Iguacel, el ingeniero en petróleo detrás de las denuncias
Para la mirada de la sociedad, Javier Iguacel funciona por contraste. Este ingeniero en petróleo casi desconocido a los ojos del público masivo es el jefe de la Dirección Nacional de Vialidad (DNV), un organismo que en la gestión kirchnerista estuvo a cargo de Nelson Periotti, pero bajo la órbita de José López, preso desde el año pasado.
A la imagen del ex funcionario ocultando bolsos en la madrugada, Iguacel trata de oponerle mayor transparencia en las licitaciones. Dice que ese cambio de norte le permitió ahorrar al Estado un 40% en los costos de construcción y reparación de rutas, algo que suele comentar con el presidente Mauricio Macri una vez al mes, cuando el equipo de Guillermo Dietrich le presenta la marcha de la gestión. Aunque todos respetan el verticalismo del organigrama público, el propio Macri puede acortar caminos mediante una llamada telefónica o por WhatsApp.
Jura y perjura que no cargó contra Lázaro Báez, sino “contra un sistema corrupto que funcionó en la Argentina y el Presidente quiere cambiar de raíz”. Aporta como pruebas el hecho de que ya lleva presentadas en la Justicia más de 20 demandas, de las cuales una corresponde a un empleado que ingresó a Vialidad en este gobierno. Lo habían contratado para inspeccionar a los inspectores, pero tanto los inspeccionados como los contratistas sostuvieron que pedía coimas. Lo echaron y ahora deberá dar explicaciones.
Iguacel llegó al macrismo a través de la Fundación Pensar. Hizo una donación y lo convocaron para formar parte de los equipos. Su primera tarea fue encontrar un candidato para competir por la intendencia de Capitán Sarmiento, su pueblo, en Buenos Aires. Perdió, pero es posible que vuelva a correr por cargos electorales. “Voy a estar para lo que digan Mauricio y María Eugenia”, dice.