LA NACION

Cuánto vale la final desde el análisis de los hinchas

- Juan Patricio Balbi Vignolo

MENDOZA.–Hay 40 mil almas en la capital mendocina que inundan la ciudad con camisetas rojiblanca­s y blanquicel­estes. Historias variadas que confluyen en un mismo deseo: conquistar la Copa Argentina. Los 25 mil hinchas de River y los 15 mil de Atlético Tucumán se verán las caras en la final de hoy, desde las 19.15, con objetivos disímiles: los millonario­s quieren recomponer­se y seguir en racha logrando al menos un título por año, tal como ocurre desde 2014; los tucumanos, coronar su mejor año con el éxito más trascenden­te de su historia.

River vive un panorama oscuro. Aún no se levanta del golpe que le dio Lanús en la Copa Libertador­es y tiene un mal presente en la Superliga. Por eso, retener la corona no tendrá el mismo golpe de efecto que el título del año pasado, con boleto a la Libertador­es incluido, aunque dará motivación: el ganador jugará la Supercopa Argentina ante Boca el año próximo.

“Son finales diferentes. La del 2016 contra Central era la llave para jugar la Libertador­es y, además, por cómo se desarrolló el partido (River ganó 4-3), fue una alegría enorme. Ahora necesitamo­s recuperarn­os y cerrar el año con una sonrisa tras tantas pálidas. Hay que mejorar en los resultados y en lo futbolísti­co”, cuenta Federico Szprynger, de 30 años, quien viajó a Mendoza en avión desde Capital con su amigo Jonathan Schwarz, de 35.

“Perdimos con Lanús, Boca… Estamos mal, pero es una buena chance para levantar, aunque no mucho porque no cambia el balance final del año. Ya hay que pensar en el 2018”, agrega Jonathan. En sintonía, opina Martín Souse, 29 años y también por te ño :“Es una final y es una obligación ganarla. Pero nada cambia el panorama. Hay que hacer una autocrític­a fuerte, y creo que lo que más entusiasma al hincha es jugar con Boca la Supercopa”.

Guido Cicuttin, de 24 años, casi rompe el teclado cuando se le apagó la computador­a justo en el momento que estaba a punto de adquirir las entradas de manera online. El sistema tardó treinta minutos en dejar de estar saturado y logró el objetivo: “Es un partido para hacer un clic. El 2017 terminó con Lanús; el 2018 arranca con esta final”, opinó quien viajó en micro desde la Capital Federal con su amigo Juan Cruz, en lo que fue el primer viaje al interior para ver a River en un partido oficial.

Enfrente está Atlético, en el mejor año de su historia: jugó por primera vez la Copa Liber- tadores, la Sudamerica­na y ya se clasificó a la Libertador­es 2018. Sin embargo, ahora buscará conseguir su trofeo más importante (fue campeón dos veces del Nacional B y en 1960 ganó la Copa de Campeones de la República, entre otros).

“Es el partido más importante de la historia. Hace pocos años estábamos en el Argentino A, luchando para jugar el Nacional B. Tenemos muchas esperanzas, pero, si no se da, es nuestro mejor año”, dice Pablo Macchiarol­a, de 36 años, quien viajó desde Tucumán en auto junto a sus amigos Rodrigo y Sergio y su hijo Pablo, de seis años. “Mi hijo el domingo cumple siete y va a pasar todo el día viajando. Pero él quería venir y –si Dios quiere– va a poder ver campeón a Atlético”.

El camino por ruta también lo hizo Facundo Alonso Amaya (22 años), quien salió el jueves en camioneta con su hermano Gerardo y sus amigos Agustín y Jonatan, para evitar la Procesión de la Virgen de Catamarca y del Valle. “Tenemos mucho entusiasmo, alegría y ansiedad. Son muchas sensacione­s juntas. Esto es algo increíble para nosotros. La final es el broche perfecto del 2017, y hasta podríamos jugar con Boca en dos meses. Atlético representa a todo el norte argentino, compite internacio­nalmente y eso no es poca cosa”, explica Facundo, uno de los tantos tucumanos que emprendió el largo viaje de más de 10 horas y casi 1000 kilómetros. Todo sea por decir presente en la cita en Mendoza.

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Hinchas de los dos equipos sacándose una foto con la copa

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