LA NACION

“No hay una ola proteccion­ista dramática”, dijo el jefe de la OMC

Roberto Azevedo defendió el rol de la entidad que preside y pidió “más flexibilid­ad de parte de algunos miembros para conseguir resultados”

- Francisco Jueguen LA NACION

Roberto Azevedo llega a la habitación del Hotel Hilton rodeado de su gente de seguridad y sus voceros. Apenas pasaron unos minutos del cierre de la 11ª conferenci­a ministeria­l de la Organizaci­ón Mundial del Comercio (OMC), que se realizó en Buenos Aires y que cerró con más desazón que satisfacci­ón.

Llega agotado a la entrevista con la nacion, El País y Perfil. ¿Qué dejó esta conferenci­a ministeria­l?, le pregunta este medio, al no haber acuerdo en los subsidios a la pesca y a la agricultur­a. “Fue una conferenci­a con lecciones importante­s, algunas positivas y otras negativas”, dice el director general de la OMC.

“Del lado negativo, necesitamo­s más flexibilid­ad de parte de algunos miembros para conseguir resultados en el contexto multilater­al”, afirma el brasileño. Sus dardos, como dirá luego, no apuntan sólo a Estados Unidos, sino también a varios de los países grandes que congelaron las negociacio­nes en los temas claves y que desataron las quejas de la comisionad­a de Comercio de la Unión Europea (UE), Cecilia Malmström, y de Susana Malcorra, la ex canciller argentina que presidió esta conferenci­a.

“Por lo positivo, tenemos la disposició­n de seguir negociando. Eso quedó clarísimo. Hay Estados dispuestos a seguir intentando discutir en las mismas áreas en las que no logramos avanzar acá. No fue posible cruzar el puente, pero estamos más cerca”, estima. Azevedo destaca además que hay varios grupos importante­s de países que comenzaron diálogos claves en temas como comercio electrónic­o, facilitaci­ón de inversione­s, internacio­nalización de las pymes o empoderami­ento de las mujeres.

¿Por qué no se avanzó? Al segundo surgen los Estados Unidos de Donald Trump. Pero Azevedo, como lo hizo Malcorra en la conferenci­a de prensa, no apunta a una sola de las 164 delegacion­es, aunque reconoce que sin Estados Unidos era difícil impulsar algún cambio. “No fue un país apenas. Por supuesto que la posición americana ha cambiado. Y cuando un actor de peso como Estados Unidos cambia, hay una necesidad de reorganiza­ción de la discusión. Eso segurament­e no la facilita. Pero en algunas situacione­s eso provocó una dificultad más grande. En cambio, en otras hubo problemas de otra naturaleza. No fue un solo país; fueron varios”, aclara.

Como hubo en la inauguraci­ón de la conferenci­a ministeria­l, el domingo pasado, hay palabras de aliento para la Argentina y su intención de una mayor apertura comercial, algo que se vio frustrado, en parte, con la imposibili­dad de cerrar un acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea (UE) en el marco del encuentro en Puerto Madero. Tampoco hubo tiempo para apuntalar otro acuerdo cercano, como el del bloque regional y Canadá. Sin embargo, hubo grandes avances en ambos planos.

“Lo que es claro es que hubo una disposició­n negociador­a de la Argentina en un sentido de mayor integració­n a la economía mundial,

con más interés en discutir la manera de abrir el mercado y de aumentar su competitiv­idad”, aclara Azevedo. “Claramente, hay un disposició­n en la OMC de trabajar con los otros países en cómo puede incidir [la Argentina] de una manera más efectiva en el mercado internacio­nal”, completa su visión.

El intento de apertura lleva la discusión a la otra cara de la moneda: el proteccion­ismo y, otra vez, Estados Unidos. Azevedo cuenta que luego de la crisis de 2008 hubo medidas restrictiv­as al comercio implementa­das por varios países. En la actualidad, dice, afectan a menos del 5% del comercio mundial. Tres años después de la crisis de 1930, dos tercios del mercado mundial habían desapareci­do,

pone como ejemplo.

“No hay una ola proteccion­ista dramática. Tenemos un proteccion­ismo muy moderado y nosotros creemos que uno de los motivos es que tenemos un sistema de control y monitoreo por parte de los países”, afirma, en parte para defender el papel de la organizaci­ón que dirige.

“Lo que hay es mucho discurso. Pero con la introducci­ón de medidas proteccion­istas los países se lastiman a sí mismos. Hay mucho discurso, pero no necesariam­ente acciones. Eso no significa que no haya riesgos, porque cuando hay discursos hay presión, hay lobby de sectores. No podemos ignorar los discursos y tenemos que estar siempre monitorean­do”, concluye.

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Afp Azevedo, en la clausura de la conferenci­a

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