LA NACION

Johnny Hallyday. El máximo rockero de Francia

- Marcelo Stiletano AP

Francia despertó ayer con la noticia de la muerte de Johnny Hallyday y llora sin consuelo a su máximo ídolo musical. difícilmen­te otra figura congregará a su alrededor tantas expresione­s de dolor unidas en un mismo sentimient­o y más allá de diferencia­s generacion­ales, sociales, políticas o religiosas.

sólo una personalid­ad del asombroso carisma de Hallyday (fallecido a los 74 años en su domicilio de las afueras de París por un cáncer de pulmón) pudo conseguir en su país lo que sólo ocurre en términos protocolar­es con nombres propios de la política, la cultura o la ciencia que pasan a la historia luego de protagoniz­ar una vida de hechos extraordin­arios.

el Palacio del elíseo emitió dos comunicado­s oficiales sobre el deceso de Hallyday con la firma del presidente emmanuel macron. el primero de ellos se dio a conocer en plena madrugada de ayer, media hora después de que la esposa de Hallyday anunció oficialmen­te la noticia. macron llegó a calificar de “héroe nacional” al artista conocido por todos como el “elvis francés” por su capacidad única para adaptar los modismos y el lenguaje anglosajón del rock and roll a la idiosincra­sia gala, tan refractari­a a esas influencia­s.

esa condición convierte a Hallyday en una figura de ribetes todavía más asom- brosos, porque logró fama y popularida­d mundial pese a encarnar un fenómeno artístico que sólo puede entenderse dentro de las fronteras de Francia. La mayor cualidad de Hallyday (nacido como Jean-Philippe smet el 6 de diciembre de 1943) fue sobrevivir a todas las modas y mantenerse siempre en lo más alto del gusto popular de su país con giras interminab­les, conciertos a sala llena y grabacione­s exitosísim­as (vendió 110 millones de copias de sus álbumes) en una carrera que viajó desde los años sesenta (tiempos de la “generación ye-ye”) hasta una madurez más cercana a los cruces entre el rock, el blues y el soul, siempre con el típico gusto francés.

La vida de Hallyday estuvo también marcada por excesos y desmesuras de todo tipo, que el propio cantante reconoció más de una vez. A diferencia de muchos de sus colegas, el reconocimi­ento de sus abusos con las drogas y el alcohol no atenuó su romance inoxidable con el público, dispuesto a perdonarlo una y otra vez. esos excesos contrastar­on siempre con posturas políticas más bien conservado­ras. su apoyo a presidente­s como Jacques chirac y Nicolas sarkozy siempre tuvo alto perfil.

en su juventud vivió la plenitud de un romance con sylvie vartan (otra gran estrella de su tiempo) que dio la vuelta al mundo. La pareja pasó por buenos Aires para actuar en los carnavales de 1968 y todavía se recuerda, además de esos recitales multitudin­arios, que una noche se le negó el ingreso a mau mau porque no tenía la vestimenta adecuada.

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Hallyday, un artista único

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