Jubilación finlandesa
Las declaraciones del titular de la Anses, que comparó las jubilaciones de Finlandia y la Argentina, constituyen un menoscabo al raciocinio de los jubilados y pensionados. Los haberes no se miden y comparan por su mera conversión a pesos o euros, sino por el poder adquisitivo de esos pesos o euros en cada país, además del resto de las prestaciones que puedan tener los beneficiarios, fundamentalmente cobertura de salud. Sabido es que Finlandia, Suecia y Noruega se encuentran socialmente entre los países más avanzados del mundo. Aclara este funcionario que las prestaciones estatales en esos países se complementan con fondos de pensión privados, cosa que aquí fue desarticulada y
tildada de ilegal si a alguien se le ocurría prever una vejez penosa y se cubría con un seguro de pensión en el exterior. Por todo lo expuesto, estas declaraciones no sirven porque no se comparan países de estándares similares (en Rusia he visto a gente jubilada trabajando en tareas estatales, como subtes y museos, cosa que acá no se facilita) y son la excusa –falsa– para “ajustar” los haberes previsionales por índices menores que los que se habían logrado en años anteriores (uno de los pocos aciertos de la “década ganada”), y lograr así un ahorro importante para el Estado, a costa de la disminución de las ya humildes jubilaciones y pensiones. Cada nuevo gobierno tira por la borda todo lo que hizo el anterior, sin analizar si fue bueno o no para el país o sus habitantes. Sin políticas de Estado que perduren más allá de la bandería política de quien gobierne jamás se saldrá adelante. Los legisladores tendrán la última palabra y el pueblo juzgará. Gabriel G. Borgnia
gabrielborgnia@hotmail.com