LA NACION

Crowlers: tomar cervezas artesanale­s... en lata

Este sistema de enlatado en el momento supone una mejor forma de conservaci­ón que los ya establecid­os growlers

- Sebastián A. Ríos

Primero desembarca­ron los

growlers. Esos botellones barrigones de vidrio marrón con una manijita adosada en la parte superior, que permiten que el disfrute de la cerveza artesanal se extienda más allá de la cervecería, de modo tal que el fan de tal o cual IPA, Porter o Honey pueda salir del local con unos 1.7 a 2 litros (según el tamaño del growler) para seguir disfrutánd­ola en su hogar. Con la pasión porteña por la cerveza intacta y con un número cada vez mayor de cervecería­s por metro cuadrado, una nueva opción para extender el disfrute se encuentra desde hace poco en la ciudad: los

crowlers, latas de cerveza que se enlantan en el local a pedido del consumidor y en el momento.

“Es un sistema de enlatado pero en vivo. La persona viene al local, se sirve del barril a través de la canilla, como cuando uno se sirve cerveza tirada, y a través de una enlatadora se sella herméticam­ente. El resultado es una lata de 473 cm3 con la cerveza artesanal que más le gustó y que puede llevar a su casa”, explica Martín Gianella, propietari­o de la cervecería El Galpón de Tacuara, una de las primeras en introducir este sistema en la Argentina.

Surgido en los Estados Unidos a comienzos de 2000, pero masificado en los últimos tres años como resultado del imparable avance de las microcerve­cerías que se vive en ese país (y en el mundo), el crowler ofrece algunas ventajas por sobre su ya establecid­o pariente.

“La diferencia sustancial está en que el growler tiene cierta pérdida de gas, lo que hace uno no pueda conservar la cerveza en perfecto estado en la heladera más allá de un par de días –afirma Martín–. El crowler, por su parte, es hermético y además protege a la cerveza de la luz, que la oxida, lo que permite mantener inalterabl­e sus propiedade­s gustativas y aromáticas durante casi un mes”.

Otra diferencia, no menor, es el tamaño. Contra los aproximada­mente dos de cerveza que contiene un

growler, su hermano de lata alberga tan sólo medio litro, lo que lo hace ideal para un consumo más medido, e incluso alienta (y facilita) el llevar al hogar crowlers de distintas variedades. “En vez de llevarte un growler a tu casa con una sola variedad de cerveza, te llevás 4 latas con distintas variedades. Esta idea vemos que funciona muy bien, por ejemplo, cuando tenemos alguna cerveza rara en el local, como fue hace unos días una cerveza de remolacha, que el cliente habitual sabe que no va a volver a estar disponible por un tiempo, entonces tiene la opción, si le gustó, de enlatarla para llevarsela a su casa”, comenta Diego Ibargaray, uno de los propietari­os de la cervecería Desarmader­o, que hace poco más de un mes comenzó a ofrecer crowlers.

Diego coincide con Martín en que lo hermético del sistema enlatado hace del crowler un envase con una mejor capacidad para preservar las caracterís­ticas gustativas y aromáticas de la cerveza (en comparació­n con el growler).

“Además, antes de llenar la lata se hace un «barrido» con CO2 en su interior para desplazar al oxígeno, y eso sumado al sellado hermético evita que la presencia de oxígeno oxide la cerveza”, explica. Aun así, Diego sugiere que si las latas se llenan con una IPA (sigla de la variedad de cerveza India Pale Ale) conviene no dejarlas más de una semana sin consumir, ya que el intenso aroma a lúpulo caracterís­tico de estas cervezas tiende a desvanecer­se rápidament­e (“en este y en cualquier otro envase, sea botella o incluso los barrilles de IPA, conviene no tenerlos mucho tiempo almacenado­s”).

Vale destacar que las latas “barridas” con CO2 antes de ser llenadas aseguran un grado óptimo de higiene, a diferencia del growler en donde el factor limpieza depende integramen­te del consumidor.

Take away

Con un valor que oscila entre los 70 y los 100 pesos la lata –el primer valor correspond­e a El Galpón de Tacuara, el segundo a Desarmader­o–, los crowlers suman un factor más de atracción en torno al aparenteme­nte imparable avance de la cerveza artesanal. En El Galpón de Tacuara, por ejemplo, existe un diseño distinto para cada una de las variedades a enlatar: “Cada una de las seis variedades tiene un diseño de autor, que juega con la imagen del Tacuara que es un gaucho moderno, e incluso tenemos un diseño adicional con el que enlatamos las variedades que no son fijas y que van rotando en nuestras canillas”, cuenta Martín Gianella.

Los crowlers se han convertido desde su llegada al país en un atractivo más, a tal punto que muchos acuden a las cervecería­s ya no a tomarse una pinta, sino a llevarse una enlatada. “Eso nos llevó a que, además de los dos locales que tenemos en Palermo y San Fernando, abriéramos una estación de recarga, sólo para enlatar la cerveza y llevarla”, concluye Martín.

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ViCtORia geSUalDi /aFV Enlatado de cerveza en vivo en El Galpón de Tacuara

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