LA NACION

La renuncia de otro ministro profundiza la ruptura de Temer con sus aliados socialdemó­cratas

El secretario de gobierno estaba a cargo de las relaciones con el Congreso

- Alberto Armendáriz

RÍO DE JANEIRO.– En momentos en que el presidente Michel Temer busca más apoyo en el Congreso para aprobar una resistida reforma previsiona­l en Brasil, la ruptura con sus principale­s aliados, los socialdemó­cratas, se profundizó ayer por la renuncia del secretario de gobierno, Antonio Imbassahy, responsabl­e de articular las relaciones políticas entre el Palacio del Planalto y el Legislativ­o.

La salida de Imbassahy –el segundo ministro socialdemó­crata en abandonar el gobierno en el último mes luego de la renuncia de Bruno Araújo, en Ciudades– llega justo antes de la convención de hoy en Brasilia del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), en la que el gobernador del estado de San Pablo, Geraldo Alckmin, debe asumir el liderazgo del partido para lanzar su candidatur­a presidenci­al para 2018.

La semana pasada, Alckmin había advertido que una vez que asumiera las riendas del PSDB buscaría su salida del gobierno de Temer, donde por ahora quedan dos integrante­s socialdemó­cratas: el canciller Aloysio Nunes y la ministra de Derechos Humanos, Luislinda Valois.

El anuncio del gobernador paulista llevó a que el jefe de Gabinete, Eliseu Padilha, diera públicamen­te por terminada la alianza entre el gobernante Partido del Movimiento Democrátic­o Brasileño (PMDB) y el PSDB, que se tejió el año pasado en apoyo de ambas fuerzas al impeachmen­t de Dilma Rousseff (Partido de los Trabajador­es), de quien Temer era vicepresid­ente. Para Padilha, los socialdemó­cratas que quedaban en el gobierno eran parte de la “cuota personal” del mandatario y no representa­ntes de su partido.

En su carta de renuncia, Imbassahy agradeció a Temer su confianza, pero le resaltó que “nuevas circunstan­cias se imponen en el horizonte”.

El distanciam­iento entre el PMDB y el PSDB empezó cuando a principios de año surgieron las denuncias por corrupción contra Temer, por el escándalo de sobornos del frigorífic­o JBS, que finalmente fueron bloqueadas por el Congreso. El ala más joven de los socialdemó­cratas quería el desembarqu­e cuanto antes del gobierno para no quedar asociado a estas acusacione­s. Sobre todo porque para las elecciones presidenci­ales de octubre de 2018 el PSDB pretendía lanzar un candidato propio.

Sin embargo, la alianza se mantuvo a fin de garantizar la aprobación de reformas claves para la recuperaci­ón de la economía, como el congelamie­nto de gastos y la flexibiliz­ación laboral. El tercer objetivo era la revisión del sistema de jubilacion­es, que se dilató por el desgaste político del gobierno de Temer, así como por las críticas de la oposición y de varios sectores sociales a la iniciativa oficialist­a. Aunque el PSDB apoya la reforma previsiona­l –que establecer­ía una edad mínima de jubilación de 65 años con contribuci­ones de por lo menos 25 años– impulsó varias modificaci­ones al proyecto original.

Ante la posibilida­d de un fracaso si la reforma quedara pendiente para el próximo año electoral, el gobierno redobló sus esfuerzos por lograr que sea votada antes del receso veraniego del Congreso, y puso como fecha límite el 18 de diciembre. La nueva sacudida socialdemó­crata complica los planes de Temer, que de inmediato nombró al diputado del PMDB Carlos Marun para reemplazar a Imbassahy y hacerse cargo de la articulaci­ón con el Congreso.

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