LA NACION

En la ONU, EE.UU. e Israel se enfrentaro­n al resto del mundo

Hubo fuertes críticas a Trump en la reunión de emergencia del Consejo de Seguridad

- Rafael Mathus Ruiz

WASHINGTON.– El enfrentami­ento en las Naciones Unidas estaba claro de antemano: eran Estados Unidos e Israel contra el resto del mundo.

En una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad, Europa, China y Rusia, y países de África y América latina criticaron y rechazaron la decisión de Donald Trump de reconocer oficialmen­te a Jerusalén como capital de Israel y ordenar el traslado de su embajada de Tel Aviv, y expresaron su preocupaci­ón por una escala da mayor de violencia en Medio Oriente.

Uno a uno, 14 de los 15 embajadore­s del Consejo –todos menos la norteameri­cana Nikki Haley– expresaron algún grado de rechazo, crítica o malestar por la movida de Trump, y reafirmaro­n el consenso global sobre Jerusalén: debe ser capital de dos Estados (israelí y palestino), cuyos límites deben determinar israelíes y palestinos. Trump sólo reconoció a Jerusalén como capital israelí, si bien dijo que las “fronteras” de la ciudad debían ser acordadas.

Tras la reunión, los embajadore­s de Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia y Suecia dijeron en un comunicado conjunto que la Unión Europea (UE) no reconocerá ningún cambio sobre las fronteras previas a la Guerra de los Seis Días, de 1967. Reiteraron, en línea con resolucion­es de la ONU, que el este de la ciudad forma parte de “los territorio­s palestinos ocupados”.

“La UE no reconocerá ningún cambio sobre las líneas de 1967, incluidas las que afectan a Jerusalén, excepto las acordadas por las partes”, dijeron los diplomátic­os. “Jerusalén deberá ser la capital de dos Estados, Israel y Palestina. En ausencia de un acuerdo, no reconocemo­s ninguna soberanía sobre Jerusalén”, insistiero­n.

Rusia y China, dos de los cinco miembros permanente­s del Consejo, se sumaron a los demás. Estados Unidos quedó aislado: su decisión sólo fue respaldada por Israel.

La reunión del Consejo había sido convocada por Suecia, Francia, Italia, Reino Unido, Bolivia, Uruguay, Egipto y Senegal. Los dos países de América latina que actualment­e ocupan bancas en el Consejo, Uruguay y Bolivia, también criticaron la decisión de Trump. El embajador boliviano, Sacha Llorenti, recordó la declaració­n del papa Francisco y su llamado a respetar el statu quo. El encuentro también contó con la participac­ión de Israel, Jordania y el representa­nte palestino.

El fin de la reunión fue dejar en claro el malestar con el giro de Trump y refrescar el consenso global sobre el conflicto en Medio Oriente. Estados Unidos es uno de los cinco miembros permanente­s del Consejo y tiene poder de veto, con lo cual estaba descartada de entrada la posibilida­d de condenar la decisión con una resolución. La condena quedó en los discursos.

Haley defendió en solitario la decisión norteameri­cana con un ataque directo a Naciones Unidas, a la cual el gobierno de Trump acusó de tener un “sesgo antiisrael­í”. Ante el vendaval de críticas, Haley ratificó el rol de mediador de Estados Unidos, al afirmar, desafiante, que si llegara a haber un acuerdo en Medio Oriente “se firmará en el jardín de la Casa Blanca”.

“Estados Unidos tiene credibilid­ad con ambas partes. Israel nunca será –y nunca debería ser– intimidado hacia un acuerdo por la ONU”, dijo. La embajadora, que había dicho antes de la reunión que la decisión de Trump era “simbólica”, reiteró el respaldo de Estados Unidos a la llamada solución de los dos Estados. “Respaldamo­s una solución de dos Estados, si es acordada por las partes”, apuntó Haley.

Por su parte, los representa­ntes israelí y palestino dejaron al descubiert­o sus diferencia­s.

El embajador israelí, Danny Danon, elogió el “coraje” de Trump para decir lo que, a su juicio, siempre se supo: “Jerusalén ha sido y será la capital de Israel”. Invitó a todos los países a mover sus embajadas, y recordó que hace 3000 años el rey David declaró a Jerusalén capital del pueblo judío.

El embajador palestino, Riyad Mansour, agradeció la reunión y a quienes defendiero­n la “ley internacio­nal”. Calificó el anuncio de Trump de “extremadam­ente lamentable” y dijo que había elevado las tensiones, y llamó a Israel un “poder ocupante”. Jerusalén, insistió, representa para los palestinos “una línea roja”.

Nikki Haley embajadora de ee.uu. en la onu “estados unidos tiene credibilid­ad con ambas partes. Israel nunca será –y nunca debería ser– intimidado hacia un acuerdo por las naciones unidas”

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