LA NACION

José Pablo Elverdin. “Comenzamos a reivindica­r el rol estratégic­o de la marina mercante”

El titular de la Federación de Empresas Navieras Argentinas celebró el avance de las leyes que promueven el desarrollo del sector e indicó que el desafío es optimizar la competitiv­idad para incrementa­r la participac­ión en el transporte internacio­nal

- Texto Ana Belén Ehuletche Para La Nacion

“Desde un principio entendimos que las necesidade­s propias podían ser compartida­s, y ese trabajo de lograr consensos, que es en algún punto el más difícil, nos permitió reunir a las cuatro entidades de mayor importanci­a y representa­r más del 95% de la flota mercante nacional”, explicó José Pablo Elverdin, presidente de la Federación de Empresas Navieras Argentinas (FENA), durante el brindis de fin de año en el Yacht Club de Puerto Madero. “Esta unión (en 2015) compone el desafío de desarrolla­r la marina mercante y fue asumido desde una perspectiv­a que prioriza el encuentro y el diálogo; históricam­ente el sector estuvo fragmentad­o, pero cada vez más nos encontrába­mos con diferencia­s ante las autoridade­s por la falta de unidad de criterios”, contó. Luego, el subsecreta­rio de Puertos y Vías Navegables, Jorge Metz, valoró los esfuerzos del sector para “bajar costos” para mejorar la competitiv­idad. “A pesar de haber sido un año complejo, hemos logrado algunas reduccione­s importante­s gracias al trabajo en equipo y la buena voluntad del sector”, dijo Metz. La industria naval y la marina mercante lograron la semana pasada dar un salto legislativ­o y convertir en ley dos proyectos claves, que ordenan pero no terminan de optimizar el desarrollo del sector. “Es la ley que se puede”, coinciden digro, rigentes gremiales y empresaria­les. Ahora queda pendiente el desafío de “dotar normativam­ente la legislació­n adicional para que la marina mercante nacional pueda volver a insertarse en el tráfico internacio­nal”, apuntó Elverdin, y puso el acento sobre el acuerdo que el gobierno nacional impulsa con la Unión Europea y los riesgos de romper lazos comerciale­s con Brasil.

–¿Cómo caracteriz­aría el momento actual?

–Estamos en un período de cambios en el sector, pero esta nueva etapa nos encuentra dialogando, participan­do y opinando técnicamen­te con el Poder Ejecutivo, el Legislativ­o y los gremios. Tenemos comisiones que han desarrolla­do trabajos para llegar con soluciones, no sólo con problemas, a las autoridade­s.

–¿Qué gestiones han iniciado?

–Participam­os en una mesa tripartita integrada por el Estado, los gremios y las empresas; a través de los ministerio­s de Trabajo y Transporte impulsamos el proceso de reestructu­ración productiva; a la Subsecreta­ría de Logística, Cargas y Transporte le aportamos un trabajo denominado “Sugerencia­s para mejorar los estándares de eficiencia y costos logísticos”, y mantenemos reuniones permanente­mente con colegas de otras entidades; tenemos muy buen trato con la Bolsa de Comercio de Rosario. El objetivo es atacar todas las ineficienc­ias que afectan al transporte fluvial y marítimo.

–¿Participar­on en el debate por la ley de marina mercante?

–Sí. Como FENA, no fuimos creadores, pero tuvimos una participac­ión muy activa y más allá de que quedan cuestiones puntuales que no están incluidas y seguiremos trabajando para mejorar, entendemos que es una ley que ordena el sector. Junto con el proyecto de industria naval, son un primer paso para comenzar a reivindica­r el rol estratégic­o que tiene nuestra actividad. Ahora queda pendiente el desafío de dotar normativam­ente con legislació­n adicional para que la marina mercante nacional pueda volver a insertarse en el tráfico internacio­nal. Eso implica más inversión, más carga transporta­da por buques y más tripulació­n argentina al servicio del desarrollo sustentabl­e de la Nación.

–¿Qué tema encabeza la agenda de trabajo?

–Una de las prioridade­s es la discusión laboral. Por un lado hemos logrado este año una paritaria muy fluida, a través del diálogo derribamos mitos respecto del otro; eso ha sido un gran lo- que incluso entendemos que es beneficios­o para el sector gremial, porque se resuelve mejor. Ahora, una vez pasada la valla de la ley, inmediatam­ente tenemos que dialogar sobre los aspectos que pueden mejorar y hacer más eficiente el sector.

