uno de sus pilares durante muchos años. Lo caracterizaron su heterogeneidad y capacidad de transformarse en personajes muy diferentes. Además de sus propios shows y de los espectáculos de Caviar, trabajó en María de
Buenos Aires (2008-2009), en el Cervantes, y en Atenas, junto a su gran amiga Julia Zenko; en su intimista propuesta de cabaret alemán
Dímelo al oído (1999), junto a otro gran amigo suyo, Facundo ramírez; además de
Kábala (2006) y Comparsa (2007), de Walter soares;
Karavanah (2008), junto a divina Gloria, entre otros. se extrañarán los tangos reos, las coreografías magnéticas y las antidivas que solía encarnar. Con mario Filgueira se pierde un gran artista del café concert porteño.