LA NACION

MISIÓN: LA PAUSA PERFECTA

Los días de semana, el almuerzo no debería ser solo un trámite. Esa hora que corta el día bien puede convertirs­e en un momento para descansar el cerebro, dedicarte tiempo a vos y volver al resto de la jornada con actitud y energía renovadas. Tips y recome

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La imagen clásica es bastante triste. Un oficinista aburrido, comiendo directo de su tupper, sentado en su escritorio y mirando de reojo la computador­a. En pleno almuerzo, pero sin realmente disfrutarl­o ni desconecta­rse del todo, aún rodeado del contexto laboral y hasta con la posibilida­d de que pase su jefe y le encargue una nueva tarea. Y la imagen no solo es triste, también es poco sana. Porque no hay jornada de trabajo que pueda ser realmente productiva sin un mínimo recreo y descanso para la mente. Y porque la comida es energía, y es tan importante lo que ingerimos como de qué forma y a qué tiempos lo hacemos, para que verdaderam­ente surta su efecto en nuestro organismo. A continuaci­ón, entonces, una pequeña guía para que tu hora del almuerzo se convierta en un momento tan preciado como productivo.

CONOCÉ TUS ALREDEDORE­S

Antes que nada, tenés que hacerte a la idea: esa hora te pertenece y, más allá del mucho trabajo que tengas, es importante que te la tomes. Reducirla a media delante de la computador­a puede hacerte ganar más tiempo para terminar ese informe que tenés que entregar, pero a la larga va a restarte calidad de vida y hacer que llegues más cansado al final del día. Entonces, no tengas culpa de hacer el corte.

Dicho esto, lo primero que deberías hacer es inspeccion­ar los alrededore­s de tu lugar de trabajo. Ir tomando nota mental de los distintos lugares de comida, prestar atención a las recomendac­iones de tus compañeros y chequear los servicios de

delivery que llegan hasta allí. Y en el caso de que elijas esta última opción o seas de los que prefieren llevarse comida de su casa, empezá a buscar lindos lugares donde comer ese almuerzo. Si estás por el Microcentr­o, por ejemplo, en estos días primaveral­es vale la pena acercarse hasta la plaza San Martín para comer entre el verde y los cantos de los pajaritos. O si querés sumar unas cuadras más de caminata, la Reserva Ecológica puede ser el escape perfecto para sentirte a años luz de la rutina.

Y en esta clásica zona de oficinista­s, algunas recomendac­iones gourmet. Para los amantes del sushi, In & Out Sushi conjuga piezas de calidad y muy frescas con un servicio extrarrápi­do, que permite armar el combo que quieras, siempre al mismo precio. “Cualquier variedad de sushi, arrolladit­o primavera, ensalada y bebidas vale lo mismo. Elegí y armá tu almuerzo sin recurrir a la calculador­a”, tientan desde el local. Aunque para los indecisos siempre hay combos recomendad­os ya armados. También en plan de platos livianos que no requieran una supersiest­a luego, valen la pena las ensaladas de Dean & Dennys, que ofrecen variedades como Caesar, Pasta Sa-

lad y Tuna, con lomitos de atún. O, un poco más hacia Recoleta, la cocina siempre fresca de la chef Jessica Lekerman en Möoi, cuyos wraps, sándwiches y ensaladas son una gran opción para cortar el día, plenos de ingredient­es frescos y muchas veces también orgánicos e integrales.

Y un dato: si querés optimizar el tiempo, hay muchos lugares que también permiten take away, y basta llamar un rato antes y hacer tu pedido para que lo tengas listo

OTRO TIPO DE CORTE

Pero la comida no es lo único que puede brindarte sensación de descanso y relax. También podés usar esa hora de corte para hacer algo que te haga bien, como ir al gimnasio o darte un masaje o hasta hacerte las manos o los pies. Si bien va a implicar que luego sí debas comer tu almuerzo en tu escritorio, mentalment­e va a significar un enorme respiro que te va a inyectar nueva energía para seguir con tus tareas. Vale la pena hacer la prueba.

En Vibraforma, por ejemplo, en apenas 20 minutos podés lograr resultados equivalent­es a dos horas seguidas de ejercicio. Sucede a partir de trabajar sobre una plataforma vibratoria sobre la que se realizan ejercicios de entrenamie­nto funcional, combinació­n con la que se genera una mayor respuesta de los músculos. Todo sucede siempre con profesores a cargo que van armándote rutinas acorde a tus necesidade­s.

Para los interesado­s en mejorar sus técnicas de golf, en tanto, un hotel de lujo en Microcentr­o, el Hotel Panamerica­no, esconde The Green Club, un increíble simulador que te va a hacer sentir que estás en cualquiera de las mejores canchas del mundo. Allí podés elegir contratar un profesor para que te ayude con tu swing y estilo en general o simplement­e ir a tirar pelotas y analizar los datos métricos de tus tiros. Una vez que termines, también podés comer ahí un almuerzo rápido, o pasar por el pro shop para tentarte con algún ítem con el que completar tu bolsa de palos y equipo.

Y para los que no quieren hacer nada más que poner la mente en blanco, puede ser el tiempo perfecto para un masaje de esos que te dejan caminando sobre nubes. En Casa Lindao, por ejemplo, el masaje Body Express insume una hora y media e incluye una exfoliació­n corporal, una máscara con fango y una humectació­n de cuerpo. El Anti Age Facial, en tanto, requiere el mismo tiempo y promete una revitaliza­ción biológica de la piel de rostro y escote, un tratamient­o intensivo de recuperaci­ón celular en cara y cuello y una recuperaci­ón de la luminosida­d del cutis. O si no, en 1:10 hs. es posible hacerse el Spa Asiático, que incluye una exfoliació­n corporal, un masaje con cañas de bambú y aceites templados y una terminació­n con toallas calientes. O tomarse una hora para el Spa Hawaii II, un masaje hawaiano realizado con kiwis y esencias de naranja, melisa y jazmín, que aportan vitaminas y principios activos que relajan el cuerpo y dejan la piel suave y espléndida. Todas experienci­as revitaliza­ntes.

Del modo y con el fin que sea, esta escapada debe tener una única misión: retornar a la oficina renovado y listo para encarar con productivi­dad la segunda mitad del día.

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