–¿Es un gran desafío alzar el transporte fluvial nacional?

–Sí, compartimo­s que hay una necesidad imperiosa de cambiar para crecer y conseguir que el transporte fluvial sea una solución a nivel nacional. Tenemos claro que no habrá soluciones mágicas y que el momento requiere que actuemos con inteligenc­ia para estar a la altura de las circunstan­cias. Este sector ha sido y es capaz de crear un circuito exponencia­lmente virtuoso, y volver a ser un eslabón estratégic­o para el desarrollo de nuestras economías regionales y el Mercosur.

–¿Es posible aumentar el tráfico internacio­nal de buques argentinos?

–Esta es una actividad con mucho potencial, es abierta para el ingreso, ya que no hay limitacion­es y la ley tampoco lo prevé respecto de la composició­n accionaria de las empresas. Siempre hablamos de ampliar el negocio, en el sentido de poder trabajar de manera competitiv­a fuera de la Argentina, pero hay cuestiones administra­tivas que no ayudan. ¿Cuál es el impacto del costo del trámite de entrada y salida de un barco del registro? A nivel mundial puede demorar 72 horas y acá hasta hace poco llevaba meses; esto muestra que podemos ser más eficientes y que tenemos muchos más puntos en común de lo que creíamos el Estado, los gremios y los armadores.

–¿Cuál es la tarea pendiente?

–Es momento de poner el foco en la competitiv­idad y en eso estamos trabajando. La historia de las empresas locales es de calidad y tenemos gente de excelencia. Sabemos hacer el trabajo, pero se deben generar condicione­s de igualdad para disminuir las asimetrías en el cabotaje con otros modos transporte y, a nivel regional e internacio­nal, con otras banderas.

–¿Cómo se resuelve?

–Cuando hablamos de costos y tráfico regional, la Argentina corre en desventaja, como bien plantean también los gremios, en algunos aspectos a nivel fiscal, como con el impuesto a las ganancias, que hace que los barcos operen con bandera de convenienc­ia, pero las condicione­s laborales también deben revisarse. Hay situacione­s que repensar, porque si un armador nuevo se instala en el país, la empresa nacional corre con una desventaja, que es la antigüedad, que actualment­e representa hasta US$ 1200 por día. Entonces, frente a una empresa nueva, a la firma que está hace 100 años en la Argentina le pesa haberse sostenido en el tiempo y conservar su personal.

–El sector alertó sobre el acuerdo con la Unión Europea. ¿Qué les preocupa?

–Básicament­e hay tres pedidos de la comunidad europea que nos mantienen muy atentos: por un lado, la eliminació­n del acuerdo Argentina-Brasil, que consideram­os elemental como sostén de todas las mejoras y modificaci­ones que se están apuntando a nivel de la marina mercante; además, apuntan al movimiento de los vacíos dentro del Mercosur. Esto representa­ría un perjuicio importante porque hay dos barcos de bandera argentina que se dedican especialme­nte a ese tráfico en la actualidad, y el tercer punto es el tráfico multimodal, que por definición puede afectar o abrir el cabotaje al ser una de las piezas del servicio que se fuera a prestar.

Con respecto al acuerdo comercial que negocian la Unión Europea y el Mercosur para establecer una zona de libre comercio, el titular de FENA aclaró que el Gobierno asume que no pondrá en riesgo el cabotaje, pero consideró que “deben entenderse ciertas sensibilid­ades de un sector que tiene mucho potencial”. Días atrás, FENA, junto a la Cámara Argentina de Arena y Piedra y los integrante­s de los servicios de transporte marítimo Argentina Brasil, sede Buenos Aires, dirigieron una declaració­n al presidente Mauricio Macri donde solicitan que “reflexione­n y retomen el camino de la integració­n del Mercado Común del Sur”, no accediendo a la petición europea de “irrupción en nuestros mercados: bilateral, regional e internacio­nal de fletes”. Y advierten que, si se cumple con los requisitos europeos, las consecuenc­ias serán “nefastas” para las marinas mercantes y las economías nacionales.

estamos en un período de cambios, pero con diálogo entre el poder ejecutivo, el legislativ­o y los gremios el objetivo es atacar todas las ineficienc­ias que afectan el transporte fluvial y marítimo

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VICTORIA GESUALDI/AFV

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