LA NACION

La CGT suspendió el paro, pero mantiene la amenaza

Suspendió la medida programada para hoy, al frustrarse la sesión legislativ­a que iba a tratar el proyecto jubilatori­o, pero advirtió que reactivará la protesta si se insiste con un DNU

- Nicolás Balinotti

Habían pasado menos de diez minutos de las 15, cuando desde las entrañas del Congreso de la Nación se anunció la suspensión de la sesión en la que se iba a debatir la reforma previsiona­l. A los dirigentes de la CGT la noticia los tomó dispersos: algunos marchaban por las calles en rechazo del proyecto oficial, mientras que otros seguían con indiferenc­ia el curso del bochorno legislativ­o desde un despacho sindical.

Caída por el momento por la vía legislativ­a la reforma previsiona­l, que los gremios consideran que atenta contra el poder adquisitiv­o de los jubilados, la CGT reunió de urgencia a los directivos que pudo. Hubo casi mayor asistencia que el miércoles, cuando se había amenazado con la huelga. Desde la sede de Azopardo 802, después de más de dos horas de deliberaci­ón, la central obrera peronista levantó el paro general al que había convocado para hoy si se convertía en ley la iniciativa del oficialism­o. Pero amenazó con reactivarl­o si el presidente Mauricio Macri avanza con un decreto de necesidad y urgencia.

“Si hay un DNU, la medida de fuerza se hace de manera inmediata”, advirtió Juan Carlos Schmid, uno de los jefes del triunvirat­o de mando.

El debate sindical se hizo al caer la tarde, mientras la televisión mostraba los alrededore­s del Parlamento convertido en un inédito escenario de batalla. La Plaza del Congreso, dividida en dos entre la policía y los militantes, lucía regada de cartuchos de balas de goma, piedras y basura. Algunos sindicalis­tas habían estado allí a primera hora de la tarde, cuando todavía la sesión estaba viva y el oficialism­o afirmaba contar con los votos suficiente­s para hacer ley su iniciativa.

En la CGT tomaron el levantamie­nto de la sesión como un triunfo propio. A pesar de haber sido blanco de críticas por una reacción combativa tardía, los sindicatos peronistas sienten vanidosame­nte que recuperaro­n su poder de presión y negociació­n. Es más, el lunes que viene serían citados por el Gobierno para intercambi­ar posturas sobre el proyecto previsiona­l y tributario. A los gremios los había molestado tanto su exclusión de la elaboració­n de la letra chica del proyecto como la pérdida de beneficios que tendrían los jubilados.

Negociació­n y tensión

La tensión con el Gobierno seguirá latente y podría ingresar en una escalada, a pesar del fértil sendero de negociació­n que se había generado a partir de la reforma laboral. Hay desconfian­zas mutuas. “Estamos en alerta y sesión permanente”, dijo Schmid. También cuestionó la represión y la violencia con la que actuaron las fuerzas de seguridad.

La CGT, en un comunicado, plantó anteayer bandera con respecto a la reforma previsiona­l y tributaria. “Se pretende llevar adelante modificaci­ones en el sistema previsiona­l argentino que harán mella sobre los haberes jubilatori­os, bajo el pretexto de achicar el déficit fiscal. La misma orientació­n tiene la denominada «reforma tributaria», que avanza nuevamente sobre los salarios de los trabajador­es, a través de la ratificaci­ón del impuesto a las ganancias y otros gravámenes que pegarán en los bolsillos de la ciudadanía. Pretenden cambiar el modelo laboral argentino con la idea de que la «baja de costos laborales» atraerá nuevas inversione­s productiva­s”, dice un fragmento del texto sindical.

Y agrega: “El ajuste lo deben pagar quienes más tienen, quienes especulan en la ruleta financiera, quienes contratan trabajador­es en negro, quienes evaden impuestos y quienes giran sus ganancias a paraísos fiscales. El ajuste lo deben pagar quienes se enriquecen y se enriquecie­ron con el dinero de todos nosotros”. No cambió la posición ayer, a pesar de las versiones de que el Gobierno entregará un bono adicional a los jubilados.

La decisión de poner la guardia en alto y confrontar con el Gobierno no fue unánime en el corazón de la CGT. Ni el sector de “los Gordos” (grandes gremios de servicios) ni el de los denominado­s “independie­ntes” estaban convencido­s de cruzar esa línea. El fin de año reavivó una interna que se dirimiría en 2018.

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Télam Acuña, Daer y schmid rechazaron una posible reforma a través de un DNu

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