LA NACION

EL “LOCO” QUE LEVANTÓ UN GIGANTE IMBATIBLE

SU HISTORIA PREVIA A ALIBABA ESTÁ MARCADA POR FRACASOS; EN BUENA PARTE POR ESO, EL EJEMPLO DEL MULTIMILLO­NARIO CHINO ES UNA GUÍA EN EL CIELO DE LOS EMPRENDEDO­RES

- Jack Ma por Sebastián Siseles

Pocas historias de emprendedo­res de nuestro tiempo son tan fascinante­s y dignas de imitar como la de Jack Ma, el fundador y CEO del gigante del comercio electrónic­o Alibaba. En el mundo del emprendedo­rismo, él es equiparabl­e a Bill Gates, Mark Zuckerberg o el fundador de Tesla Motors y Paypal, Elon Musk, un verdadero referente global.

Profesor de inglés de Hangzhou, China, Ma fundó Alibaba en 1999 en su departamen­to en Hangzhou, tras haber sido rechazado –lean bien– en más de 30 trabajos diferentes. Visto así, es realmente una paradoja que este hombre cuyo patrimonio personal está estimado en 25.000 millones de dólares hoy emplee a más de 50.000 personas en el mundo.

Con Alibaba.com, que se convertirí­a en pocos años en un gigante global, se propuso la misión de crear una empresa que perdurara 102 años. ¿Por qué 102? Con esa declaració­n, estaba dejando claro que no estaba fundando una start-up para venderla, hacerse de unos millones y retirarse, como ocurrió con muchos emprendimi­entos de la primera oleada de Internet. No, con Alibaba él pretendía subsistir en el tiempo. Un hito que pocas organizaci­ones pueden lograr, menos en este sector basado en modelos de negocios y sistemas creados para alcanzar sustentabi­lidad a largo plazo. Era una rara avis, un emprendedo­r que llegaba para quedarse.

Con fracasos además en el universo educativo –la etapa previa a Alibaba podría también llevar el rótulo de “loco”, término que su padre utilizó para referirse a sus arriesgada­s ideas–, el propio Ma contó que reprobó el examen de ingreso a la universida­d dos veces cuando se graduó y que aplicó a Harvard 10 veces sin éxito, aunque más tarde se propuso en la misma casa de estudios como profesor. Además, cuando fundó Alibaba, los fondos de inversión de Silicon Valley rechazaron su pedido de financiami­ento inicial, pero el mismo año consiguió para su compañía cinco millones de dólares –y rápidament­e se financiarí­a con 82 millones en 2004, saldría a la bolsa en 2007 en Hong Kong y en 2014 en Nueva York, con rendimient­os positivos.

Ma siempre se apegó a su mantra: paciencia y perseveran­cia. “Sin paciencia no podrás alcanzar ni una fracción de tu verdadero potencial, ese que un día hasta podría cambiar el mundo –añadió–. Nunca te des por vencido. Hoy es difícil, mañana va a ser peor, pero el día después de mañana saldrá el sol”.

Que todo emprendedo­r con agilidad y visión, pero principalm­ente con paciencia y perseveran­cia, podrá así construir un imperio desde el cuarto de un departamen­to en un lugar remoto del mundo, sin que le importen los fracasos pasados. Ese es el ejemplo que, como pocos, inspira Jack Ma.

DEL EDITOR: POR qué es importante. En mayo, el dueño de Alibaba, de 52 años, visitó Buenos Aires y dio una charla a emprendedo­res locales convocándo­los a enfrentar los desafíos en el país.

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foto de moang dinh nam/afp

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