LA NACION

Los puntos oscuros de las llamadas del submarino y la operación de rescate

La Armada insistió en que las comunicaci­ones no fueron de emergencia; explicacio­nes insuficien­tes

- Mariano de Vedia

La Armada afirmó ayer que “no fueron llamadas de emergencia” las comunicaci­ones que realizó el submarino ARA San Juan, en las horas previas a su desaparici­ón. Dichas comunicaci­ones, además, no fueron ocho, como había informado la empresa Tesacom, sino 13, de acuerdo con el detalle aportado ayer por el vocero naval, capitán Enrique Balbi.

Tal como se indica en la infografía que acompaña esta nota, Balbi confirmó que, en un período de diez horas y media, a partir del momento en que comunicó que tenía una falle, el ARA San Juan realizó tres llamadas satelitale­s al Comando de la Fuerza de Submarinos, con sede en Mar del Plata, además de un reporte de situación por escrito, un mensaje para pedir un cambio de rumbo en la navegación y siete intentos de conexión a Internet para transmitir datos.

A eso se suma una llamada de voz que realizó la Fuerza de Submarinos al comandante del ARA San Juan.

De las explicacio­nes dadas por la Armada, quedan algunos puntos oscuros, según confiaron fuentes castrenses en diálogo con la nacion.

Meteorolog­ía. No queda claro si antes de zarpar de Ushuaia, el lunes 13 de noviembre, se tuvieron en cuenta los pronóstico­s de malas condicione­s meteorológ­icas, lo que al día siguiente, a la noche, generó el ingreso de agua por el sistema de ventilació­n. El snorkel cuenta con dos válvulas. Se ignora si falló una o las dos.

Avería. El submarino informó que la avería fue subsanada. ¿Es sinónimo de reparada? Si fue arreglada, no está claro por qué se aisló uno de los compartime­ntos de baterías.

Velocidad. Si la falla fue subsanada, no se entiende por qué el submarino pasó a navegar a una velocidad de cinco nudos (8 kilómetros por hora), casi como el trote de una persona, cuando el ritmo habitual es 25 nudos (40 kilómetros por hora).

Puertos. No se tuvo en cuenta la posibilida­d de derivar el submarino al puerto de Comodoro Rivadavia, (distante 430 kilómetros) o al de Puerto Madryn, de aguas profundas.

Comunicaci­ón. Estaba previsto que el submarino se comunicara una o dos veces por día o incluso cada 48 horas. Entre las 22 del martes y las 8.36 del miércoles hubo 13 llamadas e intentos de conexión a Internet. Cuando la Armada informó, en los primeros días, que existía un problema de comunicaci­ón, no hizo público el intercambi­o que había habido esa noche entre el ARA San Juan y el Comando de la Fuerza de Submarinos. Emergencia. La Armada comenzó la búsqueda del submarino 36 horas después de que se perdió toda comunicaci­ón, que había sido intensa en las diez horas anteriores. No se declaró de entrada el caso en emergencia, como sí ocurrió en abril de 2007 cuando se incendió el rompehielo­s Irízar, que obligó a la evacuación de la tripulació­n. Apenas producido ese incidente concurrier­on rápidament­e al salvataje de emergencia las corbetas Grand Ville y Robinson, apostadas en Mar del Plata, un avión Orion de la Armada, un Hércules de la Fuerza Aérea, un caza de la Prefectura, un buque petrolero panameño y un pesquero uruguayo, entre otras naves. En el caso del ARA San Juan, pese a que se había informado un principio de incendio, se esperó un tiempo para actuar. Varios especialis­tas indicaron que si se hubiera declarado una emergencia, la acción tendría que haber sido inmediata.

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