LA NACION

Las lecciones del profesor

- Sebastián Fest.

Disculpars­e tras un papelón público siempre tiene valor, incluso si la vía es un comunicado de prosa caduca. Jorge Sampaoli, aseguró la aFa, ofreció “sus más sentidas diculpas a la sociedad por el hecho ocurrido”. ¿Podría haberle puesto un poco más de ganas el profesor Sampaoli, amante de las conferenci­as de prensa con frases largas y la terminolog­ía enrevesada? Sí, seguro. Pero a veces se hace lo que se puede, no lo que se debe. Ponerle el cuerpo en público al escándalo era, quizás, pedirle demasiado. Sobre todo si se trata de un escándalo que no termina, tal como refleja la crónica de Fernando Vergara en casilda (ver página 2). las cosas aquella noche fueron mucho más violentas que lo que refleja el video viralizado en el día de navidad.

Que Sampaoli estuviera ayer en chile para dar una charla en un templo rockero santiaguin­o habilita a hablar de las lecciones que dejó el profesor, que es como muchos llaman al técnico de la selección. Y las lecciones son muchas, claro: el affaire Sampaoli deja un pequeño tratado de argentinid­ad.

la primera lección, bastante evidente, remite al país del sálvese quién pueda: cuando el poderoso se ve en dificultad­es, la reacción innmediata es denigrar al débil, hacerle sentir todo el poder. Traducido al sampaolian­o, “cobrás cien pesos por mes, gil”. ahí no hay ética ni bellas palabras, sino puro salvajismo. Sampaoli convirtien­do a casilda en escenario para que Thomas Hobbes despliegue la teoría del “hombre lobo del hombre”. ¿o transmutad­o en oscar Martínez para una casilda al estilo de “El ciudadano ilustre”?

la segunda lección, también bastante clara, es que la aFa es bipolar, puede ser el doctor Jekyll y, en la misma mañana, el señor Hyde. cuando Daniel Ferreiro, alter ego de claudio “chiqui” Tapia en la aFa, dice por radio que se trata de la “vida privada” de Sampaoli y que el video es “poco claro”, devuelve a la vida a la vieja, viejísima aFa, esa que nos dicen que ya enterraron. Minutos después salía, en la web de la aFa, el comunicado del técnico disculpánd­ose.

Una tercera lección pasa por la incapacida­d para analizar heotra chos sin las anteojeras de la política. Para algunos, a Sampaoli había que crucificar­lo porque es un kirchneris­ta de manual. Para otros, quien osara criticarlo en realidad le estaba tirando por elevación a cristina Kirchner. ni una cosa, ni la otra: hechos. con ellos alcanza y sobra.

la cuarta e interesant­e lección es que quién quiera ser bielsista debe demostrar credencial­es más allá del fútbol. no alcanza con la presión permanente y la vocación ofensiva. alejandro Fantino lo expresó ayer con crudeza al hablar de “la famosa doble moral que te dice una cosa y termina haciendo otra”. Y algo de eso hay: nadie se imagina a Bielsa humillando así a un trabajador. ¿Es Sampaoli un “falso Bielsa”, como dice Fantino? Mejor plantearlo de otra forma: Sampaoli no es Bielsa, porque Bielsa hay uno solo. Suficiente.

lección, la quinta, es para el propio Sampaoli. En estos meses en que vio crecer exponencia­lmente su influencia en un país que por años le fue ajeno, el técnico de la selección debe haber entendido ya que es bueno cuidarse de la corte de aduladores y de los amigos del (ojalá) campeón. obsequios de todo tipo, desde ropa de marca gratis a vuelos, pasando por invitacion­es a lugares exclusivos. Es legítimo tentarse y creer que se es muy importante. Es aconsejabl­e, también, entender que todo eso es pasajero y que la peor de las reacciones sería abusar. los pies sobre la tierra para un hombre que sólo debería concentrar­se en un aspecto: rodear lo mejor posible a lionel Messi para que Moscú sea un hito en la historia del fútbol argentino. Si lo logra, no habrá necesidad de que nadie lo invite a volar: tendrá avión propio.

la sexta lección remite a la muy interesant­e entrevista que cristian Grosso y andrés Eliceche publicaron la semana pasada con Sebastián Beccacece en la

nacion. la mano derecha de Sampaoli intentó explicar por qué él y su jefe pierden con frecuencia los estribos al borde de la cancha. “nosotros ya estamos contaminad­os, hemos mamado todo lo malo (…) Uno intenta encontrar justificac­iones para su accionar. Yo quiero ganar porque acá el que no gana no es escuchado (…) cuando algo no sale, vemos amenazada la continuida­d y terminamos actuando de esa manera irracional. Sé que parecemos leones enjaulados. Yo me comprometo de cuerpo y alma e intento dar todo, no sé si ayuda o no ayuda, pero soy así. creo en la evolución, y ojalá dentro de 20 años encuentre la tranquilid­ad que tiene José Pekerman”.

ni Sampaoli ni Beccacece disponen de 20 años para encontrar la tranquilid­ad. la selección los necesita ahora, entregados de cuerpo y alma y despegados definitiva­mente de todo aquello que no sea fútbol. lo dijo el propio Sampaoli: “Una persona no es lo que gana”. claro que no, acierta de lleno: gane cien pesos o millones de dólares.

PD: “El entrenador es una docencia permanente, dentro y fuera de la cancha”. la frase, de ayer, es de Héctor “Bambino” Veira. El asombro no tiene límites. Quedan, sin dudas, lecciones por aprender.

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