LA NACION

Tres horas de violencia frente al Congreso, con piedrazos, gases y balas de goma

Las fuerzas de seguridad impidieron que los manifestan­tes se acercaran al recinto; hubo heridos, destrozos y 22 detenidos

- Javier Fuego Simondet

A las 15.10, en la avenida Rivadavia y a unos 200 metros del Congreso, en medio del caos, estalló un aplauso. Se había suspendido el debate de la reforma previsiona­l en la Cámara de Diputados y la columna de gremios, agrupacion­es de izquierda y movimiento­s sociales y políticos sentía que había logrado su cometido: que el proyecto no se votara.

Ese instante de festejo fue uno de los pocos momentos sin tensión en una tarde violenta, en la que durante más de tres horas las fuerzas de seguridad que aislaron el Congreso impidieron que los manifestan­tes se acercaran. Para disuadirlo­s utilizaron gas pimienta y balas de goma, disparadas desde férreos vallados. Las columnas de los grupos que protestaro­n ayer atacaron con piedrazos y botellazos a los efectivos, y dejaron autos y contenedor­es de basura quemados. Hubo 22 detenidos, según fuentes policiales.

La tónica repetida que se vivió, al menos, desde minutos antes de las 14 y hasta pasadas las 17, fue de un constante intento de avance de los manifestan­tes, que buscaban llegar al Congreso, en algunos pasajes con el acompañami­ento de di puta dosk ir ch nerist as, como AndrésLarr oque, Agustín Rossi, Carlos Castagn et oyLeopoldo­M orea u. Nunca lograron ubicarse a menos de cien metros. Cada vez que lo intentaban, eran dispersado­s con gas pimienta y balas de goma. En respuesta, con piedrazos y botellazos atacaban a los efectivos. La Gendarmerí­a, la Prefectura, la Policía de Seguridad Aeroportua­ria, la Policía Federal y la de la Ciudad fueron las fuerzas desplegada­s.

Por la avenida Entre Ríos avanzaban hacia el Congreso gremios como los de salud, docentes y no docentes universita­rios, guincheros, portuarios, ferroviari­os y municipale­s. Pudieron llegar hasta Alsina, donde un vallado les impedía avanzar. Con gas pimienta y la acción de un camión hidrante, los alejaron la Prefectura y la Policía Federal. Completó la escena un escuadrón motorizado que disparó balas de goma. La zona quedó inundada de piedras arrojadas por manifestan­tes y con contenedor­es ardiendo.

Otra vía de llegada de las columnas eran las avenidas de Mayo y Rivadavia. Por esas arterias avanzaban el FIT, Barrios de Pie, el gremio de ladrillero­s, la CTEP y el Movimiento Evita; más tarde se sumó la columna de la Corriente Federal de la CGT. Eran las 14.30 pasadas y entre los manifestan­tes se comentaba que en Diputados había quorum. Intentaron acercarse al Congreso, pero debieron retroceder por el gas pimienta.

Algunos destrozaro­n tapas de bocas de tormenta de cemento para tener piedras. Incluso se utilizaron cortafierr­os y martillos para romper baldosas y lanzar los pedazos contra los uniformado­s.

En Callao y Mitre, donde otra valla cortaba la circulació­n hacia el Congreso, se concentrar­on columnas de izquierda. También estaban allí la Agrupación Naranja Ferroviari­a, militantes del Partido Solidario (de Carlos Heller) y el Polo Obrero, entre otros.

Los alrededore­s del Congreso mostraban comercios cerrados y un clima crispado. La escuela La Piedad, en la calle Paraná, a tres cuadras del Palacio Legislativ­o, suspendió las clases por la marcha. Sobre la calle Solís quedaron dos autos quemados, de los 15 que reportó la policía, que también informó que hubo nueve efectivos heridos de la Federal. En las organizaci­ones que protestaro­n se habló de “decenas de heridos”. Varios diputados opositores denunciaro­n agresiones de los efectivos. Grupos especiales como el GOMF, de la Policía Federal, y el GAM, de la Policía de la Ciudad, despejaron las calles aledañas cuando la protesta había mermado. El rugido de sus motos tomó por sorpresa a varios grupos. Aparecían y se movilizaba­n disparando balas de goma a manifestan­tes que corrían luego de haber tirado piedras contra efectivos.

Después de más de tres horas de tensión, los incidentes continuaba­n, aunque con grupos minoritari­os que permanecía­n en la zona del Congreso.

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Santiago filipuzzi Los manifestan­tes actuaron encapuchad­os y con palos, y fueron repelidos con gases y balas de goma

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