Famatina. Venció a la minería y quiere ser un parque nacional
El pueblo riojano trabaja para proteger la biodiversidad del lugar
FAMATINA, La Rioja.– Eduardo Flores, un sanjuanino que tenía su finca en este lugar desde hacía años, fue uno de los primeros en sumarse a la lucha contra la llegada de las mineras. No quería que se repitiera la historia que había visto en su provincia. Por eso, instó a los pobladores de esta localidad a defender la naturaleza y a buscar otras formas de vivir. “El Famatina no se toca ni se tocará”, repetía ya enfermo. No alcanzó a ver cómo sus palabras calaron hondo en los vecinos, que pasaron de la resistencia a impulsar un proyecto que apuesta por la sustentabilidad.
Hace dos años los habitantes de este pueblo y de Chilecito expulsaron a la cuarta minera que buscaba explotar el oro de la zona. Y, ahora, lanzaron una campaña para que el área se convierta en un parque nacional, lo que permitiría no sólo preservar a perpetuidad los recursos naturales, sino que abriría una alternativa para vivir del turismo sustentable.
Voceros de la Administración de Parques Nacionales señalaron que el área reúne las características para tener el mayor nivel de protección.
Viene de tapa Los límites potenciales, diseñados con el asesoramiento de ONG, universidades, biólogos y arqueólogos, cubren unas 90.000 hectáreas. Y son: al oeste con los departamentos Felipe Varela, General Lamadrid y Vinchina; al este, la curva de nivel próxima a los 2000 metros de altura; al norte, el río El Durazno, y al sur, el río Miranda. Allí se eleva, como lo llaman aquí, el Famatina, la sierra extraandina más alta de América latina, con 6180 metros.
Hace 11 años los pobladores de las 30 localidades que reciben el agua que baja desde el Famatina se movilizaron, preocupados, por la cantidad de ese recurso que demandaría la minera Barrick Gold para explotar el oro en las alturas. Allí mismo, a principios de 1900, los ingleses abrieron La Mejicana, una mina cuyas instalaciones hoy subsisten como atractivo turístico.
Los vecinos lograron frenar la iniciativa, pero hubo otros intentos que desencadenaron nuevas marchas, campañas de difusión, acampes y cortes de caminos para impedir el paso de las mineras hacia el oro. Los reclamos hicieron que las empresas Osisko Mining Corporation, Shandong Gold y la salteña Midais, y hasta el propio gobierno provincial, abandonaran sus planes.
Ahora todo el esfuerzo de los pobladores está dirigido a que prospere el proyecto de parque nacional, figura que se complementaría con la de reserva, que es menos restrictiva y permite, por ejemplo, la ganadería de baja carga, como la de los puesteros de la zona.
“No podemos dejarles el palo y el corte de ruta a nuestros hijos y nietos, sino el disfrute de recursos naturales maravillosos”, dice Laura Mierez, integrante de la asamblea de Chilecito. “Un parque revaloriza las economías regionales, la producción local, y permitirá el desarrollo de las comunidades”, completa Carolina Sufich, de la Asamblea de Famatina, que, desde hace un tiempo, se concentra en “trabajar con la gente y crear conciencia de lo que implica esta posibilidad”.
Los pobladores admiten que, cuando hace varios años, algunos plantearon esta idea –con los vecinos todavía concentrados en la lucha antiminera– hubo desconfianza. “No conocíamos los detalles de la figura, si podía ser otra oportunidad para que algunos sacaran ventaja. Ya vimos que no es así, que nos vamos a beneficiar todos”, comenta Celia Smith, miembro de la Cámara de Turismo de Famatina.
Sofía Heinonen, directora de The Conservation Land Trust (fundación del fallecido Douglas Tompkins) recorrió el lugar y está en contacto con su gente. Ella considera que avanzar con esta protección es la solución “a largo plazo” para generar un salto positivo para la región. “Una propuesta superadora que cuida la naturaleza y promueve el desarrollo local con una comunidad integrada”, define.
Para que el proyecto prospere, el gobierno provincial debería ceder el cuidado ambiental de los territorios a la Nación. Hay una ley riojana (la 7292 de 2002) que declaró “parques naturales provinciales” a las “serranías del Famatina”, pero fue vetada por el Ejecutivo a los 15 días de su sanción.
Sin embargo, el gobernador Sergio Casas dijo, días atrás, que la idea es importante: “Hay que debatirla. Nosotros queremos la protección, el cuidado de las bellezas naturales y arqueológicas. Si hay consenso, se avanzará. Eso es lo primordial”.
Los expertos de la ONG Pacific Biodiversity Institute empezaron a estudiar la biodiversidad de la región en 2013, después de definirla como una de las áreas silvestres sudamericanas prioritarias, y determinaron que requería una “estrategia de conservación a largo plazo”.
Una ventaja en términos de burocracia que tiene la zona es que los puesteros que hay no son más de 50, entre los de Famatina y Chilecito. Crían cabras, cerdos, gallinas y algunas vacas, todas actividades que, adaptándose a algunos criterios, podrían continuar en el esquema de “reserva nacional”, que sería el que se aplicaría en las tierras que están entre los 2300 y los 4000 metros de altura. Más arriba, para cuidar glaciares y periglaciares, sería parque nacional. Esperanza
Mario Villalba vive con sus padres en el puesto que lleva casi medio siglo en Vallecito (Chilecito). “Si hay más gente que viene, vamos a estar mejor. Nosotros a los jóvenes que hacen bici o moto por acá les preparamos algún chivito asado y comen”, dice. Ese tipo de servicios es el que podrían, los que quisieran, prestar. No se requiere expropiarles las tierras, sino que se las delimita en la reserva.
Paulo D’Alessandro, uno de los activistas más reconocidos en la lucha contra las mineras –una estrategia que unió a personas de las más diversas corrientes ideológicas y partidarias–, insiste en que la explotación turística debe ser “sustentable, controlada y con parámetros a respetar”.
En la región, conviven el monte, la prepuna y la puna altoandina. La diversidad de alturas genera una fauna y una flora muy rica y variada. Entre los mamíferos, vive la taruca (el ciervo de altura), que es “monumento natural nacional” y está “en peligro” de extinción (ver aparte).
Además, en el área a conservar está uno de los sectores del Camino del Inca (Qhapaq Ñan), declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco en 2014. Comienza en el paraje Los Corrales, pasa por la Tambería de Chilitanca, los caminos dobles en la Pampa del Ajencal, la cuesta del Tocino y la del Inca. Abarca también la Tambería de Pampa Real, a 4200 metros de altura, y dos “santuarios” ubicados en los cerros General Belgrano (6180 metros) y Negro Overo.
“Estos pueblos tienen un espíritu ambientalista como lo demostraron en la lucha para cuidar el Famatina. Que el área se proteja hará que no vivamos siempre con el Jesús en la boca”, dice Francisco Peralta, presidente de la Cámara de Turismo de Famatina. Para él, aumentar el nivel de protección será también una defensa contra los incendios que azotan la zona.
En el área está uno de los tramos del Camino del Inca, declarado patrimonio de la humanidad Los expertos indican que el proyecto implica una gran solución ambiental