En la ONU, EE.UU. e Israel se enfrentaron al resto del mundo
Hubo fuertes críticas a Trump en la reunión de emergencia del Consejo de Seguridad
WASHINGTON.– El enfrentamiento en las Naciones Unidas estaba claro de antemano: eran Estados Unidos e Israel contra el resto del mundo.
En una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad, Europa, China y Rusia, y países de África y América latina criticaron y rechazaron la decisión de Donald Trump de reconocer oficialmente a Jerusalén como capital de Israel y ordenar el traslado de su embajada de Tel Aviv, y expresaron su preocupación por una escala da mayor de violencia en Medio Oriente.
Uno a uno, 14 de los 15 embajadores del Consejo –todos menos la norteamericana Nikki Haley– expresaron algún grado de rechazo, crítica o malestar por la movida de Trump, y reafirmaron el consenso global sobre Jerusalén: debe ser capital de dos Estados (israelí y palestino), cuyos límites deben determinar israelíes y palestinos. Trump sólo reconoció a Jerusalén como capital israelí, si bien dijo que las “fronteras” de la ciudad debían ser acordadas.
Tras la reunión, los embajadores de Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia y Suecia dijeron en un comunicado conjunto que la Unión Europea (UE) no reconocerá ningún cambio sobre las fronteras previas a la Guerra de los Seis Días, de 1967. Reiteraron, en línea con resoluciones de la ONU, que el este de la ciudad forma parte de “los territorios palestinos ocupados”.
“La UE no reconocerá ningún cambio sobre las líneas de 1967, incluidas las que afectan a Jerusalén, excepto las acordadas por las partes”, dijeron los diplomáticos. “Jerusalén deberá ser la capital de dos Estados, Israel y Palestina. En ausencia de un acuerdo, no reconocemos ninguna soberanía sobre Jerusalén”, insistieron.
Rusia y China, dos de los cinco miembros permanentes del Consejo, se sumaron a los demás. Estados Unidos quedó aislado: su decisión sólo fue respaldada por Israel.
La reunión del Consejo había sido convocada por Suecia, Francia, Italia, Reino Unido, Bolivia, Uruguay, Egipto y Senegal. Los dos países de América latina que actualmente ocupan bancas en el Consejo, Uruguay y Bolivia, también criticaron la decisión de Trump. El embajador boliviano, Sacha Llorenti, recordó la declaración del papa Francisco y su llamado a respetar el statu quo. El encuentro también contó con la participación de Israel, Jordania y el representante palestino.
El fin de la reunión fue dejar en claro el malestar con el giro de Trump y refrescar el consenso global sobre el conflicto en Medio Oriente. Estados Unidos es uno de los cinco miembros permanentes del Consejo y tiene poder de veto, con lo cual estaba descartada de entrada la posibilidad de condenar la decisión con una resolución. La condena quedó en los discursos.
Haley defendió en solitario la decisión norteamericana con un ataque directo a Naciones Unidas, a la cual el gobierno de Trump acusó de tener un “sesgo antiisraelí”. Ante el vendaval de críticas, Haley ratificó el rol de mediador de Estados Unidos, al afirmar, desafiante, que si llegara a haber un acuerdo en Medio Oriente “se firmará en el jardín de la Casa Blanca”.
“Estados Unidos tiene credibilidad con ambas partes. Israel nunca será –y nunca debería ser– intimidado hacia un acuerdo por la ONU”, dijo. La embajadora, que había dicho antes de la reunión que la decisión de Trump era “simbólica”, reiteró el respaldo de Estados Unidos a la llamada solución de los dos Estados. “Respaldamos una solución de dos Estados, si es acordada por las partes”, apuntó Haley.
Por su parte, los representantes israelí y palestino dejaron al descubierto sus diferencias.
El embajador israelí, Danny Danon, elogió el “coraje” de Trump para decir lo que, a su juicio, siempre se supo: “Jerusalén ha sido y será la capital de Israel”. Invitó a todos los países a mover sus embajadas, y recordó que hace 3000 años el rey David declaró a Jerusalén capital del pueblo judío.
El embajador palestino, Riyad Mansour, agradeció la reunión y a quienes defendieron la “ley internacional”. Calificó el anuncio de Trump de “extremadamente lamentable” y dijo que había elevado las tensiones, y llamó a Israel un “poder ocupante”. Jerusalén, insistió, representa para los palestinos “una línea roja”.
Nikki Haley embajadora de ee.uu. en la onu “estados unidos tiene credibilidad con ambas partes. Israel nunca será –y nunca debería ser– intimidado hacia un acuerdo por las naciones unidas”