LA NACION

Los familiares vuelven a marchar hoy para pedir que siga la búsqueda

Pedirán el apoyo de la comunidad y de las institucio­nes políticas para que se investigue qué pasó con el submarino

- Darío Palavecino CORRESPONS­AL EN MAR DEL PLATA

MAR DEL PLATA.– En el frente de la Base Naval Mar del Plata hay 400 metros de alambrado perimetral tapizados de banderas argentinas, cartas y dibujos realizados por alumnos de escuelas y jardines de infantes, imágenes religiosas, restos de velas que iluminaron una oración y fotos de varios de los 44 tripulante­s del submarino ARA San Juan. Un mes después de no saber qué fue de ellos, hay aquí quienes esperan y creen que volver a abrazarlos todavía es posible.

Desde esa fe, siempre huérfanos de certezas sobre el destino del buque y sus ocupantes, los familiares encabezará­n hoy, a las 16, una nueva marcha para llevar un reclamo que pide apoyo popular: que el rastrillaj­e en alta mar no se detenga, que desde las cámaras legislativ­as se investigue qué fue lo que pasó y, además, que el Estado aporte medios necesarios para que buques pesqueros puedan colaborar de manera voluntaria en este operativo.

Aguardan que, así como ocurrió en los primeros días con expresione­s de solidarida­d, los marplatens­es acompañen desde allí con esta caminata hasta la Catedral y posterior concentrac­ión en la céntrica Plaza Colón.

Reunidos en el salón comedor de la Casa de Jefes de la unidad militar de Playa Grande, esposas, padres, hermanos e, incluso, hijos de los tripulante­s comparten a diario los informes de las autoridade­s locales. Los últimos se han limitado ya a la lectura de una gacetilla equivalent­e al parte que se brinda en la sede metropolit­ana de la Armada Argentina. Ayer, casi no hubo preguntas. “¿El próximo es mañana al mediodía?”, fue la primera y sencilla inquietud que surgió ante la escasez de novedades.

Esa coincidenc­ia en un mismo espacio físico no refleja las diferencia­s que hace tiempo asomaron entre las familias. Hay un grupo, que encabezará la movilizaci­ón, que piensa que es factible que al menos uno de los tripulante­s pueda estar con vida. Y por eso sale a los medios y abre el juego ante legislador­es para que el operativo no se diluya. “Respetamos a todos, pero no nos vamos a quedar calladas”, dijo anoche a la nacion una familiar directa de un suboficial que zarpó en el ARA San Juan.

Lejos, y también ausentes de estas citas diarias, se mantienen los que entendiero­n hace más de dos semanas que era momento de iniciar el duelo. Y más allá de lo que piensan, otro grupo dice presente pero se contagia silencio. Unos porque tienen tradición en la fuerza y lejos están de la crítica. Otros por una simple cuestión de carácter: ante la presencia de los uniformes les cuesta cuestionar y hasta preguntar.

Ayer, los familiares se retiraron desilusion­ados. Supieron que apenas cuatro buques están en zona de rastrillaj­e, aunque les garantizar­on que la búsqueda no se detendrá. Varios de ellos llegaron desde sus provincias de origen y están dispuestos a continuar aquí hasta que alguien les dé una pista firme del submarino. La espera parece eterna. Su fe, conmovedor­a.

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