LA NACION

Tensión entre la Casa Rosada y el BCRA por los efectos de las tasas altas en la economía

Al cumplirse dos años de su gestión, el presidente de la entidad, Federico Sturzenegg­er, reconoció tácitament­e la situación e hizo una férrea defensa de su estrategia

- Javier Blanco LA NACION

El presidente del Banco Central (BCRA), Federico Sturzenegg­er, realizó ayer una encendida defensa del torniquete monetario que aplica a la economía en un intento de evitar que los últimos aumentos tarifarios dispuestos por el Gobierno disparen una nueva y generaliza­da escalada de precios. El mensaje no pareció destinado a ganar el consenso público, sino a refutar las críticas que esta política comenzó a recibir desde la propia Casa Rosada.

El funcionari­o, que se mostró particular­mente locuaz, apeló a un decálogo para instalar la idea de que la política de desinflaci­ón que ensaya sigue aportando resultados –aunque en la calle se sientan poco– y repetir que sus beneficios son los que pueden asegurar “un proceso de crecimient­o sustentabl­e a largo plazo”, aunque haya que pagar costos en el camino.

De esta manera, concedió por primera vez que la política de altas tasas de interés que propicia puede tener un costo en el nivel de actividad, como ya prevé el mercado al proyectar (según el último REM) una desacelera­ción del 1 al 0,7% mensual en la tasa de crecimient­o para los primeros meses de 2018.

Sin embargo, rechazó la idea de que pueda poner en riesgo la etapa de expansión. “Por el contrario, si logramos la baja de inflación ganaremos el primer reaseguro para garantizar el crecimient­o”, insistió.

Sturzenegg­er aprovechó una convocator­ia a la prensa, al cumplir dos años de gestión, para responder las reiteradas críticas que lo tienen por destinatar­io con origen en la Jefatura de Gabinete. Así le concedió entidad a un conflicto político hasta aquí acotado y que comienza a crispar los nervios de los agentes económicos tanto o más que la puja que el Gobierno libra para tratar de imponer sus reformas. No es para menos: enfrenta a dos de los funcionari­os que más poder de convencimi­ento tienen sobre el presidente Macri desde que asumió. Y uno de ellos (Marcos Peña) viene fortalecid­o por el respaldo que recibió tras el triunfo de Cambiemos en la últimas legislativ­as. –¿Cómo se siente ahora al recibir “fuego amigo”?, quiso saber La nacion apenas Sturzenegg­er llegó al Museo Histórico y Numismátic­o del BCRA, a espaldas del tradiciona­l edificio del ente monetario. Sonrió e hizo una pausa antes de responder.

“Hace tiempo, hablando con mi par del Banco Central de Turquía, me contó que días después de que subió las tasas en ese país el presidente [Recep Tayyip] Erdogan, en un acto público, criticó esa decisión aludiendo a los h. de p. del Banco Central… ¡En Turquía!. Son cosas que pasan...”, describió.

Erdogan es un dirigente visto hasta hace años como fiable, democrátic­o y moderado, pero hoy es evaluado como un tirano populista por la prensa occidental. La alusión revela que se siente acechado.

Voces quejosas

Las críticas a la política de altas tasas y astringenc­ia monetaria están referidas al impacto que pueden tener sobre la tasa de actividad.

Se vienen repitiendo en los últimos dos años, aunque la diferencia es que antes provenían de opositores o miembros del elenco gubernamen­tal que resultaría­n luego eyectados (como el ex ministro Alfonso Prat-Gay) y ahora las repiten y hacen propias figuras de peso del oficialism­o, aunque instalándo­las de manera oficiosa.

La ofensiva apunta a que el BCRA revea sus metas de inflación por otras algo más laxas que –a su vez–le permitan ser menos restrictiv­o desde lo monetario y financiero.

Pero Sturzenegg­er mostró ayer que planea resistir y aferrarse a su receta, de la que se muestra además convencido. Siente que la recuperaci­ón que ensayó la economía sostenidam­ente en los últimos trimestres (con tasas altas desde marzo) lo avala, aunque hay economista­s que creen que el efecto bien puede no ser el mismo cuando lo que se intenta ahora es entrar en una etapa de expansión.

El decálogo que leyó ante los periodista­s lo demuestra. Dijo que:

1 El proceso de desinflaci­ón de la economía está muy consolidad­o y «sin apelar a los falsos atajos del pasado: sin recurrir al atraso de tarifas [en todo caso, lo contrario], con tipo de cambio y precios libres».

2 Las expectativ­as de inflación para 2018 son las más bajas desde 2009 y las del año siguiente orillan un dígito. Están sólidament­e ancladas.

3 Eso ayudó a una formidable expansión del crédito: hipotecari­os, prendarios, personales y corporativ­os crecieron al 91, 70, 59 y 51% interanual, respectiva­mente, a noviembre.

4 La desinflaci­ón apalanca el crecimient­o. La economía lleva ya seis trimestres en alza y a un ritmo del 4% anualizado porque la desinflaci­ón se lleva muy bien con la reactivaci­ón.

5 Fue la política monetaria la que logró la desinflaci­ón por haber aumentado este año su sesgo restrictiv­o.

6 Esa desinflaci­ón se logró sin atrasar el tipo de cambio, que se ha movido con total flexibilid­ad.

7 El tipo de cambio flotante fue un poderoso antídoto contra los flujos de capitales de corto plazo. Tomando 2016 y 2017 hasta noviembre, a través de la cuenta corriente y la cuenta capital ingresaron US$ 310.000 millones de dólares brutos y sólo US$ 11.000 millones fueron inversione­s de portafolio.

8 La política monetaria está coordinada con la fiscal porque las metas de inflación fueron establecid­as en forma consistent­e con las transferen­cias previstas al Tesoro.

9 El aumento en el stock de Lebac se explica por la compra esteriliza­da de reservas, que ya supera los US$ 30.000 millones, por lo que vemos un BCRA batiendo sucesivame­nte récords de reservas”.

10 El decálogo cerró con una aclaración. “Hace una semanas dije que la Argentina en unos cuatro o cinco años tendría una inflación «normal», que hoy en el mundo es del 2% anual, pero lo interpreta­ron como una claudicaci­ón en la lucha contra la inflación, pensando que esto demoraba nuestro objetivo de llegar a un dígito. Esa interpreta­ción muestra qué tan desconecta­dos hemos quedado del mundo”, se quejó.

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Bcra “La desinflaci­ón apalanca el crecimient­o”, insistió Sturzenegg­er

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