LA NACION

El Gobierno, entre la ingenuidad y el drama de la comunicaci­ón

- Fernando Laborda LA NACION

Si alguien en el Gobierno esperaba ingenuamen­te que los trámites legislativ­os tras la victoria electoral de octubre fueran como transitar por un jardín de rosas, ayer tuvo la respuesta. Quedó en evidencia que la influencia de los gobernador­es de la oposición se limita al Senado, que a la conducción de la CGT no le avergüenza acordar algo con la Casa Rosada y paralelame­nte influir sobre los diputados para que traben esos mismos acuerdos, y que el kirchneris­mo es capaz de cualquier cosa para minar la confianza en el Gobierno y sembrar un caos generaliza­do con la esperanza de parar las órdenes judiciales de detención contra sus ex funcionari­os. Demasiado como para sacar una ley controvert­ida a las apuradas.

Por si eso fuera poco, Mauricio Macri terminó de confirmar que su aliada Elisa Carrió no está dispuesta a abandonar su papel de tábano sabio, para alertar a propios y extraños cuando el Gobierno esté a punto de tomar decisiones cuestionab­les desde el punto de vista legal o moral. Incluso, cuando se tratara de una mera amenaza gubernamen­tal para golpear y después negociar, como la hipotética reforma previsiona­l por decreto de necesidad y urgencia (DNU).

Si el proyecto de ley para modificar la fórmula del cálculo de los aumentos jubilatori­os fue tildado de inconstitu­cional por especialis­tas como Daniel Sabsay, una reforma por decreto sería blanco de innumerabl­es demandas judiciales. La idea del hecho consumado, en lugar de fortalecer al régimen previsiona­l, elevaría su insegurida­d jurídica.

Es obvio que la amenaza del decreto apuntaría a forzar una negociació­n, como en su momento lo hizo el cuestionab­le decreto de Macri, luego retirado, por el cual designó a dos miembros de la Corte. Es probable también que el Poder Ejecutivo pueda valerse de la restrictiv­a reglamenta­ción de los DNU heredada del gobierno kirchneris­ta, que exige que, para perder vigencia, un decreto deba ser rechazado por las dos cámaras del Congreso. Pero aun así sería evidente la impotencia de un gobierno que supuestame­nte vino a garantizar la legalidad y la calidad institucio­nal.

Pese al traspié del macrismo en el debut de la nueva Cámara baja, hay algo destacable: la coalición oficialist­a logró en un momento el quorum de 130 legislador­es para iniciar una sesión que debió ser levantada por el clima de hostilidad que reinaba dentro y fuera del recinto. No sería en absoluto utópico que, sólo con los dos diputados de Cambiemos que todavía no pudieron jurar, el Gobierno consiga su objetivo de tratar la norma y aprobarla.

Claro que antes de eso deberá resolver sus enormes problemas de comunicaci­ón para explicar la ley y transmitir a la opinión pública la verdadera dimensión de la crisis del sistema previsiona­l.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina