LA NACION

MUJERES QUE PUEDEN CAMBIAR LA HISTORIA

VIVIÓ EN LA CALLE Y CONOCIÓ LA VIOLENCIA, PERO EL DEPORTE LA ALEJÓ DE LA MARGINALID­AD; EL FUTBOLISTA LA RESCATA EN ESTA NOTA COMO UNA LUCHADORA POR LA INSERCIÓN SOCIAL

- Evelina Cabrera por juan pablo sorín

Evelina no se detiene con nada.

Conoce tan de cerca el precipicio de la muerte, el dolor de la soledad, el ruido del hambre que nadie la puede engañar. Ni intentar agredirla nuevamente, como su novio de la adolescenc­ia.

La historia de Evelina tiene olor a calle desde los 13 años. La calle le enseñó códigos de gente que compartió con ella lo único que tenía y que ella guarda como sagrados. Desde una cuadra para que cuidara autos y se ganara unos mangos hasta un pedazo de pan con mate. Cuidó a las prostituta­s de su barrio y durmió en la plaza. Supo del sabor de todas las drogas con las que no se enganchó, así como sabe que no puede traicionar a ninguna de esas jugadoras del fútbol femenino a las que representa y protege con ese mismo espíritu generoso. Juntas, buscan quebrar ese tabú absurdo de que “el fútbol es para hombres”.

Ella, así como Mónica Santino de la villa 31 y tantas otras luchadoras repartidas por el país, son la luz para un montón de mujeres que aman jugar a la pelota. Que sueñan con ser jugadoras. Que se divierten y que se mejoran como personas al dar y tener que pensar en el otro, en el colectivo, en un equipo.

Evelina no quiere ser ejemplo de nada. Dice que “querer es poder”. Como cuando desafió a todos y estudió una carrera. O cuando arrancó a ser jugadora amateur y las chicas no tenían ni las condicione­s mínimas ni siquiera sus propias camisetas.

Nada la detiene a Evelina. Ni el tumor que la alejó de la adrenalina única de ser jugadora. Se anticipó con su instinto de defensora y se hizo entrenador­a. Y luego, ante la injusticia de ver a una compañera sin poder enterrar dignamente a su padre y la falta de proteccció­n de los clubes, consiguió ser presidenta de una asociación que no existía. Su fuerza junto a la de otras chicas derribó el protocolo. La Asocación Femenina de Fútbol Argentino (Affar) hoy cuida de las áreas deportiva, social y educativa de chicas y mujeres por todo el país y no para de crecer y ayudar.

Esas chicas encuentran en las canchas un lugar de pertenenci­a, ese que Evelina no tuvo a su edad, donde se las contiene y se las motiva a través del fútbol.

Gracias a personas que la pelean, creen y son solidarias como ella, el fútbol es cada vez más plural, abierto y aleja el fantasma del preconcept­o machista.

De esta manera colabora enormement­e en la inserción social a través del deporte sin barreras. Sin detenerse.

DEL EDITOR: Por qué es importante. Antes de cumplir 30 años, fundó la Asociación Femenina de Fútbol Argentino, desde donde ayuda a cientos de chicas a superarse y encontrar un lugar de pertenenci­a.

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FOTO DE MARIANA ROVEDA

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